miércoles, 26 de enero de 2022

INNECESARIA AUTORIZACIÓN JUDICIAL A CURADORES



Sumario

1) Docampo versus Colón

2) Innecesaria autorización judicial a curadores
 

1) DOCAMPO VERSUS COLÓN

Tras la violenta conquista de Canarias, la vida de Docampo entrará en un breve impasse en su casa de Añazo (Tenerife), solo enturbiado por los muchos pleitos a los que todo gallego tiene derecho en la vida. Aprovechando la circunstancia, el capítulo 7 del libro II entrará en el complicado entramado familiar: puede asegurarse que su ADN fue repartido con generosidad. Sigue una muestra del capítulo:


Tenía también Sebastián, como todo conquistador, hijos de esos que en Galicia se llaman de palleiro. Simón tenía que ser fruto del vientre de alguna indígena, ya que el nivel mínimo de madre con categoría par ser citada en testamento lo había puesto Sebastián muy bajo: marrana, o sea judeoconversa o, incluso, judaizante. Y la madre de Simón no alcanza ni siquiera ese escalón, probablemente el más ruin, justo un escaño por arriba del asignado a los hijos de esclava. Campo podía concebir el tener hijos con guanchas, guineanas de la Mina, o con cualquier mujer. Pero, Sangre de Cristo, el mozo tendría que darse perfecta cuenta que no iba a poder formar parte de su séquito. Simón no se podía presentar en la boda en compañía de un gran hombre como ÉL, él que era sumo hacedor de la Bobadilla, capitán de la milicia gomera, y, a día de hoy, héroe de guerra de Tenerife. Todo lo más, el pequeño mestizo estaría encantado con subirle el equipaje a la carabela que le llevaría a su querida Gomera.

Curiosamente, Simón tendrá un destino banderizo a la gallega, ¡Dios sea loado!, en las junglas de la isla de San Juan (Puerto Rico) a las órdenes de Cristóbal Álvarez de Sotomayor. Todo lo que había pasado en la Galicia Caníbal se reproducirá en Indias de una forma mágica y misteriosa, hasta el extremo de que algunos enloquecerán y llegarán a la conclusión de que Cristóbal Colón irremediablemente tenía que haber sido gallego. Cristóbal de Sotomayor, hijo del conde de Camiña, desembarcará en Puerto Rico en 1509 con apenas dos sirvientes: había confiado su fortuna al cargo de secretario de Felipe I de España, el Hermoso, y este se le murió tras el famoso vaso de agua helada tras el partido de pelota (un vaso de agua al que los prosaicos historiadores modernos darán otro nombre: la peste). Sotomayor obtuvo de Fernando el Católico, de nuevo regente, la gobernación de Puerto Rico, pero trifulcas coloniales le obligaron a rebajarse y aceptar apenas el cargo de alcalde mayor. La dinastía estaba de capa caída y otra prueba de ello es que el cupo de recluta correspondiente a la familia Campo, claros vasallos Sotomayor, fue cubierto con el pobre Simón que debía ser nativo canario y algo mestizo, ya que su padre dice en el testamento “que ahora está en la isla de San Juan que es en las Indias del mar Océano”, señal de que antes había estado en Canarias.

Lo peor del chusco intento de reconstruir el Condado de Caminha en tierras portorriqueñas fue que los tainos se volvieron positivistas y se aplicaron con tesón a la experimentación científica. El caso es que los conquistadores, gracias a aquellos palos que tronaban, escupían fuego y mataban, habían ganado fama de dioses inmortales o teules. Los hombres del cacique Agueybana decidieron desarrollar un experimento digno del Institut Pasteur: érase que se era que los cristianos para ir descansados, se hacían llevar en cestas pendientes de una pértiga sustentada por dos forzudos tainos. Al cruzar un río en 1511, dejaron caer al agua, a propósito, a un tal Diego Salcedo, pariente de Sotomayor. Inicio del experimento. Luego, le mantuvieron la cabeza bajo el agua hasta que paró de echar globitos. Evaluación experimental. Durante horas, días, examinaron, palparon, comieron y olieron su cadáver, hasta que el hedor se hizo insoportable. Comprobación científica. La experiencia demostró, sin lugar a duda razonable alguna, que los españoles eran tan mortales como los indios. Evidencia. ¡El equívoco venía de que los vagos de los misioneros les habían explicado chapuceramente La Resurrección de los muertos! A partir de ahí, los indios exterminaron a todos los colonos de este condado de Camiña tropical, Cristóbal de Sotomayor y Simón de Ocampo incluidos. No volverá a aparecer en censos y padrones. La propia villa portorriqueña de Tábara, su casa, es esfumará en la noche y la niebla: había sido un recuerdo filial a Teresa de Tábora, la maquiavélica esposa portuguesa de Camiña que le había conseguido a su hijo Cristóbal, allende los mares, este salvavidas del naufragio de la dinastía de su padre, un padre que había osado decir “en Galicia, con mi dinastía basta”.

 

Y mando asimismo a Simón de Ocampo, mi hijo natural que ahora está en la isla de San Juan que es en la Indias del mar océano, otros cien castellanos de oro y que estos se los den asimismo de las deudas que me deben en las dichas Indias 6.

