miércoles, 26 de diciembre de 2012

UN PAÍS DE AUTISTAS



         El quehaydelomío se ha convertido en la monserga nacional. Un penoso panorama de manifestantes rodeados de una multitud a la que le importan un pimiento sus reivindicaciones autistas. Oiga, no me ocupe la calle ¿por qué no se va a manifestar al Páramo de Masa?
         Por más que el espectáculo sea el lógico resultado de la combinación entre el agotamiento del Tesoro Público y una sociedad egoísta hasta la saña, no es menos triste. Nadie dice lo que piensa en el fondo de su corazón (que fastidien al vecino en vez de a mí). Algunos, pocos, necesitan buscar justificaciones a su egoísmo infantil; las más frecuentes suelen ser la Magia, los Ricos o la Merkel. La Magia no funciona para allegar o ahorrar recursos públicos; a los Ricos, con el impuesto de la renta y patrimonio mas altos del mundo, cuanto más se les sube, menos se recauda; en cuanto a los Préstamos en el extranjero, cuanto más se pide, peor; cobran más intereses y queda menos para tus justas reivindicaciones. Nada, nada, lo mejor es que se lo quiten al vecino, aunque como yo soy autista, prefiero piadosamente no pensar en ello. Vale amigo, pero no te ofendas cuando el vecino tuerce la cabeza al paso de tu manifestación. Estas “manifestaciones” lo que son es el colmo del optimismo, como si el exhibirse ante los demás (a los que se quiere fastidiar) fuera a servir para algo.
         ¿Jugamos al juego de ser sinceros un momento? Venga, será solo un momento y luego volveremos al tradicional “los demás que se zurzan”.

         —Las TASAS JUDICIALES, que han subido para que los litigantes abonen un 10% del servicio mientras que los no-litigantes seguirán sufragando el 90% restante. No hay que ser un hacha para darse cuenta de que van a subir mucho más en años sucesivos, ya que en Europa el porcentaje medio es del 50% el litigante y el 50% la sociedad y dudo mucho que los alemanes se animen a financiar pleitos españoles. No, hijo, el sector de la construcción ya no da para financiar esas cosas.
         -EL PENSAMIENTO INDECENTE: ¡Quiero que la Justicia siga pagada al 100% por todos los ciudadanos, pleiteen o no! El dinero que se lo saquen por ejemplo… ¡A los pensionistas! (Tengo 28 años). Eso, que les quiten una paga.
         -EL PENSAMIENTO DECENTE: Quiero que la Justicia sea sufragada al 100% por la ciudadanía y que el coste se sufrague retirando las dos pagas y un 25% del sueldo a los funcionarios de Justicia.
        
         —LA GESTION PRIVADA DE LA SANIDAD PÚBLICA que ahorra de un 30 a un 40% de los costes y permite sufragar la creciente factura la Sanidad Pública, en Francia, en Andalucía, en Galicia… ¡pero no en Madrid! ¡Mantengamos nuestras gabelas laborales! ¡No pasarán!
         -EL PENSAMIENTO INDECENTE: Me resulta cómodo el modelo de gestión actual de la Sanidad, por más que el derroche obligue a sangrar a impuestos al vecino del taller, a que lo cierre, a que sus hijos vayan al paro… ¿Qué se acabó el dinero? Pues que se lo quiten a… a… ¡al Ejército! Eso, que supriman el Ejército.
         -EL PENSAMIENTO DECENTE: La gestión actual de la Sanidad es maravillosa, alegre y despreocupada. La falta de recursos se arregla fácilmente sustituyendo a los funcionarios por trabajadores privados que cobren la mitad.

         —LA EXTRA DE NAVIDAD, que se ha retirado a los funcionarios por falta manifiesta de fondos y de donde pedirlos prestados. Son de esperar sucesivas rebajas, ya sea de sueldo o de pagas, en tanto la Caja esté poblada de telarañas.
         -EL PENSAMIENTO INDECENTE: Que se desangre fiscalmente un poco más al sector privado. ¿A alguien le importa que a ellos les haya bajado mucho más el sueldo? Oiga, yo soy funcionario, tengo una pedigree, una oposición, un garbo, un tronío…
         -EL PENSAMIENTO DECENTE : La falta de recursos se arregla fácilmente despidiendo un par de millones de funcionarios y promediando el sueldo de los demás.

         —LAS ACCIONES PREFERENTES, de las que, al parecer, entidades financiadas con fondos públicos restituirán hasta un 60% de la inversión.
         -EL PENSAMIENTO INDECENTE: Que me pague el fisco el 100% de mi inversión, incluidos los intereses al 8%. ¿De donde lo saca? Fácil: que detraigan su importe por vía fiscal al accionista del Banco Pastor, que ha perdido el 95% de su inversión en un par de años. O al de Bankia, que ha perdido el 100%.
         -EL PENSAMIENTO DECENTE: Que el Estado me reembolse hasta el último céntimo, quiebre, y deje de pagarme la pensión y la sanidad.

         En este juego el “pensamiento indecente” es lo que nuestro subconsciente se barrunta, pero se niega a explicitar. El “pensamiento decente” sería el pensamiento lógico si quisiéramos que nuestras justas reivindicaciones atrajeran a los demás. O sea, los sacrificios que nuestro “sector” estaría dispuesto a realizar para atraer la admiración pública. En tal caso, estaríamos hablando de “manifestaciones con destinatario”, no puramente onanistas como las actuales.

         Que cada uno se aplique el cuento. Un último matiz: si se consiguen las reivindicaciones, el autismo falla. Se aplica la “solución decente” por el simple hecho de que es imposible la “solución indecente” para todos a la vez. O sea, que si la caja pública hace ¡crack!, lo que pasa es que se despide a unos cuantos millones de funcionarios, véase Irlanda, Grecia, Portugal…
         Perdonad, tengo que acabar. Está a punto de salir mi manifestación. ¡Pri-me-ro lo mío! ¡Pri-me-ro lo mío! Que raro. No veo ningún público.

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