Adoro a
Francia, con abuelo Leloup ¿cómo no la iba a querer? Pero no a todos los
franceses. En cuanto el miedo asoma, enseguida surgen unos cuantos lachês dispuesto a arrojarse en brazos
del Petainismo. Esos cientos de registros sin orden judicial (¿son yijadistas
los jueces?); ese estado de excepción prorrogable indefinidamente, no es más
que fascismo puro y duro. Hollande el hombre sin atributos, parece dispuesto a adoptar la ideología de Le Pen. ¡Pauvre France!
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