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2) INNECESARIA AUTORIZACIÓN JUDICIAL A CURADORES

Recientemente un habitual de estas páginas comentó que quizás tras la reforma de la discapacidad por ley 8/2021 podrían considerarse derogadas las especificidades gallegas en materia de legalmente representados por motivos de capacidad (antes por el tutor, ahora por el curador). Recordemos que el Código Civil impone la autorización judicial al tutor (hoy curador) en dos casos: para aceptar la herencia sin beneficio de inventario o repudiarla (271.4º); y a posteriori en cualquier caso; es decir una vez realizada la partición (272). Por el contrario la Ley de Galicia, art. 271, nos dice que no hace falta nada de eso; ni para aceptar en cualquier forma ni para partir; ni la aprobación ni la intervención judicial, ni anterior, ni posterior.

En ese momento le expresé aquí mi opinión de que la reforma afectaba sólo al Código Civil y no a los derechos especiales (como el gallego); cualquier otra versión sería absurda, pues implicaría la abolición del Estado de las Autonomías por la puerta de atrás; entre otras cosas la ley del 8/21 se remite a la herencia forzosa de los famosos tres tercios.

Me alegra comprobar que la jurisprudencia de la DGSJFP comparte esa opinión: en su Resolución de 14 de diciembre de 2021, tras recordar que en el Derecho Común es precisa dicha autorización judicial para que el tutor acepte la herencia sin beneficio de inventario, la repudie o, en todo caso, a posteriori de la ya hecha, señala literalmente: 

Doctrina:

ACEPTACIÓN DE HERENCIA:

El articulo 271.1 4º CC (redacción anterior a la actual) impone al tutor que obtenga autorización judicial para aceptar herencias sin beneficio de inventario o para repudiarla. Y ello aunque no haya conflicto de intereses entre el tutor y el representado.

El fundamento de la autorización judicial se encuentra en la protección de los intereses de la persona con discapacidad para realizar en su nombre determinados actos o negocios  que pueden reportarle un especial riesgo o responsabilidad para su persona o su patrimonio, como ocurre en el caso de la aceptación de la herencia pura y simple.

 PARTICIÓN DE HERENCIA.

El artículo 272 CC (redacción anterior a la actual) no exige que el tutor obtenga autorización judicial para hacer la partición o para la división de cosa común. Sin embargo, una vez realizadas requerirán aprobación judicial», lo que se corresponde con el artículo 1060 CC. Y ello aunque no exista conflicto de intereses y se adjudiquen a los herederos iguales participaciones pro indiviso (Resolución de 6 de noviembre de 2002).

CAUSANTE CON VECINDAD CIVIL GALLEGA.

Conclusión distinta procedería en caso de que la causante tuviera vecindad civil gallega, pues según el artículo 271 de la Ley 2/2006, de 14 de junio, de derecho civil de Galicia, «si concurrieran a la sucesión menores o incapacitados legalmente representados no será necesaria la intervención ni la aprobación judicial a efectos de aceptar o partir la herencia».

lunes, 24 de enero de 2022

MÁS SOBRE COMO REGISTRAR LO NO INSCRITO

 EL PAZO QUINTEIRO DA CRUZ


Pazo Quinteiro da Cruz: un lujo a tu alcance

El pazo Quinteiro da Cruz es otro de esos bellísimos lugares que visitan paisanos como Charles de Inglaterra, el emperador del Japón, o nuestros Reyes que no son menos; o, en otro sector, Cela, Nélida Piñón o Karl Lagerfeld, que aquí diseñó la camelia, símbolo de la casa Chanel. Los gallegos preferimos la taberna do meu compadre



Está en la ruta de la camelia, pero al multicolor desfile de joyas botánicas añade otros atractivos, como una colección de arte románico que para sí quisieran muchos museos: destaco el original Cristo de la entrada, cuyas piernas cuelgan abiertas; una pila bautismal con petroglifos de 5.000 años de antigüedad en su base o los músicos del Pórtico de la Gloria, obra que el entusiasmo del dueño, Pedro, atribuye al Maestro Mateo, pero que ya sería bastante con que apenas fuese obra de un discípulo. Para no olvidarnos del Reino Animal, aquí podrás curiosear cierto sádico hórreo gallego cuyos torna-ratos vierte sobre un estanque: sólo así se tiene la seguridad. no sólo de que los roedores dejen en paz el millo
León de cova Eirós
, sino también de que no reincidan en sus travesuras para siempre. Varios leones milenarios, del primer románico, nos hacen preguntarnos cuándo se extinguió el gran felino en nuestra tierra. En el 9.000 a.c. aún se podían escuchar sus rugidos por las corredoiras, como  prueba el que está pintado en cova Eirós (Triacastela), que es un león europeo, sin melena (a la izquierda). Es dudoso que hayan sobrevivido hasta la extinción masiva provocada por el Circo romano y su demanda infinita de fieras para el panem et circenses, como sí lo hicieron los leones griegos: A Aristóteles aun le fastidiaban la siesta sus rugidos en los alrededores de Atenas.










 



MÁS SOBRE COMO REGISTRAR LO NO INSCRITO

El procedimiento sencillo de registración se llama, “EL DOBLE TÍTULO”, advirtiendo que existen otros más complicados (como el Expediente de Dominio o el Juicio Declarativo).

 

El método sencillo es el del “doble título”, es decir dos títulos públicos (lo son los judiciales o notariales), otorgados con una separación entre ellos de al menos un año, describiendo la finca ajustada al Catastro. O sea que, si tu vendedor compró en Agosto/21 en escritura pública, deberíais esperar hasta Agosto/22 a que él te escriture a ti, que serías el comprador.

