Los
gallegos de las “preferentes” tienen una nueva opción de voto: don Mario Conde.
Don
Mario fue condenado a veinte años de cárcel por estafa y apropiación indebida,
tras haber dejado un agujero en Banesto de 605.000 millones de pesetas y haber
arruinado a sus miles de accionistas, jubilados sobre todo. A términos de hoy,
el asunto multiplica por diez lo de las “preferentes”.
Ciertamente
ha cumplido su pena y ha adoptado una agradable filosofía de inspiración
cristiana que defiende con vehemencia en foros públicos. Da gusto oírlo. A eso
no hay nada que decir, pero Jacques echa de menos algo: una petición pública
de perdón a sus estafados, que son
personas con nombres y apellidos. Solo así creerá en su conversión. Caso
contrario, aconseja que no se le deje tocar fondos públicos.
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