Lagoas de Roxique, el Doñana de Sanxenxo |
El
caso consultado es mutatis mutandis, el siguiente: el testamento de Pedro (un gallego de
Castroforte del Baralla, sin hijos), otorgado en 2004, dice algo así “Instituyo heredero a mi sobrino y ahijado
Perico, salva la legítima de mi madre
si me sobrevive”. El fallecimiento
de Pedro acaece en 2008. La madre, sobrevive al causante, falleciendo intestada
en 2011, sin dejar hijos, pero sí unos cuantos nietos, uno de los cuales es Perico.
La pregunta es ¿tienen algún derecho los restantes nietos a la herencia de
Pedro?
Por otra parte, entre nosotros gallegos, el término “ahijado” tiene una relevancia especial ¿a que sí?
Sería el salario correspondiente año 1487 por la recaudación
del diezmo de Sedella en las zonas conquistadas. Si es el mismo, sería la
primera vez que se le identifica en público por el Campo, algo que para un gallego
tendría un aroma muy especial a Compostela; si no, lo más probable es que disfrutase
de alguna sinecura similar. La necesitaba. Los cronistas también atribuyen a Sebastián
la condición de contino 9, palabra que hace
alusión a salario continuo pero que, en tiempos de escasez, significaba hambre
continua. No todos los continos eran iguales; aquellos que no tenían títulos ni
eran bachilleres, eran menos iguales. Menos mal que los Sotomayor cuidan de los
Sotomayor y, como hemos visto, a Sebastián también se le podía pagar su salario
de contino con 50 fanegadas de tierra en Arautavo. La corona tenía una
larga mano para recompensar una función que, si bien tuvo su origen en el servicio
en la Guardia Real, acabó derivando en la realización de las más variadas misiones
como agentes mundiales de la voluntad de los monarcas.
En materia de combates, decíamos, Santiago Matamoros
tardó en incorporarse a la batalla. Retrasar, a veces se retrasa, pero jamás abandona
a sus queridos hijos. En la siguiente acción es imposible no intuir el resplandeciente
reflejo de su divina cimitarra. Querríamos ver en ella la primicia de las habilidades
negociadoras de Sebastián: se trataba de ajustar con don Fernando un premio económico,
pero aun le vemos algo verde para estas lides negociales con tan alta persona.
Lo que es imposible es que un guerrero nato no hubiese estado en la acción:
El Rey mandó ofrecer un cuantioso premio al soldado
que le presentase a uno de los defensores malagueños. Esto animó a intentar la hazaña
a los gallegos de las estancias próximas a las murallas de Gibralfaro (la posición
fuerte de la sitiada Málaga). Habían sorprendido las señales convenidas por los
que a cierta hora salían, con grandes precauciones, de la villa a recoger en los
alrededores de Gibralfaro juncos y hierbas para alimento de las cabras encerradas
en las defensas de la plaza. Idearon un ardid muy secreto. Había allí un cementerio
de judíos, que suelen establecerlo en campo abierto. En las sepulturas, elevadas
bastante del suelo según la costumbre judaica… 10
Pero permitidme que interrumpa el relato aquí, no quiero
dar la impresión equivocada de que Sebastián estaba inmerso en el combate con sus
cinco sentidos. Había salido del terruño en busca de ganancia y en esta guerra ¿qué
había? Nada. Nada de nada. Estaban todos los grandes capitanes de la cristiandad
en busca de pitanza ¿qué esperanza le quedaba a un paje algo paleto? Ninguna.
Lo inverosímil es
que a veces se presentaba en el campamento Alonso de Lugo, un Docampo de pro
y ponía bandera de recluta para las guerras que mantenía contra los guanches de
Canarias. ¡Y los reyes le dejaban! ¿No habíamos quedado en que esta era una guerra
total contra el moro? ¡Pues no! Había otra empresa tan importante y simultánea,
que consistía en ponerle un tapón al flujo incesante de naves portuguesas en
demanda de la ruta a la India. El tapón eran las islas de Canaria: para los Reyes,
pelear allí valía tanto como matar infieles en Granada. Los que estaban con Lugo
se hacían ricos cazando esclavos en África, no en esta guerra de miseria. Y, ¡vamos!,
por decirlo todo, Lugo era un hombre de la casa con tres enlaces Campo en su árbol
genealógico y que le recibiría encantado. Con permiso de Varela, que no tenía porque
no llevar tajada. Todo esto tenia que rondar la cabeza de Sebastián y la perspectiva
de una pelea a muerte por un puñado de maravedís, como la que se va a desencadenar
ahora, bajo el peñasco de Gibralfaro, no hará más que reforzar su convicción.
¡Peleados por la recompensa! ¡Peleados por un moro
tuerto que habían cazado en el cementerio judío! ¡Van y se lo quieren robar! Decíamos
que en las sepulturas, elevadas del suelo según la costumbre judaica…
se escondieron algunos gallegos que contaban con el auxilio
de sus compañeros iniciados en el secreto.
Cuando seis de los malagueños volvían a la ciudad, los
gallegos, bien prevenidos, saliendo de la emboscada, los acometieron y, tras revuelta
pelea, dieron muerte a cuatro e hicieron prisioneros a los otros dos. De estos
uno, gravemente herido, no sirvió para lo que pretendían. Del otro intentaron apoderarse
algunos grandes para congraciarse con el Rey, pero el cabo, se lo dejaron a los
gallegos. Quiso don Fernando saber por él la verdadera situación de la ciudad… apretado,
acabó por confesar la verdad… 11
Apretado ¿qué confesó? Esto. De los 5000 defensores iniciales
e Málaga, 1000 ya moraban en el Paraíso y otros 1000, heridos, aguardaba su turno;
habían consumido la pólvora, las provisiones y reventado las espingardas. En
cuanto a la recompensa, según se deduce, hubo que repartirla con algunos grandes
de España. Y si estás pensando en hacer una reclamación del cuantioso premio al
rey Fernando, mejor sería que reparases en su mirada ausente. Tiene ideas propias
sobre el mantenimiento de la palabra dada. Ídolo de Maquiavelo, esto es lo que
el florentino afirma de su admirado monarca:
nunca ensalza nada que no sea la paz y la buena fe, y
sin embargo es el más hostil, y respecto a mantener la palabra, si lo hubiera hecho,
no habría conservado ni la fama no el reino durante mucho tiempo 12.
Docampo juntaría las manos sobre la boca echando cuentas.
Aquí estos moros cobardes que empiezan a flaquear y ¿qué le queda a un hidalgo?
—no lo era, pero ¡que alguien se atreviese a negarle el tratamiento!— Poco tiempo
le hará falta para sacar conclusiones. Ocho siglos de lucha contra el Islán estaban
terminando lastimosamente y los caballeros —tampoco lo era, pero podrías llevar
una puñalada por hacerte el listo— se miraban perplejos en las tabernas, sin saber
muy bien que pensar. Muy poca ganancia quedaba en la Vega de Granada, importantes
capitanes, Pulgar, Ponce de León, Fernández de Córdoba que será llamado El gran
capitán, se rifaban ya los caseríos, fincas, molinos, hornos y habitantes de
Málaga.
Málaga, que se rindió en agosto de 1487 después de un sangriento asedio de cuatro meses, una inmensa pérdida de vidas humanas y la condena a la esclavitud de prácticamente toda la población superviviente, incluidos mujeres y niños 13
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