 Cosas a tener en cuenta:

*Cuando un título es de herencia, la fecha que cuenta es la del fallecimiento; por eso es inscribible una escritura de venta otorgada al minuto de otra de herencia de una persona fallecida hace más de un año.

**El segundo título (el inmatriculador) tiene que ir fusilado con el catastro (copiadas hasta las comas); en cambio, el primero (el previo) debe coincidir con el 2ª “a juicio del registrador”, admitiéndose pequeñas discrepancias superficiales, debiendo procurar buscar identidades entre los linderos.

La camelia de Lagerdeld
***El segundo título tiene que ser una Escritura (venta, herencia, donación…) o una Sentencia; en cambio el primero, puede ser eso mismo, pero también puede ser un Acta de Notoriedad en la que el Notario (previa la prueba) certifique la notoriedad de que el transmitente (el que vende, el que causa la herencia, el que da), había adquirido la finca hace más de un año. En tal caso los dos títulos (Acta de Notoriedad + Escritura) tributan por ITP (9% en Galicia).


Músico style Pórtico de la Gloria

DOCAMPO VERSUS COLÓN PARA ENAMORADOS DE GALICIA

La debacle de la Matanza de Acentejo no podría menos, en la lógica de los tiempos, que ir seguida de una aterradora revanche. A fe que llegó, y de su narración se ocupa el capítulo 6 del libro II del Docampo versus Colón. ¿Hace un fragmento?


Alguno, mientras afilaba el virote de la ballesta, no podría dejar de pensar que se estaba dando a unos salvajes con sus pedruscos, el tratamiento militar de moros de Granada. Éste Lugo prefería pensar que la derrota se había debido, más que a su imprevisión, a supuestas dotes militares excelsas de la horda indígena. Pero, en cuanto llegaron a un campo de rastrojos con una laguna en el centro, rodeado de selvas, el total destacamento se dio cuenta del increíble, tremendo error de los guanches. Estaban formados en el campo como una legión romana, listos para un combate clásico, como si ellos supieran combatir, ellos que luchaban a pedradas. Como si tuvieran alguna opción frente a la caballería, la infantería y la artillería. Se les había subido La Matanza de Acentejo a la cabeza como un licor, estaban locos, locos como sus propias cabras, locos de atar. Este fallo tan tonto será el fin de una raza; no muchos años después, las cuevas donde moraban serán hogar de momias y murciélagos y en este mismo lugar donde habitaron se alzará la cristianísima ciudad de La Laguna. No hijo mío no, de la laguna de agua nunca más se supo, como de los guanches.

Si se la miraba de cerca, la tropa tinerfeña formaba líneas onduladas sobre el terreno, no tan marciales como pretendían; y muchos de ellos asían chapuceramente armas modernas, como picas, lanzas, ballestas y espadas, sin duda el botín de La Matanza. La caballería, casi sin órdenes, picó espuelas y atacó, deseosa de aprovechar la maravillosa suerte de que el salvaje enemigo le esperase a pie firme en terreno llano, facilitando la maniobra de sus cabalgaduras. Si hacemos caso a Espinosa, uno de los que sentirá el vértigo de una carga montada será Sebastián de Campo; en adelante la ballesta va a quedar un tanto abandonada. Sabremos, eso sí, que cuidará con mimo sus juegos de espadas.

Contra todo pronóstico la liquidación de los guanches llevó un montón de horas, se hacían matar uno por uno, en el sitio, y eso agotaba aquellos brazos acorazados, ahítos de muerte y sudor, mareados por el olor acre y ferroso de tanta sangre. Es que este Lugo no entendía, es que no podía entender que, si empiezas una campaña vendiendo sus mujeres y niños ¡incluso el más primitivo de esos indígenas va a luchar hasta el último estertor!

 

fue tan brava, tan reñida y peligrosa, que duró muchas horas con dudosa fortuna porque cada parte peleaba con mucho coraje y ánimo denodado; a los unos les iba la honra e interés; a los otros, defensión de patria y libertad 9.

 

En determinado momento, cuando ya llevaban muertos muchos de los cinco mil que formaron en el campo, su línea empezó a retroceder y ya no aullaban con tanta fuerza. Eso hizo que los caballeros, empapuzados en sangre, resucitarán. Se lanzó contra ellos una primera carga, luego una segunda y otras más, segando carne desnuda con la espada a derecha e izquierda, bostezando de sueño y agotamiento, las celadas turbias de sudor y sangre, como si se hubieran sumergido armados en la caldera de un tintorero. Cuando los enemigos volvieron las espaldas, fue fácil, casi podían tirarse tajos a bulto, amontonados por centenares en un espacio mínimo, contra la pared de un barranco.  Pronto, se pudo ver a sus figuras desnudas por tierra, algunos cubiertos por un taparrabos. En las tropas de Estopiñán sorprenderá cierta vesania, más propia de tablajeros o carniceros que de soldados de los Tercios viejos: se obstinarán en hacer cuartos de cuerpos ya muertos y abatidos. Puede que sea costumbre en Granada, pero aquí no se hizo así ni en Gomera; naturalmente esa necrofilia va a dificultar hasta el extremo la tarea de identificar los cadáveres de sus líderes, Bencomo de Taoro y su hermano y lugarteniente, Chimenchia. Que idiotas.

