Puesta de sol en Major (Sanxenxo) |
Pregunta: Nuestros difuntos
padres nos han dejado en testamento la casa ganancial a ambos hermanos por
partes iguales. Yo quiero mejorar en vida a mi hijo con mi mitad de la casa.
¿Puedo, o necesito liquidar gananciales con mi hermano adjudicándonos la
vivienda por mitades indivisas, para después mejorar a mi hijo en mi cuota?
Sin ningún problema. El derecho
de Galicia prevé la liquidación automática de la sociedad de gananciales si
ambos cónyuges hubieran testado de forma coincidente y ambas herencias estén deferidas.
Siendo así, como me dice, vd. es dueño automáticamente de una mitad indivisa de
la propiedad, en comunidad romana, pudiendo disponer de ella como guste, con independencia
del otro comunero (art. 207.2.2º).
Docampo versus Colón
El capítulo sexto de Docampo
versus Colón trata de diferenciar a Sebastián Docampo de otros dos
personajes con los que a menudo se le confunde a cuenta de su encomienda de
Azua (sur de La Española): el bachiller Varela y el mariscal Pedro Gallego.
Estás líneas se refieren al segundo, el preferido de los cronistas de ultramar.
El siguiente rival es el mariscal
Pedro Gallego, un baquiano llegado cuando el Almirante vino a poblar la isla, o
sea, el 2º viaje colombino. Esta tesis es la hidra de mil cabezas. Sorprende que
todos los historiadores dominicanos acepten la teoría, puede que se hayan
contagiado de una pandemia de intertextualidad, tan contagiosa como el
coronavirus. Lo que más descoloca es la mezcla de rasgos; introduces en el buscador
de Google “el mariscal y comendador Pedro Gallego, dueño de la hacienda Compostela”
y aparece el monstruo de Frankenstein: Un individuo hecho de retazos de otros,
el cual a su vez se fusiona de nuevo con todo aquel que pilla a tiro, sea con Diego
Méndez, el medio portugués que Colón envió al océano en canoa; sea con un tal
Mariscal (de apellido) o con el mariscal (de grado militar) que combatió al proto
mambís Enriquillo.
¿Quién es? ¿Es el comendador gallego?
Quizás valga la pena una reseña de las
principales opiniones, pues bajo ellas se pueden esconder enseñanzas útiles:
El español
Pedro Gallego y la hacienda de Compostela… Era éste un español encomendero que
se ubicó en estas inmediaciones (Azua), viviendo a expensas de los indios que
vivían en el lugar… Pero lo cierto es que funda una hacienda a la que denomina
Compostela en honor a su tierra natal, a saber Santiago de Compostela 18.
Diego
Velázquez llegó a la vecindad donde radicaba Pedro Gallego y allí conoció a Diego
Méndez, acordando proceder a la fundación de la villa, bautizándola simplemente
con el nombre de La Natividad de Nuestra Señora de Compostela de Azua… 19
Villa
de Compostela de Azua, fundada por un gallego de apellido Mariscal, hacia 1504.
En su principio era una hacienda a la que Mariscal le puso el nombre de Compostela,
hecha por este junto al pueblo indígena de Azua 20.
Nuestra
villa o poblado también era llamado Compostela. Esto era en referencia a la hacienda
Compostela, que tenía el español Pedro Gallego. Azua de Compostela… 21.
Entre
las villas fundadas por Diego Velázquez, Azua fue una de ellas… en las cercanías
del pueblo indígena de Cuyocagua, donde también estaba la hacienda de Pedro Gallego
22.
Se llamó
Compostela en memoria de un caballero comendador llamado Diego Méndez, natural
de Galicia, que estaba avecindado allí (Azua) y que hospedó en su casa a Ovando,
cuando este regresaba a Santo Domingo de su célebre campaña a Jaragua 23.
Cuando
Diego Méndez llega a Azua se entrevistó “en la provincia de Azua con el Comendador
y Mariscal Pedro Gallego, dueño de la hacienda Compostela 24”.
¡A la vista está! ¡La evidencia es
abrumadora, escandalosa! Si la cosa fuera por votación, Pedro Gallego sería el
comendador Gallego de Azua. Mayoría absoluta.
Se queda uno pasmado ante semejante unanimidad.
Cuesta trabajo entender como semejante legión de historiadores comprueba sus
datos. Sin duda el rasgo de gallego, el único cierto, les ha obnubilado.
Porque de lo que uno se entera si ya ha recibido la vacuna de Pfizer contra la
intertextualidad es que el tal mariscal Pedro Gallego, ni era comendador (ni siquiera
en sus variedades comendero o encomendero), ni era de Azua.
