viernes, 28 de marzo de 2014

LA CIUDAD BLANCA


Las navidades pasadas fui a Viena y a Salzburgo con Turis-música. Creo que el grupo esperaba de mí, que me comportara como un competente turista musical, o sea que me pusiera el smoking con faja colorada para asistir a la Ópera del Pueblo y dijera mmm... mientras probaba la genuina tarta sacher en el hotel Sacher. Pero en ese caso yo, ya no sería yo, quizás un tipo más idiota, quizás menos. Mi vicio particular consiste en que yo solo voy a los sitios donde vivieron escritores famosos y una vez allí me dedico a rastrear como un sabueso, hasta que encuentro a sus personajes.
No bien llegué a Viena me dispuse a encarnar la vida de Stefan Zweig, aprovechando un hecho nada casual del que me dispongo a dar cuenta. El hotel, con sus columnas iluminadas a contraluz en tonos tostados y naranjas, es una proclamación de ese tono de discreta elegancia del que aquí se pretende hacer una marca. La directora se unió a la recepción en el café; con su traje de ópera negro me hizo pensar que ella sí era la belleza rubia, no Marilyn. Me dijo sí, que era cierto, que ese había nacido en la casa donde estábamos. Pero en un tono tan bajo y mezclando tantos retazos de otra conversación, que no tuve ánimo de insistir. “Hay que ver que preguntas hace, Frau”, le respondí cuando me preguntó que a qué ópera pensaba a ir. No se daba cuenta que yo era Stefan y había otras cosas que me preocupaban más. Por ejemplo que, tal como escribí en El mundo de ayer, “un café Vienes de categoría pone a disposición del público todas las revistas literarias importantes del mundo”. Y aquí no había ninguna, salvo que las revistas se llamen Mozart, Mozart, Mozart y... W.A. Mozart. Salí a la calle para tomar la nieve porque me ardía la cara. Me fijé que un hombre rondaba por allí, me llamó la atención su enorme frente y la nariz rematada en una especie de bola. Me miraba con nostalgia, como si deseara hablar conmigo pero no pudiera.
Salzburgo, el burgo de la sal. Me alojo a dos casas de la puerta de la colina de Capucinerberg. En ese parque está la casa de Zweig, la que sale mil veces en sus memorias. Entreguerras era un lugar de peregrinación de escritores y tipos como yo, mejor aún que Yasnaia Polaina, la casa de Tolstoi en la estepa. El cicerone me ofrece la visita a la casa de Mozart, de la madre de Mozart, del tío de Mozart... Pero la pregunta que le hago, le hace torcer el gesto de una forma, en verdad, molesta. ¿No quiere ver el cementerio?
Salgo a pasear, un tanto frustrado. El mercado de Adviento es un derroche de nívea blancura, camaradería, vino caliente y belleza. Yo entro en una librería, justo al lado del arco de entrada a Capucinerberg. Algo escondido, encuentro el libro:
“Al principio pensábamos que eran una manta de gamberros –dice Zweig en El mundo de ayer-. Un día el profesor Strauss con el que colaboraba en el libreto de una Ópera, se desvió de mí por la calle. Me telefoneó de inmediato; sus sentimientos hacia mí seguían como siempre o incluso mejor que siempre. Pero dada su posición social, no debía ser visto andando por la calle con un judío. Seríamos amigos domésticos, en nuestras casas”.
Pregunto a la librera cual es el número de la casa de Zweig.
Silencio. Mirada extraviada. Cojo del anaquel un caro volumen con láminas de músicos famosos y hago gesto de ir a pagar.
-Number two –susurra en un tono tan neutro que bien pudiera estar diciéndome el número de serie del libro o cualquier otra cosa.
Subí Capucinerberg. El hombre que vi en Viena, venía tras de mí por aquellos escalones helados, entre la nieve. “Bah, otro admirador de Stefan”, me dije. Al ver mi gesto huraño, desapareció entre aquel acuoso sudario.
La casa es un antiguo pabellón de caza. El lugar es de una belleza tan intensa que hace daño en el corazón, una belleza que mete miedo. Salzburgo a los pies, un lujo barroco, mil veces más hermoso que Venecia. Si miras al cielo, verás los albos muros que hoy sabes siniestros de Berchtesgaden. Allí se alumbró la solución final. Familias enteras, hasta diez millones de personas, desfilaron de la mano hacia la cámara de gas. La niebla, como una gasa o un sudario se tragó un mundo, el mundo: casas, universidades, libros, honores, fiestas, estadios de fútbol, vestidos, trabajos, pensamientos y afanes. Nacht und Nebel, (noche y niebla), así se llamó al decreto que ordenó el fin del mundo. La niebla se lo tragó todo, nadie habla de ello. Stefan consiguió huir para luego, suicidarse en Brasil. La guerra volvía las tornas pero ¿a dónde regresar? El Apocalipsis se había producido y ya no tenía vuelta atrás. ¿He dicho que Zweig era judío? No, no era nada; eso sería genealogía. Era un hombre laico, progresista que consideraba la religión algo anticuado y jamás en su vida había pisado un templo.
Tuve la humorada de subir a almorzar a Berchtesgaden, (el nido del águila), el lujoso chalet fin de semana de Hitler. Ahora es un hotel llamado “Hotel”, un sitio mágico entre el sueño y la realidad. Espectaculares rubias vestidas de campesinas, sirven vino caliente y regalos de navidad. Elton Jhon y su novio se relajan en la termas de cantos rodados, entre la nieve.  Un trineo tirado por seis caballos blancos traslada a los huéspedes de un sitio a otro. En la piscina del hotel, nadan tres tiburones blancos. Una camarera llamada Gertrude, al ver que voy a preguntarle algo, pone en su rostro una sonrisa virginal.
-¿Cómo se llamaba este lugar hace cincuenta años? –disparo.
Quiero que entendáis que yo era Zweig y que mi alma no estaba en un estado normal. Aquí, justo aquí se había incubado hace sesenta años el huevo de la serpiente. Escruté la mirada de Gertrude, su perplejo silencio cómplice. Creedme, su bello rostro se descompuso rápidamente, como un cadáver. 
Mi auto-regalo de navidad es el mismo libro de láminas que había ojeado en la librería. Abro al azar y aparece el retrato del hombre de Capucinerberg. Y lo más curioso es que dice que se llama Richard Strauss, el autor de la Sinfonía alpina muerto en 1949. “Cuestionado por su adhesión al partido nazi –leo-, excusó su responsabilidad en el hecho de que, la pertenencia al partido, era en esencia obligatoria para todo ciudadano alemán”.
Las próximas vacaciones, creo que iré a Lisboa. Es mucho más fácil hacer de Pessoa. 