 

hizo sospechar a los soldados castellanos que el cuerpo exánime yacente en tierra era el del propio monarca taorino. Para salir de dudas fue conducido el cadáver al campamento de Gracia, sin que resultase factible la identificación a los vasallos prisioneros o a los guanches aliados de los bandos de paces, debido a la desfiguración de su rostro y cuerpo por las mutilaciones, heridas y moraduras… el misterio solo se fue aclarando con el correr del tiempo 10.

 

Parece interesante pararse en la muerte de Bencomo de la que tenemos referencias basadas en testimonios, aunque adornadas con chafarrinones de épica poética. Que nuestro inteligente lector sepa distinguir. Pero cuesta trabajo abandonar el escenario de la batalla sin incluir una referencia al comportamiento de Sebastián de Campo. Lo deduciremos se la recompensa: tuvo que haber sido muy, pero que muy arrojado, para recibir un premio a la altura del de Estopiñán:

 

Do a vos Sebastián de Ocampo, conquistador que fuestes en la conquista de Tenerife e a Rodrigo Mexía de Trillo, criados de sus altezas, 20 fanegas de tierra en el Valle de Afore, que es en la isla de Tenerife, e más vos do todas cuantas aguas con las comarcas para con que reguéis lo que en ella plantásedes… Digo con condición que hagáis un engenio en el dicho lugar en valle de Afore y si dentro de dos años no viniéredes que yo lo pueda dar a quien quisiere. 15-03-1502 11.

 

Consta también que el mismo Lugo adjudica el capitán Bartolomé Estupiñán 18 fanegas nada más, en tierra de similar calidad. Sin duda en la mentalidad de la época, Sebastián cumplió en el campo de batalla, aunque no hay que descartar que también hubiese existido cierto compadreo de paisanos y parientes entre el gallego y el adelantado: en el juicio de Residencia a éste último, se le echará en cara el favoritismo. De paso, quedémonos con el nombre de Mexía con el que el de Tuy mantendrá, aquí y en Indias, una cooperativa de Servicios Mutuos, ataque y defensa, parecida a las Hermandades gallegas:

 

La amistad entre los pobladores (en Canarias) era el siguiente medio de cohesión social. Se tenía por entonces un concepto de amistad profunda. De lealtad y solidaridad establecidas y asegurada por una expresión de honor, de solidaridad… “Item que habían de jurar y juraron ser amigo de amigo y enemigo de enemigo… y si alguno recibiese ofensa… la vengasen todos; y hasta ejecutar la dicha venganza, todos llevasen luto por ello… Item que si la justicia fuese o pasase contra alguno de ellos, que todos los otros le favoreciesen y ayudasen de manera que no recibiese daño alguno…” Las agrupaciones de dos o más individuos dirigidas a conseguir un objetivo o fin común es lo que entendemos por asociaciones… 12

 

Mira que he prometido enmendarme y dejar de salirme de los temas y vuelvo y he vuelto a caer en el defecto. Pues, ¡nada!, de regreso al campo de La Laguna, sangre, sudor y lágrimas. Creo antes de haberme perdido, estaba intentando narrar la muerte de Bencomo de Taoro. Vamos a seguir a Espinosa, casi contemporáneo de los hechos.

 

Peleó este día valentísimamente el rey de Taoro porque con una alabarda (botín de guerra) dicen se defendió de siete hombres de a caballo y al cabo se escapó de entre ellos y se subió por la cuesta de San Roque. Más aunque destos se escapó, no pudo escaparse de un fulano de Buendía que, sin conocerle ni saber que era rey (aunque él en su lengua se lo decía, ser el mencey, que es rey), como no lo entendiese, no le valió su reinado, que le pasó con la lanza en un barranquillo estrecho, do quedó 13.

 

Que Lugo destacase un cuerpo de siete caballeros para capturar al cabecilla es indicio de que se trataba de hombres de su máxima confianza. Lo fácil hubiera sido recurrir a las lanzas jinetas de Estopiñán. En tal caso, el vencedor habría sido Estopiñán. El adelantado se mostrará entusiasmado con Sebastián al que colmará de obsequios y prebendas. Desastrosamente, un atontado Buendía liquidará la presa, que hubiera adornado como ninguna otra su regreso triunfal a la península.


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lunes, 17 de enero de 2022

YA NO HAY QUE HACER LA PELOTA AL TÍO

 

Foto Mercedes Rajoy


Pregunta.-Se plantea un ejemplo práctico de los nuevos "valores de referencia", en relación a la herencia expectante de una sobrina. Con los llamados "valores reales" de la Xunta, hasta el 2021 (o sea catastral por 2,2 en A Coruña), salía un valor para los 2 pisos de 300.000 euros, mutatis, mutandis. Consultado en actual "valor de referencia", a partir de 2022 y por el que es obligatorio hacer la liquidación pues se trata de la base imponible, nos sale un valor para ambos de 600.000 (verás que redondeo a ojo de buen cubero). Pregunta ¿cuánto había que pagar antes, si el tío hubiera muerto del 2021 para atrás; y cuanto habrá que pagar ahora, puesto que el buen hombre ha sobrevivido a la pandemia?


Respuesta: Repito que no soy un especialista fiscal, pero las cuentas son muy fáciles. Por 300.000 salen 40.011,04 (hasta 239.398,13). Resto al 25,08% = 15.455,77. (40.011,04+15.455,77 = 55.466,81) x 1,5882 = 88.092,39. Esto es lo que había que liquidar en 2.021.

