viernes, 30 de marzo de 2012

LOS VOTOS EXTRANJEROS DE ASTURIAS

¿Donde nos toca votar cuando residimos en el extranjero? En un Consulado o en una Embajada de España. Así lo dice el art. 75 4º y 5º de la ley de Régimen Electoral y esto es lo que los Jueces van a tener que determinar en relación al disputado voto del señor Cayo, perdón, del señor Asturiano. Es curioso que los de la Junta Electoral no se hayan enterado.


Artículo 75.-Ejercicio del voto por personas que viven en el extranjero.
 4. Los electores que opten por ejercer por correo su derecho de voto, deberán incluir en el sobre dirigido a la Junta Electoral correspondiente, junto al sobre o sobres de votación y el certificado de estar inscrito en el censo, fotocopia del pasaporte o del Documento Nacional de Identidad expedidos por las autoridades españolas o, en su defecto, certificación de nacionalidad o certificación de inscripción en el Registro de Matrícula Consular expedidas por el Consulado de España en el país de residencia y enviar todo ello en el sobre dirigido a la Oficina Consular de Carrera o Sección Consular de la Misión Diplomática a la que el elector esté adscrito, por correo certificado no más tarde del quinto día anterior al día de la elección.
5. Los electores que opten por depositar el voto en urna, lo harán entre el cuarto y segundo día, ambos inclusive, anteriores al día de la elección entregando personalmente los sobres en aquellas Oficinas o Secciones Consulares en las que estén inscritos o en los lugares que a tal efecto se habiliten para ello. A este fin, las dependencias consulares habilitadas dispondrán de una urna o urnas custodiadas por un funcionario consular.

lunes, 12 de marzo de 2012

SINDICATOS versus GOBIERNO: CHOQUE DE TRENES



         Recuerdo una anécdota del Rajoy adolescente: En el Colegio Mayor le dijeron que tenían que hacerle novatadas “como a todo el mundo”. Precisamente, ese mismo Colegio cuya última hazaña fue la quema de ojos a los novatos con sosa cáustica. Dijo “no”. Los veteranos se exasperaron, le dijeron que eso era imposible, que iba contra el orden natural de las cosas, que le iban a hacer la vida imposible. Dijo “no”. Al final le pidieron que, por favor que, al menos aceptara fingir que se las habían hecho, para no perder ellos autoridad. Dijo “no”. Me viene a mientes la anécdota a cuenta de la Huelga General, porque veo muy bien lo que va a pasar. Rajoy, si bien políticamente es de mentalidad centrista, de carácter es lo más parecido que existe a Margaret Thatcher. El resultado del choque de trenes, si nadie tasca el freno, afectará al gobierno pero también a los sindicatos.
         Desde la perspectiva del maquinista, el tren del gobierno no tiene más alternativa que correr a toda pastilla. Los sindicatos y obreros alemanes, franceses, austriacos… no están dispuestos a mantener mucho más tiempo un sistema laboral como el nuestro, que produce cinco, seis, siete, etc. etc. millones de parados. Sí, lo sostienen, a través del Banco Europeo, comprando deuda española o prestando a nuestros bancos para eso mismo. ¿De donde creen que sale el seguro de paro? El tiempo es limitado y la alternativa es el descarrilamiento de todo el convoy por un puente mientras en sus vagones se multiplican las discusiones (PP contra PSOE, CEOE  contra Centrales), ajenos a que las heladas aguas del río se acercan a toda velocidad. El chofer cree –como cree las cosas él, firmemente- que las leyes las hace el parlamento y que las huelgas políticas estaban bien contra el franquismo y nada más.
         También es comprensible el punto de vista del doble maquinista sindical: ellos tampoco ven otra posibilidad que echar ¡más madera, más carbón! a la caldera de su tren. Los sindicatos españoles ven amenazado su importantísimo papel social, mediando en los convenios, procurando formación profesional, defendiendo jurídicamente a los trabajadores, etc. Creo que ese valor añadido para los trabajadores es su mejor activo y el campo natural de la negociación; otros, que exigen abandonar Europa, a la larga no les harían muy simpáticos. Naturalmente el doble maquinista puede persistir en la agitación política (Huelga a las pocas semanas, agitación el 11 de marzo, partidos políticos convocantes…), pero en ese caso tienen que pensar en la posibilidad de que del otro lado capten esos signos… y actúen en consecuencia.
         Jacques aconsejaría frenar por las dos partes y provocar un choque pequeñito, por cumplir. Después: 1) Reflexión; 2) Despolitización; 3) Negociación. Téngase en cuenta que ninguna de las dos partes busca la maldad, por si misma, sino el devolvernos a Europa. El camino, a poco que se piense, no tiene que hacerse por separado. Naturalmente si lo que se desea se promocionar a determinados partidos políticos, el choque es inevitable y el resultado, dudoso.   