lunes, 24 de marzo de 2014

MI SUÁREZ

            En los periódicos rancios, ya amarillentos, puede verse la foto de la aprobación de la Constitución de 1978 por las Cortes Constituyentes. Aplaudiéndose y aplaudiendo a sus rivales, todos a una, en el mismo barco, Centristas, Socialistas, Comunistas, Alianza Popular, Minoría Catalana, Aragonesistas, etc. Agachados por el suelo, tumbados, como un equipo de fútbol, como la roja. Ese fue el regalo de Suárez a la nación española.
            Naturalmente, no lo hizo solo. Había muchas ganas de Paz, con mayúsculas. Sin embargo, es difícil que estos deseos hubiesen encontrado mejor encarnación personal que Adolfo Suárez, y por ello es merecedor de genuino elogio. Aprovechemos, ahora que se puede; ya se sabe que a los vivos lo correcto es insultarlos.
            Jacques venía del antifranquismo, que había degradado, vejado y casi fusilado a su abuelo por el delito de haber impulsado el Estatuto Gallego de 1936. Pero tengo ojos para ver y vi aquella foto. Y vi como se legalizaba al P.C. Y vi la vuelta de Madariaga, Ibarruri, Tarradellas, Sanchez Albornoz, etc. Y vi la manta de judas que habían conseguido tumbar a Suárez en la lona. Me ofrecí con otros cuantos para constituirle un partido nuevo en cinco minutos: se llamó el CDS. Había que llamar a alcaldes y ficharlos; ningún problema salvo que fueras una persona racional. El caso es que todos eran o franquistas o comunistas o una especie de anarquistas, así, sin matices intermedios. Había que meterlos todos en la picadora Moulinex y centrifugarlos, porque el partido se pretendía “de Centro Reformista”.
            Las visitas de Suárez eran un chute de energía. Sonriente, seguro, desbordando ideas. Seducía en el acto. “Tú, gallego, tan joven y has montado todo esto. Mirad, mirad, este va a ser ministro”. Bien sabía lo que cada uno quería y ¿qué iba a querer un chaval con varias oposiciones a cuestas y aun así perdiendo el tiempo en un mitin? Semejante intimidad a los diez segundos de haberle conocido era de agradecer: era imposible no quererle. Aun me pregunto porqué los Judas le salían como setas de otoño.
            Animado por esa confianza tuve la osadía de ir a “protestarle” en el congreso fundacional del partido. Me había tocado la ponencia de Justicia y alguien pretendía que aprobásemos algo precocinado. Por entonces pensaba lo mismo que ahora: que este sistema de procesos eternos y jueces que instruyen la acusación como si fueran fiscales, es una birria. Me dijo ¿porqué no la haces tu? y me quedé de piedra ¡aun no había cumplido los treinta! En aquel momento daría lo que fuera por él.
            En las elecciones me presentó a senador y el día del mitin central de campaña me estrujaba la cabeza pensando en un “gag” para que saliera en la tele. Iba en coche hacia la capital de provincia y escuché por la radio que los socialistas gritaban a González: ¡Presidente! ¡Presidente! (aun no lo era). Cuando subí a la luz de los focos, ya lo tenía claro: “Y nosotros no gritamos “presidente, presidente”, por que ya tenemos uno…(pausa dramática)… ¡El presidente Suárez!”
            ¿Por qué fracasó en su segunda fase? En un partido español los alcaldes quieren ser diputados provinciales; estos parlamentarios autonómicos; aquellos consejeros; los otros ministros. Los más miserables quieren seguir siendo toda la vida lo mismo, concejal de urbanismo: una especie de seguro de paro perpetuo. Cuando un partido baja el morro, desciende, todos se ponen histéricos: véase el PSOE actual. Y luego estaba esa afabilidad de carácter que generaba traidores por doquier: me parece que le veían muy débil. Se conspiraba a ojos vista, sin rebozo. En UCD no tenía ni un solo aliado fiel. ¿Cuál era el fallo? Que lo que tenía de seductor la faltaba de instinto asesino. En alta política o matas o te matan. Y si no, contratas a un “hombre del mazo”, como Guerra, Soraya o Rubalcaba. Aquel espectáculo daba auténtico asco y los elogios actuales, nauseas.
            Y para terminar como empecé ¿te imaginas un político actual que hiciera romper en aplausos a los comunistas con los socialistas, a los convergentes con los populares, a todos unos con otros?