Año 2.022. Hasta 398.777, 54 = 80.655,08// 201.22,46 x 29,75% = 59.863,68// Suma: 140.518,76.

140.518,76 x 1,5882 = 223.171, 89. Eso es lo que tendrás que liquidar a partir del 2.022.


Repasa estos números porque no me considero un matemático eminente. ¿Porque no nos limitamos a cuestiones de Derecho Civil como siempre?




El capítulo 5 del Libro II de Docampo versus Colón narra una derrota estremecedora de las huestes cristianas a manos de los guanches: uno de estos sucesos traumáticos de indígenas aplastando a tropas conquistadoras, como la batalla de Teotoburgo (en que el caudillo querusco Herminio exterminó varias legiones romanas), o la más cinematográfica de Little Bighorn, cuando los cheyennes dieron buena cuenta del 7º de Caballería. Docampo estuvo en esa (la matanza de Acentejo) y no fue de los que lo hizo peor. E ahí un fragmento.


Pero ningún oficial puede avanzar en terreno de un enemigo cuyas fuerzas decupliquen las suyas, sin cubrir la retirada. Lugo lo hizo. El rey Bencomo les venía siguiendo los pasos y, en cuanto se acercaron al barranco de Acentejo, les cortó el avance. Al tiempo, ordenó a su hermano Chimenchia que con trescientos guanches atacara de flanco desde los altos, para cortar en dos la columna invasora. La disposición del campo de batalla en un reducido anfiteatro, impedía la maniobra de la caballería y la infantería. No fue un combate leal, fue una carnicería:

 

Cuando advierten que los guanches a su retaguardia vienen bajando desde la atalaya para cortarles el paso entre los barrancos de Acentejo, se dan cuenta de que van a ser copados y se prepara una defensa muy dificultosa por el terreno… Lo escabroso del terreno impide la maniobra de los caballos, superándole la ligereza de los indígenas, cuya llegada en sucesivas riadas acabó con la resistencia de las fuerzas de Lugo, que dispersas, fueron fácilmente diezmadas. Los sodados de Lugo quedan cogidos entre dos frentes y son desbaratados. Salvó un corto número de combatientes que escaparon con él ayudados por sus caballos, las demás fuerzas que lograron escapar tienen que bajar hacia la costa de La Matanza, única salida entre Chimenchia, que bajando de la atalaya ataca de espalda y flanco, y Bencomo, que venía de frente desde Taoro. En una cueva de Acentejo se refugiaron unos 30 españoles, devueltos luego por Bencomo. Quedan los 54 hombres del grupo de Lugo, más los dos equipos de Añazo y La Laguna 17.

 

Lugo perdió, provisionalmente, su caballo, sustituido por otro de un tal Benítez El Tuerto; y, definitivamente, la dentadura, de una pedrada que le estalló la boca. Perdía tanta sangre que su estado mayor debió sujetarle en sus desmayos. Los soldados, poco pudieron hacer, abrumados por una lluvia de dardos y pedruscos que les llegaban desde arriba y atrás, mientras de frente eran machacados por millares bastones y magados. “Todo ello en medio de una impresionante algarabía de gritos y silbos 18”. Lugo pensando que aquello era imposible, que no podía pasarle a él, abandonó la escena y no paró de espolear su caballo prestado hasta que estuvo al abrigo de los fosos de Santa Cruz de Añazo. Serían los que faltaron más de 600 hombres, aunque la mayoría de los cronistas se pronuncia por una masacre superior al millar. “Un documento contemporáneo de notoria veracidad —el registro del sello— valúa los supervivientes en sesenta caballeros y trescientos peones 19. Restemos de 150 y 1500 y saldrá una cuenta realista de víctimas aunque los números se complican si tenemos en cuenta que los estadillos no solían distinguir bajas castellanas de los auxiliares canarios.

 

La mayor parte de los hombres que habían desembarcado con Lugo en Tenerife quedarían en el campo de batalla y no llegarían a 200 los que escaparon con vida, la mayoría de ellos, malheridos 20.

 

 Viera y Clavijo cita entre los destacados en la acción a Alonso de la Peña, miembro, con Docampo y su primo, de la troika gomera. Probablemente malherido, como dijimos; seguramente Docampo no quedaría menos descalabrado. En una relación de conquistadores a tiempo completo de Tenerife, con prueba documental y respaldo por parte de los cronistas, se refiere:

 

39.-Sebastián de Campo 21.

 

¿Dónde estaba Campo en esta melee? En una primera fase es difícil situarlo en medio de aquel revoltijo de carne de personas, de caballos, de cabras robadas, apretujados en el fondo de un barranco, incapaces de maniobrar, presos, sudor contra sudor, sangre contra sangre, excremento contra excremento. Un caos de gritos, chillidos, muerte y desesperación. Una idea del batiburrillo puede darla el hecho de que la masa de carne corrupta alumbrará, días después, varios zombis, muertos resucitados a los que no se había matado suficientemente. En la fase final de la batalla, creo que podemos colocar a Campo en un lugar poco honroso: cabalgando con Lugo a matacaballo, intentando ganar la seguridad de la Torre de Añazo. Sabemos que Pedro Benítez de Lugo, sobrino del adelantado, iba en el grupo que cubría la fuga, lo que es indicio de que fue la parentela quien salvó la vida de tan incompetente jefe. Mucho nos tememos que en esta guardia de corps de parientes haya que encuadrar a Sebastián. En total, unos 54 hombres acompañaron a Lugo en su huida.

