martes, 21 de agosto de 2012

UN JUEGO DE SUMA CERO


         
         A mi entender, Rajoy no es un presidente al uso, al menos no como los tres últimos que fueron presidentes “para ser presidentes”. Si ha llegado a la cima ha sido “para hacer algo”. Su propósito es revolucionar la Educación: que España cuente con una universidad como la finlandesa, capaz de proporcionar cientos de técnicos a Nokia, líderes en tecnología a nivel mundial, o la californiana con Silicón Valey; que cree juristas competentes (que arreglen los pleitos, no que los compliquen); especialistas creativos que conciban barcos nodriza (como el Marlin Blue, preparados para aupar un portaviones en plena agua), licenciados homologables internacionalmente… En resumen, hombres y mujeres capaces de hacer alcanzar al país el límite de sus posibilidades.
         Pero se dio de bruces con el desaguisado. La última broma de ZP, el engaño del déficit en cerca de un 3%, sumió al país en el descrédito y la ruina. Todas las energías del primer mandato han debido reorientarse a poner en pie a España. Poco a poco lo está consiguiendo, cifras cantan; pero a base de ímprobos esfuerzos en el campo europeo, ya que de un campo arrasado –España-, nada se puede cosechar. Lo que pasa es que la naturaleza misma del esfuerzo, con dinero ajeno, nos da idea de sus limitaciones: “Un juego de suma cero”. No hay más financiación, en ningún tiempo, en ningún lugar. No quedan bálsamos de Fierabrás. Pongamos un ejemplo: el impuesto a los ricos. Fue lo primero que hizo el nuevo gobierno, tan pronto tuvo noticia del desaguisado. Sumando el 56% de renta al nuevo impuesto del patrimonio, puede fácilmente alcanzar el 70% o más de los ingresos: es el record absoluto del mundo, Suecia incluida. Naturalmente la recaudación ha caído en picado, todo el que pudo huyó; pero Jacques cree que estuvo bien hecho, por motivos éticos. Tampoco solucionarán el desaguisado ni la retirada de sueldo a los políticos, ni la supresión de las Diputaciones, ni poner en la picota a Urdangarín, etc., ni cualquier otro “arbitrio” que se nos ocurra, de verdad, créanme: es el chocolate del loro. Un pueblo educado y moderno como el nuestro tiene que ser capaz de asimilar que solo se puede hacer lo que se está haciendo: ajustar nuestros gastos a nuestros ingresos. Con honradez, solvencia y seriedad. Igual que hicieron los alemanes en su día, cuando tuvieron que absorber al Este. Con patriotismo.
         Los privilegiados de la actual situación son los pensionistas y los parados, solo hay que ver que en una situación de “desajuste” general sus emolumentos, no solo se mantienen, sino que se revalúan. Fue en una Farmacia de Sanxenxo donde escuché las protestas de un jubilado por tener que pagar las medicinas. Me hubiera gustado haber tenido tiempo de explicarle eso del “Juego de suma cero”. La frasecita describe una situación en que la ganancia o pérdida de un participante se equilibra con exactitud con la ganancia o pérdida de los otros participantes. Nadie nos dará nada, abandonemos esperanzas infantiles. Si se prorrogan los 400 euros a los parados de larga duración, es porque se retira una paga extraordinaria a los funcionarios. No hay milagros. Si se revalúan las pensiones es porque se cobran las medicinas. No existe juego por debajo de la mesa. Si se restituyese el capital a los que compraron “preferentes”, (cobrando intereses al 7%) o a los que perdieron en Bankia, sería quitándoselo a la fuerza, vía impuestos, a los que no compraron preferentes ni acciones. Si se subvencionase a los mineros –o sector naval, lechero…-, habría que quitarle esas subvenciones al vecino del quiosco de pipas, subiéndole el IVA. Da igual que te manifiestes o que no, que hagas una larga marcha sobre Madrid o hasta el fondo de la noche: el tío de América no vendrá. Ni los Reyes Magos. Era Zapatero y ya no creemos en él.
         Pero el presidente es un tipo duro y volverá con su matraca regeneracionista. Jacques le ha visto pedalear treinta kilómetros, tras haber sido picado por una faneca brava en un pie; el que haya sentido el dolor del veneno en el cuerpo, sabe de lo que hablo. Dentro de un año y medio o dos, cuando el ajuste esté culminado, la Educación en España se volverá del revés, como un calcetín. Sin duda los curas trabucaires se auparan a sus serranías; me temo que, igual que ahora, van a recibir esta educada réplica, tan gallega: “Perdóname por el poco caso que te hago”.   

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