Si
estás en sede judicial y encima eres imputado, puedes mentir, insultar y soltar
toda clase de canalladas sin pruebas. No te pasará nada. Claro que para la
gente honrada y decente a quien te insultas es a ti mismo; estás diciendo: soy un facineroso. Pero
¿quién dijo que a Bárcenas le importe la gente honrada y decente? Su público
son los facinerosos; lo llamativo es observar cuantos se apuntan encantados a
tan ilustre cofradía.
El
presidente Rajoy es una persona honrada a carta cabal. Para su desgracia no
sabe ser otra cosa; lo lleva en su ADN ya que nació en un juzgado. Por eso no
creo que vaya a hacer caso del consejo de Jacques pero, por si acaso, ahí va, y
aun por encima, en francés:
“Á
la guerre, comme á la guerre”
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