jueves, 19 de octubre de 2017

EL TESTAMENTO DE ADÁN

LAS PARTIJAS DEL MUNDO: OJO A LA RAYA

El testamento de Adán es sin duda el más famoso de la Historia, además del primero.
Adán, el marido de Eva o sea el primer hombre, hizo testamento aunque no consta que lo hiciera su esposa. Quizá tenían separación de bienes, quizá las cosas entre ellos marchaban regular a raíz del episodio de la manzana.
Te preguntarás por el clausulado, claro, ¿a quién dejaba Adán el Mundo?, que tal era su magna herencia. Pero antes diré que el “Testamento de Adán”, que así era llamado directamente por las cancillerías de España, Portugal y Francia de finales del S XV fue autentificado por el Papa Alejandro Vi, el papa Borgia, en diversas bulas, la más conocida de las cuales es la “Inter Caetera”. No cabe dudar de su validez.
Espera un momento, que ya voy con su contenido. Pero es importante saber las circunstancias en las que surgió: los descubrimientos que abrieron el Mundo, con la ruta de los portugueses a la India y los descubrimientos de Colón en el Atlántico, exigían saber de inmediato de quien eran esas tierras que iban apareciendo.
Fernando el Católico pidió al Papa Borgia que “leyera en alto” el testamento y he aquí que en él se decía que Adán instituía heredera a España de todas las nuevas tierras (China, Japón, Indochina, las Indias…)
Pasa que aquel Papa era algo corrupto, vale, muy, muy corrupto; y Fernando, el príncipe modelo de Maquiavelo, un gran corrompedor. Por eso, en aras de la paz, España y Portugal decidieron interpretarlo y trazaron una línea (un meridiano) repartiéndose el Mundo “a medias”: De la raya hacia aquí, Portugal, de la raya hacia allá, para España. Ese tratado, el de Tordesillas, aun tiene consecuencias en el Mundo, ya que una parte de América, por despiste, se le escapó a España “fuera de la raya”: por eso hoy el Brasil habla portugués.
 El rey de Francia, son maieste Francisco I se puso hecho un basilisco y reclamó al Papa ver el dichoso testamento, ante las muchas bulas papales que lo daban por bueno. Aun suenan hoy en día sus palabras:

“El sol luce para mí como para otros. Querría ver la cláusula del testamento de nuestro buen padre Adán que me excluye del reparto del mundo y le deja todo a castellanos y portugueses”.

El mapa que ves arriba es muy curioso. Se exhibe en las “Casas del Tratado” de Tordesillas y en él aparece Cuba como una naricilla de China (Catay). Colón había vendido a los Reyes Católicos la moto de que lo que había descubierto eran China, Japón y la India e hizo jurar a la escuadra la certeza del mapa ante notario, so pena de 100 latigazos (eso si eras villano, que los hidalgos cumplían con multa de 20 castellanos).
Los Colón eran virreyes hereditarios de “Indias” pero, aprovechando un interregno bajo el gobernador Ovando, el marino gallego Sebastián de Ocampo navegó alrededor de Cuba por fastidiar (“el bojeo”), demostrando que aquello no podía ser, no, imposible, la China.
Es el verdadero descubridor de América, que deberíamos denominar Ocampia.

Si vas a Tordesillas no debes perderte la maravilla mudéjar de Santa Clara, muy cerca de las “Casas del Tratado”. El lechazo de El Torreón completa la tripleta de atractivos de esta ciudad castellana tan cercana en la ruta de Sanxenxo, capital de Galicia.
 
SANTA CLARA: LA ALHAMBRA A UN PASO DE CASA

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