Y de repente, escampa. El empleo se recupera, el dinero se presta,
crece el consumo; cada mes supera al anterior. Cierto, quisiéramos acabar con
el paro en un plis-plas, como pretenden los cenizos, pero ellos tuvieron ocho
años para multiplicarlo. El nuevo año pondrá a cada uno en su sitio.
Ahora sí, ¡feliz 2015!
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