Los
síntomas están claros. Imputa a una señora acusándola de “imputada”. Actúa a la
vez como juez y como fiscal. Y lo peor; afirma que hace eso por la “igualdad
ante la ley”, prometiéndonos con ello que nos va a imputar a todos.
El
diagnostico es de cajón: estamos ante un brote virulento de Garzonitis Baleárica.
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