Los gallegos
despreciamos a nuestra tierra. Nos gusta, sí, el cocido y el ribeiro, pero,
horradamente ¿quién no prefiere si es de Jabugo, y el vino, de Rioja? Se
creería que un acto casi insuperable de vapuleo del patrimonio fue el tuya-mía
del Códice Calixtino. No se puede negar que el cabildo catedralicio ha estado
supremo, en su desdén por los valores que custodia. Pero Jacques está en
condiciones de afirmar que podemos hacerlo muchísimo mejor. Venga,
conciudadano, arriba esa autoestima, lee aquí estos diez ejemplos de desfeitas, en la seguridad de que tu
pletórica imaginación céltica será capaz de concebirlas mucho mejores y
destructivas.
1.-A
Mourela, el Stonehenge gallego: se trata, digo se trataba, de dos círculos
líticos, el menor y el mayor, este último de un diámetro más o menos la mitad
del monumento inglés. 1.500 antes de Cristo, aprox. La técnica destructiva,
verdadero canto a la tenacidad y perseverancia del pueblo gallego, ha sido
triple: 1ª fase, conversión de los menhires del círculo en morrillo de
carreteras; 2ª, superposición encima de un polígono industrial; 3ª, y este fue
el rasgo verdaderamente genial ¡se decidió que la autopista Ferrol-Villalba
tenía que pasar por aquí y solo por aquí! Al cabo de treinta años el éxito
coronó nuestros esfuerzos y se ha conseguido la conversión en fosfatina del
monumento.
P.D.-Ruego
discreción a mis lectores en sus loas a este fenomenal logro, no sea que los
ingleses nos copien y decidan que la autopista London-Plymouth tenga que pasar
por el medio y medio de Stonehenge. ¡Nos quitarían todo el mérito!
2.-El
barco de Oia: se trata, digo se trataba, de un barco de tipo micénico, con sus
jarcias y altos bordos, grabada en una losa cercana al monasterio de Oia
(Pontevedra). El sabio pueblo gallego, puesto a fomentar el turismo, ha
dinamitando el monumento (por supuesto, dentro había un buey de oro con ojos de
esmeraldas y rubíes) y plantado eucaliptos incendiarios en sus inmediaciones,
para cuartear los escombros. Gracias a semejante previsión, a día de hoy, el
que quiera ver barcos del segundo milenio a.c., viajará a Luxor (Alto Egipto),
donde podrá ver un modelo muy parecido.
3.-La Esfinge de Dubra es, digo
era, un monumento en forma de león acostado, que albergaba en su lomo una serie
de sarcófagos, como un sapo partero. Preside (presidía) una elevación que
domina la confluencia del Dubra con el Tambre, cerca de la villa de Portomouro
(A Coruña). Dinamitada, en beneficio de los típicos gallos de oro y rubís.
Laboreos agrícolas a su alrededor parea borrar todo vestigio. Para dar una idea
del éxito alcanzado, digamos que en fotografías de mediados del siglo pasado
aun se la ve con doble altura que la actual. Bien, pero aun puede hacerse más.
¿Qué tal una carretera?
4.-El
pazo de Romance de Lobos en András
(Pontevedra). Valle Inclán (el pesado ese) sitúa aquí, con precisión casi
milimétrica el drama que representa una “herencia a la gallega”. Jacques, que
ha visto muchas, se descubre el sombrero. Con decir que a la madre, ya
enterrada de varios días, la levantan a ver si quedó algo debajo. Aquí está el
pazo de Ruanova, aquí la capilla del entierro, aquí el arcángel justiciero. Por
poco tiempo. La técnica en este caso consistió en hacer pasar la carretera a un
centímetro de la puerta (y del arcángel) y suprimir las cubiertas del edificio,
permitiendo la libre entrada de las aguas. Un astuto aprovechamiento de las
condiciones físicas de nuestro húmedo medio.
5.-El
genocidio de los cruceiros.-Si sales al campo en vez de quedarte a ver el
partido en el plus y tienes más de
treinta años, verás que lo que antes eran cruceiros, ahora son columnas, como
la de Pompeyo en Alejandría. En su mayor parte, fueron cargados en furgonetas y
puestos a la venta en mercadillos de Portugal, entre el solaz de las
autoridades, que adoran el aspecto neoclásico que prestan a nuestras aldeas
dichas columnas.
6.-El
casco medieval de Betanzos.-El mazo no siempre tiene que ser de hierro, puede
ser de papel. Se trata de que para el dueño sea una carga insoportable el
poseer un edificio milenario. Cobra impuestos por todo, sin la más remota
posibilidad de beneficio para el dueño, y pronto lo tendrás todo al ras. Listo
para hacer pasar por aquí otra carretera a ninguna parte.
7.-La
cresta megalítica del Morrazo (Pontevedra).-En las alturas del Morrazo se
desarrolla una de las más admirables combinaciones de belleza forestal,
paisajista –entre las rías de Vigo y Pontevedra- y monumental, con tres
hermosos dólmenes, uno detrás de otro –Arquiña, Armada y Mamoa do Rey-, con
paseos de pocos kilómetros entre ellos. Pocos lugares hay en Galicia con tanta
magia. Aquí la cosa consiste en no considerar monumentos a los que tienen
varios miles de años. Por lo tanto, no se vigilan ni se les ponen cámaras, como
a los cuadros de Picasso o Laxeiro. En consecuencia la alegre muchachada puede
desahogarse en ellos con sus alegres pintadas: en “Chan de Armada” expresaron
con un CASA DE PUTAS sus doctas opiniones sobre la utilidad pretérita del
monumento. Por un lamentable abandono, aun no se han pintado los otros dos
dólmenes. ¿Es que no hay ideas? ¿Qué tal un
“puta Coruña”? (alternativamente “puta Vigo”).
8.-El
claustro de Toxosoutos (Noia, A Coruña).-Hace pocos meses, las páginas de El País bramaban escandalizadas porque
en Palamós un particular tenía un claustro románico adornando su piscina.
Jacques, a la vista de las fotos, dijo que era falso ¡y acertó! Pues bien, en
Galicia, tenemos el mismo caso PERO DE VERDAD. El claustro del monasterio de
Toxosoutos (Lousame) ha sido trasladado a una finca de recreo de Noia. ¡Y no
nos damos ningún pisto! ¡No se nos reconoce en lo que valemos! Con el mérito
añadido de que es uno de los dos únicos claustros románicos que tiene Galicia
(hoy, un señor). ¡Ra-ra-ra, que nos saquen en El País!
9.-El
mapa de San Pedro de Rocas, cerca de Ourense, es uno de los muy escasos
mapamundis medievales que quedan. Quedaban. Lo de la humedad es casi vulgar; en
este monasterio se ha utilizado otro método de una sorprendente originalidad.
Se instaló un circo en el interior del templo, sí, un circo circense. El mapa
se lo comieron los leones. ¡Genial!
10.-El
menhir de Gargantáns, cerca de Moraña (Pontevedra) es el mejor, por no decir el
único ejemplar que nos queda, con grabados del sol, la luna y otras
representaciones astronómicas. Métodos de ataque clásicos: eucaliptos
incendiarios en las proximidades y la laboreos agrícolas del paisano, todo
alrededor. Normal, él no puede renunciar a los cincuenta euros que obtiene de
beneficio ni los agregados culturales repartidos por el mundo, a los millones
que reparte la Xunta.
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