EL PAZO QUINTEIRO DA CRUZ
Pazo Quinteiro da Cruz: un lujo a tu alcance |
León de cova Eirós |
MÁS SOBRE COMO REGISTRAR LO NO INSCRITO
El procedimiento sencillo de
registración se llama, “EL DOBLE TÍTULO”, advirtiendo que existen
otros más complicados (como el Expediente de Dominio o el Juicio Declarativo).
El método sencillo es el del
“doble título”, es decir dos títulos públicos (lo son los judiciales o
notariales), otorgados con una separación entre ellos de al menos un año,
describiendo la finca ajustada al Catastro. O sea que, si tu vendedor compró en
Agosto/21 en escritura pública, deberíais esperar hasta Agosto/22 a que él te
escriture a ti, que serías el comprador.
Cosas a tener en cuenta:
*Cuando un título es de herencia,
la fecha que cuenta es la del fallecimiento; por eso es inscribible una
escritura de venta otorgada al minuto de otra de herencia de una persona
fallecida hace más de un año.
**El segundo título (el inmatriculador) tiene que ir fusilado con el catastro (copiadas hasta las comas); en cambio, el primero (el previo) debe coincidir con el 2ª “a juicio del registrador”, admitiéndose pequeñas discrepancias superficiales, debiendo procurar buscar identidades entre los linderos.
La camelia de Lagerdeld |
Músico style Pórtico de la Gloria |
DOCAMPO VERSUS COLÓN PARA ENAMORADOS DE GALICIA
La debacle de la Matanza de Acentejo no podría menos, en la lógica de los tiempos, que ir seguida de una aterradora revanche. A fe que llegó, y de su narración se ocupa el capítulo 6 del libro II del Docampo versus Colón. ¿Hace un fragmento?
Alguno, mientras afilaba el virote de la ballesta, no
podría dejar de pensar que se estaba dando a unos salvajes con sus pedruscos,
el tratamiento militar de moros de Granada. Éste Lugo prefería pensar que la derrota
se había debido, más que a su imprevisión, a supuestas dotes militares excelsas
de la horda indígena. Pero, en cuanto llegaron a un campo de rastrojos con una laguna
en el centro, rodeado de selvas, el total destacamento se dio cuenta del increíble,
tremendo error de los guanches. Estaban formados en el campo como una legión romana,
listos para un combate clásico, como si ellos supieran combatir, ellos que luchaban
a pedradas. Como si tuvieran alguna opción frente a la caballería, la infantería
y la artillería. Se les había subido La Matanza de Acentejo a la cabeza
como un licor, estaban locos, locos como sus propias cabras, locos de atar.
Este fallo tan tonto será el fin de una raza; no muchos años después, las cuevas
donde moraban serán hogar de momias y murciélagos y en este mismo lugar donde
habitaron se alzará la cristianísima ciudad de La Laguna. No hijo mío no, de la
laguna de agua nunca más se supo, como de los guanches.
Si se la miraba de cerca, la tropa tinerfeña formaba
líneas onduladas sobre el terreno, no tan marciales como pretendían; y muchos de
ellos asían chapuceramente armas modernas, como picas, lanzas, ballestas y espadas,
sin duda el botín de La Matanza. La caballería, casi sin órdenes, picó espuelas
y atacó, deseosa de aprovechar la maravillosa suerte de que el salvaje enemigo
le esperase a pie firme en terreno llano, facilitando la maniobra de sus cabalgaduras.
Si hacemos caso a Espinosa, uno de los que sentirá el vértigo de una carga
montada será Sebastián de Campo; en adelante la ballesta va a quedar un tanto
abandonada. Sabremos, eso sí, que cuidará con mimo sus juegos de espadas.
Contra todo pronóstico la liquidación de los guanches
llevó un montón de horas, se hacían matar uno por uno, en el sitio, y eso agotaba
aquellos brazos acorazados, ahítos de muerte y sudor, mareados por el olor acre
y ferroso de tanta sangre. Es que este Lugo no entendía, es que no podía
entender que, si empiezas una campaña vendiendo sus mujeres y niños ¡incluso el
más primitivo de esos indígenas va a luchar hasta el último estertor!
fue tan brava, tan reñida y peligrosa, que duró muchas
horas con dudosa fortuna porque cada parte peleaba con mucho coraje y ánimo
denodado; a los unos les iba la honra e interés; a los otros, defensión de patria
y libertad 9.
