Si todos somos
corruptos, nadie es corrupto. Me refiero al caso de “los siete de Santiago”. La
pregunta que te voy a hacer mientras te estoy señalando con el dedo es ¿tú que
harías en su caso? Se trata de votar una decisión en comisión (aprobar el pago
de la defensa de un concejal) y los antecedentes son:
—Como no eres
un especialista en derecho solicitas la intervención del técnico oficial en la
materia (el Secretario o Vicesecretario municipal), a pesar de no ser necesaria su intervención. Pero
tú eres muy prudente. El técnico municipal no dice nada en contra de que la decisión
pueda ser aprobada.
—El Tribunal Supremo
encuentra legítima este tipo de decisión siempre que se proceda a la restitución
de abonos caso de producirse condena por actos en ejercicio del cargo, ignorándose
de momento la acusación por hallarse la cuestión bajo secreto sumarial.
—Lo
acostumbrado en este ayuntamiento (y en otros) es aprobar dichas defensas, sin
que ello haya planteado problema jurídico.
—La decisión
que se adopte lo será sin memoria económica, será revisable de oficio (y de
hecho será revisada y anulada con los mismos requisitos con que fue aprobada. Coste
cero)
Pues bien,
estás en un órgano colegiado municipal con esos antecedentes. Ahora te toca
votar. La instrucción de tu grupo es votar que sí. Ahora viene la gran
pregunta, tú, si, tú, te estoy señalando con el dedo:
¿Tú que harías?
Jacques lo tendría
muy claro.
Espero y
deseo que sea la propia Justicia quien ponga remedio a esto, en especial en
cuanto a restituir el honor de las personas afectadas, mediáticamente, pero afectadas.
Dicho todo
ello con pleno respeto a los tribunales de justicia que creo que han actuado en
conciencia, sin perjuicio de que la crítica deba ser todo lo dura que el caso
requiere.
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