De Pedro Gallego nos cuentan las fuentes
que era un próspero empresario, tanto inmobiliario como del sector de las tejas,
un artículo de lujo que se importaba de España. Llegará a ser regidor de Santo
Domingo, de donde era vecino, ciudad separada de Azua por más de veinte leguas (100
km) de caminos impracticables. ¿Porque no era comendador? No lo era, es todo lo
que sabemos. En el repartimiento de Santo Domingo (en el de Azua no tenía nada
que rascar… ni rascó), se le asignan únicamente naborías de casa. Destacó por haber
subvencionado de su bolsillo una capilla lateral para el convento dominicano de
San Francisco, de ahí que el rey lo recompensara con el extraño título de mariscal.
Su piadosa majestad promocionaba así que en Indias se levantasen templos de cal
y canto, no chozos cubiertos de paja.
No fue comendador y no porque no
porfiase por ello; fue mariscal, signifique eso lo que signifique. Su única relación
con la encomienda de Azua será el haber constituido un espécimen mas del género
Galaicus Galaicus, vulgo, gallegos; pero ya se ha advertido que es un
taxon muy uniforme, debiendo esforzarse el investigador en la dilucidación de diferencias
entre individuos. Éste, se dedicaba a los negocios:
Venta
de unas casas y de un mesón en la ciudad de Santo Domingo… vendió unas casas y
con ciertos tiempos un mesón que ha por lindado casas y buhíos de Alonso de González
y de la otra casa de Pedro Gallego, todo lo cual diz que estaba en poder de… el
dicho Gil González le había prometido a él de se las vender 25.
Pero
Gallego, regidor, vecino de esta villa de Santo Domingo, 20 pesos de un pago total
de 50 26. (Pago destinado a abono de las tejas con
que fue techada la Casa de Fundición de La Buenaventura, la primera de América).
Pedro
Gallego edifica a su costa una capilla lateral a la iglesia del convento de San
Francisco en Santo Domingo 27. La cita precisa
que la capilla carece de “preciosismos arquitectónicos”.
Seguro que este buen hijo de la Santa
Iglesia no se esperaba la magnifica recompensa que su devoción recibirá, ya en
la Tierra.
No tardaron,
al parecer, los franciscanos en poner manos a la reparación de los daños (del huracán)
y en proseguir la obra. Sabemos que la capilla mayor estaba terminada antes de
terminar el año de 1511, y poco después debió entronizarse en ella el Santísimo
Sacramento, para lo que donó “un sagrario de piedra y bien labrado” Pedro Gallego,
vecino importante, a quien el Rey premio esta donación con el título de mariscal
28.
Seguro que Pedro Gallego no esperaba
tan magnífica recompensa, el mariscalato; la esperaba mayor. Pero no hubo encomienda
para él. Me temo que su sangre tal vez no estuviese lo suficientemente
acrisolada.
El repartimiento de indios llamado de
Alburquerque, pero que mangoneaban los Arce, pasó por Santo Domingo el 9 de
diciembre de 1514. Cuando Pedro Gallego fue a abrir su regalo, esto fue lo que
se encontró:
A Pedro
Gallego, vecino de dicha ciudad (Santo Domingo), casado con mujer de Castilla,
33 naborías de casa 29.
Es decir, indios sólo útiles para
casa en la racista mentalidad imperante, que no caciques guatiaos con su tribu aparejada
y la correspondiente encomienda territorial. Pero era un tipo de posibles, la generosa
asignación de naborías lo demuestra. Además, recibirá una inesperada propina, quizás
las tejas tuvieran que ver en esto. Cuando tocan a reparto en La Buenaventura ¿qué
sorpresita se encuentra?
A
Pedro Gallego, 1 naboría 30.
Compostela de Azua no desempeña papel alguno en la peripecia vital del mariscal Pedro Gallego como lo demuestra que los repartimientos de naborías en los que participa sean los de Santo Domingo y Buenaventura. No deja de ser una prueba adicional la testifical que prestará en uno de los recursos contra el reparto de Alburquerque. Se trata de una probanza fechada en Santo Domingo, a 23 de marzo de 1528 a petición de Juan de Rojas. Se quejaba este, por la calidad de su persona y los muchos servicios que ha prestado a su majestad, de que el repartidor le hubiese birlado cierto fantástico cacique que tenía encomendado: Çemires Macoriz. A cambio, le dio otro “con poca gente y mala” Entre los hechos sobre los que se pide deposición a los testigos, figura este, muy interesante a mi juicio:
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