     



        
        
    

viernes, 2 de marzo de 2012

CASO URDANGARÍN, LAS FICHAS DEL JUEGO



         Creo que aparte de un aspecto moral y político, en el llamado “Caso Urdangarín” existe una apasionante partida jurídica: me ceñiré a esta, porque es la que me gusta.
         Los actores son conocidos, pasemos revista. El juez Castro aquí no es ningún juez; simplemente dirige la instrucción (alguien lo definió como un super-policía). Urdangarín es el investigado, es decir una persona sobre la que han aparecido indicios racionales de que ha cometido algo feo. El abogado, Mario Pascual Vives, no demasiado famoso hasta la fecha, pero que ha causada una profunda impresión en medios jurídicos. El fiscal, Horrach, un buen profesional, con experiencia.
         El juego está claro: prescripción (lo que quiere Urdangarín) o no-prescripción (lo que debe sostener la acusación). La prescripción quiere decir que, pasado cierto tiempo, ya no te pueden acusar de un delito, por más que lo hayas cometido. Es la traducción al mundo del derecho de la máxima “El tiempo todo lo borra”. En principio este argumento es muy bueno para el defendido, ya que al parecer, por orden del Rey, dejó todos sus negocios en marzo de 2006 y el pleito no se empezó a destapar hasta finales del 2011. Los delitos de que podrían acusar a Urdangarín (Fraude a Hacienda, Tráfico de influencias, Blanqueo…), prescriben a los cinco años y esto va a ser un hueso muy duro de roer para la acusación. Otros delitos de los que se oye hablar (Cohecho, Prevaricación, etc.), parecen de difícil aplicación  al caso, pues están reservados a “autoridades o funcionarios públicos”. Además, va a ser muy relevante en este caso la “doctrina Garzón”, al que bastaron tres años para que le dieran por prescrito un delito de cohecho. Para terminar, la ventaja que tiene esta línea de defensa es el hecho de ser común para Urdangarín y su socio, por lo que les permite colaborar en ella, sin verse abocados a un enfrentamiento suicida.
         La segunda y peligrosa línea de defensa, está también muy clara: Urdangarín dice que no era el “administrador” de las sociedades fraudulentas, por lo tanto no es responsable. Es como si usted tiene acciones del banco de Santander y la acusan de alguna trapallada de Botín; usted respondería: oiga, que yo no tengo nada que ver. El duque de Palma alega en este caso que el era el “capital” de las empresas, y no el “administrador”; esto es lo que quiere decir cuando habla de su "papel institucional”. Claro que si se piensa un poco esta línea de defensa tiene defectos morales (no jurídicos), porque en el fondo lo que vendía Urdangarín era “glamour real”, alrededor del cual zumbaban los políticos comos moscas a la miel. Jurídicamente, también es buen argumento, pero tiene inconveniente que le enfrenta con su socio, que puede empeñarse en demostrar que el duque era “factor de hecho”, es decir que no era el administrador oficialmente (en el Registro Mercantil), pero que en el fondo, sí lo era. 
         Me permitiré un juicio sobre los actores de este pequeño drama jurídico. El abogado Pascual Vives, chapeau, por lo que hemos visto y oído, él es el que ha ganado la partida en todos los frentes. Jacques no ha oído nada serio en contra de la prescripción de los delitos, y, si se aplica la “doctrina Garzón, ya ni te hablo. Muy hábil el “paseillo” que le hizo dar a su defendido, a pesar de estar dispensado de ello: el asunto tiene una parte moral, aunque difícilmente va a terminar en una condena penal. Hay que darle una salida ética. Es como decirle al pueblo: Vale, actúo mal, ahora que pida perdón con toda humildad. El juez, horroroso, lo siento, pero es así. Esos interrogatorios de 24 horas significan lo que cualquiera puede entender: es lo mismo que ponerse a dar saltos delante de una cámara. Y esos “juicios” que ha dejado escaparse a la opinión pública (“Para eso, sería mejor que no hubiera venido”), lo único que suscitan son ganas de decirle que él no tiene nada que juzgar; es un simple instructor. La verdad, creo que tenía mal preparado el caso o que le vino grande. El fiscal, profesional pero con poca artillería. Para terminar, creo que la clave del pleito la va a tener la actitud del socio, cuya defensa es ahora la que nos tiene que mostrar la brillantez de sus argumentos.
         Por último, una maldad. Vale, al sistema se le fueron entre los dedos los plazos de prescripción, entre el 2006 y 2011 pero ¿también a los periodistas? ¿Hubo acuerdos bajo manga que ignoramos?