La participación en esta primera campaña no llenará de orgullo a sus partícipes. Un par de anécdotas que damos a continuación, refleja perfectamente las capacidades militares de los guanches de suerte que, el que hayan sido capaces de exterminar a un ejército moderno, produce una impresión tan penosa que se hace incomprensible que a Lugo le hayan vuelto a confiar ejércitos. Sucederá. Y volverán a quedar sus hombres por el suelo.

Retornando al campo de La Matanza, bañado por esa rápida transición de luces y sombras de los atardeceres canarios, hay que imaginarse al ejército guanche contando los cadáveres, inclinándose sobre las figuras ensangrentadas, despedazadas, destripadas, palpándoles la ropa, volteándolos en busca de espadas, puñales, oro, botones, pan, remiendos, cuchillos, agujas, etcétera, bajo la atenta vigilancia de Bencomo, su hijo Bencor y su hermano Chimenchia.

 

Hallaron ciertos guanches una ballesta armada con su pasador que quedó en el campo con su dueño. Tantas vueltas le dieron que, sin saber lo que se hacían, apretó uno la llave y, disparando la ballesta, dio con el pasador a uno de ellos en los pechos y quedó muerto. Arrojaron la ballesta y huyeron. De ahí en adelante, viendo una ballesta, rodeaban gran trecho para no pasar delante de ella 22.

 

La otra anécdota es muy parecida, nos la trae el cronista religioso Espinosa y quizás sea la misma, mejorada por la inventiva de un superviviente que no había perdido del todo el sentido del humor:

 

Los guanches, que ni entendían el artificio como se tira el pasador y no veían más que el sonido o estrallo que daba la cuerda, tomaban el pasador o virote (que recogían lanzado por los españoles) y, haciendo aquel sonido con la boca, arrojaban el virote con la mano hacia los nuestros, pensando que en el sonido estaba la fuerza 23.

 

Probablemente falsas o exageradas, sí que reflejan, como tomadas de fuentes directas, la opinión de los soldados profesionales sobre las capacidades militares de los isleños. Esta lluvia de pedradas, sin orden ni concierto, estaba más próxima al neolítico que a la ciencia militar moderna.

Alonso de Lugo cavilará que la causa del desastre pudo haber estado en la bisoñez de las tropas, buenas sí para cabalgadas, pero que se arrugaban en presencia de estos guanches tan sorprendentemente bragados. Por supuesto, no había analizado su propia incompetencia que le arrastrará años más tarde a otro destrozo todavía peor, durante en una vulgar cabalgada en Berberia. Lo curioso es que era un hombre que detestaba la derrota, tanto como la atraía: la revancha no estaba en discusión. Tan pronto terminó la evacuación de Añazo en junio de 1494 volaron sus velas a la corte donde los reyes le manifestaron su comprensión inmediata. Aquel gallego les había dado ya dos islas y no había muchos de esos. Sin contar que el quinto real a base de esclavos era como una mina de oro. Expidieron cartas de recomendación para las señoras de las islas de Señorío, Inés Peraza y Beatriz de Bobadilla para que le diesen todo el apoyo posible,

 

como cosa de nuestro servicio 24.

 

Las señoras eran patriotas, pero de pago, y pidieron a Lugo como aval a sus hijos, práctica común en la época. El derecho romano te permite esclavizarlos si el crédito resultare fallido. Luego, tras suscribir varios empréstitos más con los genoveses, acudió al vivero donde se crían las tropas que ganan batallas: los campos de Granada, sembrados de militares de élite tirados por los suelos, jugando a los dados, vomitando borracheras, ociosos tras la rendición del sultán. Servirían. Había meditado la segunda campaña mucho mejor que la primera. Tendría que asegurar el terreno con prudencia. Respetar un poco más a los bandos de paces. No vender a sus hijos. Centrarse en campos de batalla en llanura, donde pueda trabajar la caballería. Multiplicar la potencia de fuego. Arcabucería. Dedicarle a la campaña el tiempo que haga falta, no precipitarse. Y sobre todo de verdad, lo importante, lo más importante era liquidar a ese tal Bencomo de Taoro. Aunque quizá se le pudiere sacar rédito paseándolo en una jaula por las ferias de Castilla. Eran cosas que había que meditar detenidamente.

De la actuación Campo lo que se puede decir es que no perdió a todos sus hombres, aunque tal vez la mitad sí. La cuenta sale de que sabemos por los cronistas que en la segunda entrada estuvieron todos los supervivientes de la primera. Conocemos el número exacto de tropas que envió Gomera a la revanche (cincuenta) y una compañía de la época estaba formada por cien hombres, por lo que parece adecuado estimar un porcentaje de bajas del 50%. No es para sentirse orgulloso, pero cabe añadir que entre los salvados debieron contarse tanto castellanos como naturales gomero-lanzaroteños. Unos 90 canarios habían conseguido esconderse a la ejecución general ordenada por Bencomo.


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martes, 11 de enero de 2022

LOS VALORES DE LAS COSAS

Foto Mercedes Rajoy


Pregunta.-Estoy algo despistada con las valoraciones que vienen en 2022. ¿Puedes escribir algo sobre eso?

