LAS PARTIJAS DEL MUNDO: OJO A LA RAYA |
Adán, el marido de Eva o sea el
primer hombre, hizo testamento aunque no consta que lo hiciera su esposa. Quizá
tenían separación de bienes, quizá las cosas entre ellos marchaban regular a raíz
del episodio de la manzana.
Te preguntarás por el clausulado,
claro, ¿a quién dejaba Adán el Mundo?, que tal era su magna herencia. Pero
antes diré que el “Testamento de Adán”, que así era llamado directamente por
las cancillerías de España, Portugal y Francia de finales del S XV fue
autentificado por el Papa Alejandro Vi, el papa Borgia, en diversas bulas, la
más conocida de las cuales es la “Inter
Caetera”. No cabe dudar de su validez.
Espera un momento, que ya voy con
su contenido. Pero es importante saber las circunstancias en las que surgió:
los descubrimientos que abrieron el Mundo, con la ruta de los portugueses a la
India y los descubrimientos de Colón en el Atlántico, exigían saber de inmediato
de quien eran esas tierras que iban apareciendo.
Fernando el Católico pidió al
Papa Borgia que “leyera en alto” el testamento y he aquí que en él se decía que
Adán instituía heredera a España de todas las nuevas tierras (China, Japón,
Indochina, las Indias…)
Pasa que aquel Papa era algo
corrupto, vale, muy, muy corrupto; y Fernando, el príncipe modelo de
Maquiavelo, un gran corrompedor. Por eso, en aras de la paz, España y Portugal decidieron
interpretarlo y trazaron una línea (un meridiano) repartiéndose el Mundo “a
medias”: De la raya hacia aquí, Portugal, de la raya hacia allá, para España. Ese
tratado, el de Tordesillas, aun tiene consecuencias en el Mundo, ya que una parte
de América, por despiste, se le escapó a España “fuera de la raya”: por eso hoy
el Brasil habla portugués.
El rey de Francia, son maieste Francisco I se puso hecho un basilisco y reclamó al
Papa ver el dichoso testamento, ante las muchas bulas papales que lo daban por
bueno. Aun suenan hoy en día sus palabras:
“El sol luce para mí como para otros. Querría ver la cláusula del
testamento de nuestro buen padre Adán que me excluye del reparto del mundo y le
deja todo a castellanos y portugueses”.
El mapa que ves arriba es muy
curioso. Se exhibe en las “Casas del
Tratado” de Tordesillas y en él aparece Cuba como una naricilla de China
(Catay). Colón había vendido a los Reyes Católicos la moto de que lo que había
descubierto eran China, Japón y la India e hizo jurar a la escuadra la certeza
del mapa ante notario, so pena de 100 latigazos (eso si eras villano, que los hidalgos cumplían con multa de 20 castellanos).
Los Colón eran virreyes
hereditarios de “Indias” pero, aprovechando un interregno bajo el gobernador
Ovando, el marino gallego Sebastián de Ocampo navegó alrededor de Cuba por
fastidiar (“el bojeo”), demostrando que aquello no podía ser, no, imposible, la
China.
Es el verdadero descubridor de
América, que deberíamos denominar Ocampia.
Si vas a Tordesillas no debes
perderte la maravilla mudéjar de Santa Clara, muy cerca de las “Casas del
Tratado”. El lechazo de El Torreón
completa la tripleta de atractivos de esta ciudad castellana tan cercana en la ruta
de Sanxenxo, capital de Galicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario