He
aquí una propuesta apasionante para el verano. No me refiero por supuesto a ese
ñoño espectáculo, A Rapa das Bestas, en el que los de Sabucedo rapan las crines
a unos caballos salvajes para disfrute de frikis y madrileños. De lo que te quiero
hablar es del nuevo deporte que está tomando un auge imparable en nuestra tierra:
A
Rapa das Crestas.
La
cosa consiste en descrestar un cruceiro arrancándole la parte de arriba o
crucifijo. Se practica en dos modalidades: manual o con vehículo. Para la
primera, debes proveerte de un pico y atizar un golpe seco en la columna (con
la precaución de que la cruz no vaya a aterrizar en tu propia cresta). En la
modalidad vehicular se prefiere un coche con una marcha atrás sólida, tipo
jeep. Preferiblemente ajeno.
La
“rapa” puede practicarse con carácter amateur o profesional. En este último
caso, debes proceder a la venta de la “cruz” en mercadillos del centro de Portugal.
De allí, una vez blanqueados, revierten a España donde no es raro verlos a la
venta en Ferias de Madrid y Barcelona. Si te inclinas por la práctica amateur,
puedes guardar de recuerdo el cruceiro en tu huerta o arrojarlo en cualquier
vertedero de basuras.
Conviene
destacar que el ejercicio de la rapa no genera graves inconvenientes para sus
practicantes. La Consellería
de Cultura se dedica más bien a la
Fiesta del chorizo, la Fiesta del lacón, la Fiesta del pimiento, etc.,
etc., pero es muy tolerante con estas alegres expansiones (a diferencia de las
sosas autoridades de la Bretaña Francesa ,
que han inventariado sus cruceiros). Por su parte el Servicio Diplomático
español se muestra muy agradable con los simpáticos rapadores y paga íntegramente
el sueldo a sus agregados culturales aunque no hagan anda al respecto. A día de
hoy podemos enorgullecernos de estar próximos a alcanzar el porcentaje de un
tercio de los cruceiros ya rapados. Jacques, parodiando a Castelao que escribió
su As
cruces de Pedra na Galiza, se propone publicar en breve algo así
como As columnas de Pedra na Galiza. Que nadie me pise la idea.
¿Debe
ser deporte olímpico la “rapa”? ¿Acaso tiene menor categoría que la natación,
la lucha o el tiro con arco? Como gallegos debemos oponernos a semejante
discriminación. Podría valorarse la rapidez (derribo de un solo golpe); la
limpieza (cruceiro intacto); la armonía (caída artística), etc. Acompaño unas
fotos; en dos de ellas se ve una rapa chapucera; en la otra pareja se aprecia lo que
Jacques entiende que debe ser una buena actuación, con conservación íntegra del
capitel.
Ah,
me reservo para mí el cruceiro que sale aquí abajo. ¡Que nadie se me anticipe!
Voy a hacer con él una barbacoa alucinante. Ya me estoy relamiendo solo de pensar
en el churrasco.
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