El libro lo puedes bajar aquí: Docampo versus Colón


Respuesta:

Echa un vistazo al bolso. ¿A qué crees que sabes lo que vale lo que tienes? Pues, ¡qué va!, no tienes ni idea.

Hasta las uvas del 2021 quien determinaba el valor de las cosas era la dueña.  A partir del chocolate con churros del 2022 es el estado quien determina la valoración de las cosas que  una detenta y se denomina “valor de referencia”. Se aplica a todo, a la barra de labios, a la cajetilla, o a ese piso que has comprado con hipoteca de La Caixa. Por supuesto, básicamente su utilidad está en el pago de impuestos. Vamos con un juego de preguntas respuestas sencillas a nivel de calle, bien advertida de que, para las dudas gordas, tienes que gastarte los cuartos en un especialista.

*¿Cómo funciona esto? En el fondo es muy sencillo, pues al quedar claro lo que vale cada cosa, se han suprimido los recursos y las “complementarias”. Hasta ahora eras tú quien auto-valoraba su bien y, si Hacienda discrepaba, enviaba la “complementaria”, pudiendo tu recurrir a la tasación pericial contradictoria. Ahora todo eso sobra. Un ejemplo, vamos a suponer que heredas de un tío un par de pisos que tú opinas que valen 120.000 euros cada uno. Tras consultar el “valor de referencia” te das cuenta que uno lo tiene de 170.000 euros y otro de 180.000 euros. Pues bien, la base del Impuesto de Sucesiones son esos 170.000 + 180.000 = 350.000, y da exactamente igual  lo que tu pienses o a cómo crees que los puedes vender: es el Estado el que piensa por ti. Tan práctico método hace inútiles las liquidaciones paralelas.

*¿Cómo averiguo el valor de mis cosas? Si se trata de inmuebles, ve a la página del catastro y allí puedes acceder a él con una tarjeta electrónica. Si careces de ella ¿me quieres decir, Mari, a que estás esperando para proveerte de una?

*¿Y si me niego, si quiero seguir siendo yo la que valore mis cosas, al menos en un principio? Pues nada, te caerá un expediente  de Hacienda y una multa, puesto que las leyes fiscales obligan a liquidar por la base correcta (el valor de referencia). Lo del 2021 para atrás es agua pasada, como aquel crucero a Civitavecchia sin covid.

*¿Y qué tal son esos valores? Por ejemplo, para inmuebles se calculan promediando las escrituras que envían los notarios en la zona que, si se ha recurrido al crédito, incorporan tasaciones. Al resultado se le aplica un factor de minoración del 0,9. El resultado suele aproximarse bastante al valor real en venta, lo que produce el resultado lógico de que a menudo lo supera.

*¿Qué puedo hacer en este último caso? La única forma de impugnar una liquidación por encima del precio es acudir al expediente de rectificación. Si triunfas, encima habrás hecho un favor a tus vecinos, pues el abaratamiento de tu piso repercutirá al menos unos céntimos en el “precio más probable” de las casas de tu vecindario. Y es que los “precios de referencia” se revisarán anualmente.

*Por si no ha quedado claro: el impuesto se debe liquidar por valor de referencia, no por el precio ni por la expectativa de precio. La única excepción es que el precio sea superior  a la "referencia".

Ah, vascos y navarros van por libre. Pasan de todo. Pero tú eres gallega.

 


Docampo versus Colón (click) --ya disponible en amazon/kindle además de en papel--El capítulo 4 del libro II está dedicado a la patrona inmediata de Sebastián, Beatriz de Bobadilla, a cuyo servicio la había destinado la señora de ambos, Isabel de Castilla. Por Beatriz verterá su sangre, y nada más, puesto que la competencia estaba muy dura para un gallego de aldea. Creo que los libros II y III son muy amenos, el I es algo más técnico. Así empieza el capítulo 4:


Beatriz de Bobadilla siempre supo manejar a los seres humanos, aunque la literatura del siglo veinte encontrará más novelesco referir ese poder al sexo masculino exclusivamente. A nosotros nos interesará sobre todo por haber seleccionado a Sebastián de Campo como su hacedor y el primero de sus capitanes, aunque sea imposible pasar cerca de esta auténtica mujer fatal del Renacimiento sin dejarse seducir por su leyenda. En principio, el que haya sido una mujer de luminosa belleza que deslumbraba a todos los que la miraban, como dice Rumeu, sería indiferente para nuestro relato; tendrías la tentación de decir que si “un pasado de encubiertas pasiones rodeaba de un halo de misterio a su persona”, eso sería problema suyo ¿verdad? En pura técnica biográfica lo único relevante es que su brazo ejecutor hayan sido los primos Campo y Antonio de la Peña, compañeros fieles de todos sus actos. Pero picamos demasiado alto, a riesgo de volver anodino el relato. No seremos aquí quienes agüemos la fiesta; si queréis que creamos que fue la amante de Fernando el Católico, de Cristóbal Colón, del maestre de Calatrava y de tutti quanti, creeremos, doy mi palabra. Hay material para todos, para que se te encoja el corazón cuando lees como asistió impertérrita al despedazamiento e inmersión de sus súbditos gomeros y a la venta de sus hijos, o, por el contrario, para asistir con asombro a la época de paz, armonía y progreso que se dará en Gomera, bajo su dirección, tras enviudar de Peraza. Algo que no sucedía ni sucederá jamás en ninguna de las Canarias.

