LOS 10 PUEBLOS MÁS BONITOS DE
GALICIA: 3) OCA, DE A ESTRADA
Oca en una fresca mañana de Julio
que aun no ha olvidado la primavera, es el clásico lugar encantador. Y nadie ha
conseguido hasta ahora recrear el encanto
en el ánimo de sus lectores. Jacques no será tan pretencioso: su visión será
parcial, pegada a sus obsesiones de ciclabilidad y crónica negra.
CASAS DE PLEBEYOS |
Para eso,
la verdad, no ha tenido que esforzarse mucho: desde Sanxenxo es un paseo para
ciclistas de fin de semana, que, por Moraña y Arcos de Furcos, podrán esquivar
la transitada carretera de Chapa a Carril. En cuanto a la crónica negra
(asesinatos), ¡qué vamos a decir! ¡Si con el truquito del pazo de Oca casi nos
cargamos a todos los científicos europeos, premios Nobel incluidos!
CASA DE LA GENTE "BIEN" |
Es un tópico el señalar que
"Oca es un ejemplo perfecto del Orden Social del siglo XVIII". Quiere
decir que llegas y te encuentras un pueblo que ocupa dos de los laterales de
una gran plaza rectangular y luego el Versalles Gallego, que ocupa los otros
dos y multiplica por varias veces su tamaño. Las casas del "orden social
inferior" son graciosas, con sus balcones y plantas exuberantes entre las
que aparece una fuente de agua helada, apta para rellenar el bidón. No hace
falta entrar en el Pazo para sentirnos en el reino del Barroco: un arte
recargado y gracioso, muy querido al alma gallega. La torre es lo primero que
se construyó, en el XV, y los pasadizos elevados (para que los señores
accediesen despulgados a la iglesia) deben ser otra simpática manifestación que
nos legaron para informarnos de su "orden social".LA TRILOBULADA |
Al llegar a este punto (el de las
pulgas) mi extravagante curso mental asocia enseguida el tema de los cerdos, o
mejor dicho de las cerdas. Los "de
la Cerda", antepasados de los actuales propietarios del pazo (Medinaceli),
descienden de un infante de España destronado cuyo pecho estaba cubierto de
pelos de cerdo (llamados: "cerda"). Ello nos introduciría en el
carácter misterioso del lugar que casi suprime el "Progreso de la
Ciencia" en Europa, pero eso lo dejaré para más adelantes, si es que para
entonces me queda algún lector.
Sugiero entremos. 6 euros, menores de 9 años, gratis, abierto "de sol a sol". No hay que preocuparse de ponerse a tono: tan pronto traspasas el zaguán, empiezan los descubrimientos. Ves un brazo que apunta al Este con la leyenda "PROSIGA 1746": da cuenta de la orden del marqués de turno a sus descendientes: ¡seguid engrandeciendo el Versalles Gallego!; atisbas, desde la fuente trilobulada, lo que Pedrayo definió como "una villa renacentista italiana (y si eres perito agrícola distinguirás los jardines Renacentistas de los Barrocos de los Románticos); admiras, desde la escalinata, el paisaje sacro del Valle del Ulla; te pierdes por los paseos de boj tricentenarios, de los tilos, de las camelias; descubres las fuentes de la Mona (hay mona), de las Truchas (hay truchas), del Monumento; entras en una huerta imposible, por bonita, y te lo explicas, porque es de tiempos de la Ilustración y por entonces se perdía el tiempo armonizando utilidad y belleza...
Y basta. Aquí procede dejar la
crónica de estas cosas, bonitas, pero no únicas. Porque cualquier turista sabe
que todo monumento de fama mundial (y Oca lo, es, fíjate en la boda de La piel que habito) posee un meollo, un
detalle deslumbrante que lo diferencia de todo o parecido. El corazón de Oca
son los estanques…
─¿Los estanques?
Los estanques o canales con los
que se encauzó el río Boo son el alma del Pazo. Los estanques con sus barcas de
piedra, una de guerra, otra de pesca y el Señor de la Sierpe como intermediario
entre los dos mundos: el de la razón, y el de las pasiones turbulentas. Los
estanques en los que flotan embarcaciones cargadas de balas de granito,
abriéndose camino entre macizos de rosas salvajes y hortensias. Si solo vas a
hacer una parte del recorrido (se tarda unas dos o tres horas), haz los
estanques y, desde luego, siempre déjalos para lo último. Así, irán quedando en
tu recuerdo y tardará más en desvanecerse la imagen.
Y a papar, a papar… Coges la bici
hasta la general de Santiago; pasas por la iglesia de San Estevo de Oca,
románica, pero como tantas; ves unos canales pétreos llamados sifones (pero
solo paras si eres perito agrícola), total 2 km y ¡tatachán! Estás en El Emigrante: carnes sinceras, jugosas,
gallegas… 12 o 15 euros, según los casos, y nada comparable en los alrededores.
CRONICA NEGRA.-Lo prometido es
deuda y Oca tiene la crónica negra, negrísima.
Todo empezó por la Paradoja
del Gato. Un científico, Schrödinguer se ganó el Premio Nobel gracias a
un experimento que demostraba cuánticamente que "un ser puede estar vivo y
muerto a la vez". Le tocó al gato. Se introduce al micho en una caja
oscura junto a una partícula radiactiva, un detector de ídem, un frasco de gas
de venenoso y un martillo automático, que, si se detecta la partícula, rompe el
frasco y micho kaput. Como la partícula tiene un 50% de posibilidades
aleatorias de ser detectada, mientras no abras la caja el gato está vivo y
muerto a la vez. Se ve que en aquel tiempo no admitían gatos en el comité del
Nobel.
Pues he aquí que los Ocenses (u
Ocitanos) tuvieron una idea: la Paradoja del Gato, pero a lo bestia. Invitaron
a los 250 mejores científicos del Mundo a un Congreso para el Progreso de las Ciencias, estaba tuti quanti,
incluido Schrödinguer; y los invitaron a
choquiños y pimientos de Padrón en la planta alta de la torre de Oca, la del
siglo XV. El suelo, comido por las termitas, se abombó, se abombó y ¡cataclac!
Lo más granado de la ciencia mundial se precipitó al vacío. Los muertos aun no
se han contado; descalabrados unos cincuenta. Era agosto de 1934; estaba el
presidente de la República Alcalá Zamora, Marañón, el futuro ministro lora
Tamayo…
El anfitrión, el duque de
Medinaceli que regresaba de la playa, se encontró frente a la puerta de su Pazo
con la Paradoja del Gato: Schrödinguer estaba vivo y muerto a la vez.
Y, para que no pierdas la afición
a la física cuántica, no te voy a decir cuál fue la solución.
MUSEO |
INTERIOR: Estilo Remordimiento |
No hay comentarios:
Publicar un comentario