En determinado momento, cuando ya llevaban muertos muchos
de los cinco mil que formaron en el campo, su línea empezó a retroceder y ya no
aullaban con tanta fuerza. Eso hizo que los caballeros, empapuzados en sangre,
resucitarán. Se lanzó contra ellos una primera carga, luego una segunda y otras
más, segando carne desnuda con la espada a derecha e izquierda, bostezando de sueño
y agotamiento, las celadas turbias de sudor y sangre, como si se hubieran
sumergido armados en la caldera de un tintorero. Cuando los enemigos volvieron
las espaldas, fue fácil, casi podían tirarse tajos a bulto, amontonados por centenares
en un espacio mínimo, contra la pared de un barranco. Pronto, se pudo ver a sus figuras desnudas por
tierra, algunos cubiertos por un taparrabos. En las tropas de Estopiñán sorprenderá
cierta vesania, más propia de tablajeros o carniceros que de soldados de los Tercios
viejos: se obstinarán en hacer cuartos de cuerpos ya muertos y abatidos. Puede
que sea costumbre en Granada, pero aquí no se hizo así ni en Gomera;
naturalmente esa necrofilia va a dificultar hasta el extremo la tarea de identificar
los cadáveres de sus líderes, Bencomo de Taoro y su hermano y lugarteniente,
Chimenchia. Que idiotas.
hizo sospechar a los soldados castellanos que el cuerpo
exánime yacente en tierra era el del propio monarca taorino. Para salir de dudas
fue conducido el cadáver al campamento de Gracia, sin que resultase factible la
identificación a los vasallos prisioneros o a los guanches aliados de los
bandos de paces, debido a la desfiguración de su rostro y cuerpo por las mutilaciones,
heridas y moraduras… el misterio solo se fue aclarando con el correr del tiempo
10.
Parece interesante pararse en la muerte de Bencomo de
la que tenemos referencias basadas en testimonios, aunque adornadas con chafarrinones
de épica poética. Que nuestro inteligente lector sepa distinguir. Pero cuesta
trabajo abandonar el escenario de la batalla sin incluir una referencia al comportamiento
de Sebastián de Campo. Lo deduciremos se la recompensa: tuvo que haber sido muy,
pero que muy arrojado, para recibir un premio a la altura del de Estopiñán:
Do a vos Sebastián de Ocampo, conquistador que fuestes
en la conquista de Tenerife e a Rodrigo Mexía de Trillo, criados de sus altezas,
20 fanegas de tierra en el Valle de Afore, que es en la isla de Tenerife, e más
vos do todas cuantas aguas con las comarcas para con que reguéis lo que en ella
plantásedes… Digo con condición que hagáis un engenio en el dicho lugar en
valle de Afore y si dentro de dos años no viniéredes que yo lo pueda dar a quien
quisiere. 15-03-1502 11.
Consta también que el mismo Lugo adjudica el capitán
Bartolomé Estupiñán 18 fanegas nada más, en tierra de similar calidad. Sin duda
en la mentalidad de la época, Sebastián cumplió en el campo de batalla, aunque
no hay que descartar que también hubiese existido cierto compadreo de paisanos
y parientes entre el gallego y el adelantado: en el juicio de Residencia a éste
último, se le echará en cara el favoritismo. De paso, quedémonos con el nombre
de Mexía con el que el de Tuy mantendrá, aquí y en Indias, una cooperativa de
Servicios Mutuos, ataque y defensa, parecida a las Hermandades gallegas:
La amistad entre los pobladores (en Canarias) era el
siguiente medio de cohesión social. Se tenía por entonces un concepto de amistad
profunda. De lealtad y solidaridad establecidas y asegurada por una expresión de
honor, de solidaridad… “Item que habían de jurar y juraron ser amigo de amigo y
enemigo de enemigo… y si alguno recibiese ofensa… la vengasen todos; y hasta ejecutar
la dicha venganza, todos llevasen luto por ello… Item que si la justicia fuese
o pasase contra alguno de ellos, que todos los otros le favoreciesen y ayudasen
de manera que no recibiese daño alguno…” Las agrupaciones de dos o más individuos
dirigidas a conseguir un objetivo o fin común es lo que entendemos por asociaciones…
12
Mira que he prometido enmendarme y dejar de salirme de
los temas y vuelvo y he vuelto a caer en el defecto. Pues, ¡nada!, de regreso
al campo de La Laguna, sangre, sudor y lágrimas. Creo antes de haberme perdido,
estaba intentando narrar la muerte de Bencomo de Taoro. Vamos a seguir a Espinosa,
casi contemporáneo de los hechos.
Peleó este día valentísimamente el rey de Taoro porque
con una alabarda (botín de guerra) dicen se defendió de siete hombres de a caballo
y al cabo se escapó de entre ellos y se subió por la cuesta de San Roque. Más aunque
destos se escapó, no pudo escaparse de un fulano de Buendía que, sin conocerle
ni saber que era rey (aunque él en su lengua se lo decía, ser el mencey, que es
rey), como no lo entendiese, no le valió su reinado, que le pasó con la lanza
en un barranquillo estrecho, do quedó 13.
Que Lugo destacase un cuerpo de siete caballeros para
capturar al cabecilla es indicio de que se trataba de hombres de su máxima confianza.
Lo fácil hubiera sido recurrir a las lanzas jinetas de Estopiñán. En tal caso,
el vencedor habría sido Estopiñán. El adelantado se mostrará entusiasmado con
Sebastián al que colmará de obsequios y prebendas. Desastrosamente, un atontado
Buendía liquidará la presa, que hubiera adornado como ninguna otra su regreso triunfal
a la península.
Puedes bajarte Docampo versus Colón completo en:
Etc.
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