 

las aguas turbulentas y aniquiladoras que venían precipitándose por los ejidos de la isla, casi durante un siglo, producidas por la inquietud, la zozobra y la desesperación de sus hijos, no sólo se serenaron durante su mandato, sino que fue ella quien logró remansarlas en la concordia, llegando hasta constituir la tan necesaria y suspirada unidad política entre los gomeros 1.

 

Hija de Juan Fernández de Bobadilla que llegó a ser cazador mayor del reino, el mote de La Cazadora parece venir de perlas a una mujer que pasará a la sección rosa de la Historia como devora-hombres. Introducida en la corte recién pasada la pubertad, su único servidor probado será Rodrigo Téllez de Girón, que, como maestre de Calatrava, estaba obligado al voto de castidad de todo monje. El cronista de Indias que tanto citaremos aquí, Gonzalo Fernández de Oviedo, escribe:

 

Su invención me deciz; que yo conoscí una gentil dama de quien me dixeron que este maestre fue muy servidor 2.

 

El primer deseo que sientes cuando te adentras en la procelosa vida de la mis Mundo del tiempo de los Católicos es tener delante una imagen de ella, bien; en la red podemos encontrar sin esfuerzo magníficos retratos falsos. Trujillo Cabrera 3 apela más bien a nuestra imaginación:

 

Su retrato físico según todos los autores, responde a un canon de excelencia y dignidad. La suponen mujer más bien alta que baja, esbelta, de hermosura nada común, morena, de ojos negros, y atrayente por la simpatía de su trato y modales.

 

O sea, Pe. Con un sólo amante, sobre todo si era un casto fraile y maestre de la todopoderosa orden de Calatrava, había bastante morbo para su época, pero poco para la nuestra; quizás por ello se añadieron a su morral de cazadora dos presas de la máxima categoría: el rey Fernando el Católico y Cristóbal Colón. Siendo el chismoso Baltasare Castiglione, autor de El Cortesano ¿acaso no está justificado el vuelo de la imaginación? Cuenta el italiano que la puerta de La Cazadora estaba cuajada de dibujos al carbón representando “aquellos animales indecentes que tiznan las paredes de las hosterías”, a cuya vista, el cortesano Carrillo comentó a la condesa de Castañedo que le acompañaba: “Mirad señora, las cabezas de las fieras que mata cada día la señora Boadilla en sus cacerías”.

El maestre de Calatrava morirá en Loja contra el moro, de una saetada en la garganta; mientras, Beatriz, terminará su educación en la corte de la reina.

 

recibirá la formación que delata en sus actitudes personales, mezcla de intrigas, vicios, estudiados modales y virtudes… Debió sin embargo haber copiado más al valioso modelo que Dios le puso a su lado: a la Reina Isabel 4.

 

Las postrimerías de su estancia en la corte estarán marcadas por la presencia en ella de un dicharachero asesino de pequeño tamaño: Hernán Peraza, que se había presentado a pedir perdón por su insidioso papel en la muerte de Juan Rejón, el frustrado conquistador de Tenerife y Palma. En aquel tiempo, 1482, Beatriz se estaba aplicando a poner ojos dulces nada menos que al rey Fernando; eso lo afirman todos los historiadores. Lo que se discute (y no rebajo la importancia del dato) es si llegó a subir todos los escalones de su lecho con dosel. Creeréis que me pierdo, pero todas estas caprichosas vueltas del destino serán decisivas para el devenir de Sebastián Docampo. Peraza, un señorito andaluz que había venido a palacio para suplicar que no se le degollase, no pudo menos que darse cuenta de un hecho que rondaba en el ambiente: el fuego que mis Mundo tenía entre las piernas amenazaba incendiar la corte. Un reo capital tiene la obligación de salvar la vida cuando se presente la ocasión, por rocambolesca que sea. Incluso si la puerta de escape adopta las formas ojivales de un coño. Elegiré, casi al azar, uno de estos cronistas: difieren en algunos detalles pero, en el trasfondo, todos concuerdan:

 

Pero los favores, que consiguen para los grandes señores cualquier cosa, no hicieron falta a Peraza, de tal modo que la misma reina Isabel lo favorecía para su propio provecho. En efecto, teniendo celos porque el rey se había enamorado de Beatriz de Bobadilla, su dama (famosa en aquellos tiempos por su belleza y por los amores del rey, de que hace mención el conde Baltasar Castiglione en El Cortesano), procuró casarla con Fernán Peraza y llevársela de la vista y dejar la vida al prisionero favorecido. El rey consintió para dar satisfacción a la reina y para enderezar el carro volcado; y así Peraza tuvo la vida salva y mujer, con el castigo de que debía servir en la guerra de Canaria con sus vasallos, hasta tanto que se hubiera conquistado la isla 5.

 

Los contemporáneos se contentan con decirnos que la reina tenía muchos celos de su dama “doña Biatris de Bobadilla”, “muy hermosa y discreta a quien el Rey le parecía que miraba y estimaba más que a las otras”. Quizás sólo se toqueteaban de vez en cuando. Pero el affaire se ira caldeando con el devenir de los siglos. Supongo que se quedaría de piedra si supiese que, el siglo XX, los plumíferos más imaginativos describirían la relación en obras no aptas para menores.