            Pues eso es un personaje histórico. En relación a su memoria, podemos hacer dos cosas: dedicarle loas y ditirambos, o conservar con uñas y dientes la obra que nos dejó: la Constitución. Yo me apunto a la segunda.       

miércoles, 19 de marzo de 2014

ABRÓCHENSE EL CINTURÓN ¡QUE VIENE EL 15!

         
         El año 2015 traerá novedades legales que afectarán muy a fondo a la cultura popular gallega. De las noticias fiscales, ya hablaremos (Jacques aun tiene que olfatear un poco). Pero ¿qué tal si empezamos por dos acontecimientos mucho más enxebres?

         El primero es la “Servidumbre de paso por la cocina”. Si consigo pasar durante veinte años por tu cocina, me ganaré el derecho de servidumbre y no podrás impedírmelo. Incluso podrá picar una patata frita. No, es broma, lo de la cocina es broma; lo que si es serio es que a partir del 28 de junio de 2015 se podrá ganar el derecho de paso por las fincas mediante su uso continuado durante vente años. ¡Atención propietarios! Ese es el plazo que tenéis para ejercitar la acción negatoria si no queréis que os pasen por la leira y os pisen el millo (¿aun existe el millo?)
         La historia es la siguiente. Hasta 1995 las servidumbres de paso se regían por el código civil y no podían adquirirse por prescripción de 20 años porque, al no ser continuas (no se está pasando constantemente), lo vedaba el artículo 537. Pero entonces vino la ley gallega de 1995 y dijo que en Galicia sí, que en Galicia sí que se adquiría la servidumbre por paso durante veinte años (art. 25). Como las leyes no tienen efecto retroactivo (hacia atrás) quería decir que hasta que no hubiesen pasado 20 años de los efectos de la ley (BOE 27/06/1995), no se podía ganar por uso una servidumbre de paso. Pero ahora, dentro de unos meses, sí. ¿Entiendes ahora porque es una fecha importante el 28 de junio de 2015? ¡La de liortas que va a haber por los caminos!
Es de agradecer la gran preocupación que muestran nuestros legisladores por una de las instituciones más tradicionales del agro gallego: el pleito escopetero.

         El otro, es que el 1 de enero de 2015 se acaban los alquileres (anteriores a 09/05/85) de los bajos comerciales, siempre que estén subrogados a descendientes, traspasados (en ciertos casos) o en manos de empresas. O sea, casi todos. Esto será así porque ya habrán pasado veinte años de la ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 y así lo dejó previsto en una disposición adicional muy famosa, la 3ª.

         Y no se me ocurre nada más.              

viernes, 14 de marzo de 2014

LOS SIETE DE SANTIAGO

Si todos somos corruptos, nadie es corrupto. Me refiero al caso de “los siete de Santiago”. La pregunta que te voy a hacer mientras te estoy señalando con el dedo es ¿tú que harías en su caso? Se trata de votar una decisión en comisión (aprobar el pago de la defensa de un concejal) y los antecedentes son:
—Como no eres un especialista en derecho solicitas la intervención del técnico oficial en la materia (el Secretario o Vicesecretario municipal), a  pesar de no ser necesaria su intervención. Pero tú eres muy prudente. El técnico municipal no dice nada en contra de que la decisión pueda ser aprobada.
—El Tribunal Supremo encuentra legítima este tipo de decisión siempre que se proceda a la restitución de abonos caso de producirse condena por actos en ejercicio del cargo, ignorándose de momento la acusación por hallarse la cuestión bajo secreto sumarial.
—Lo acostumbrado en este ayuntamiento (y en otros) es aprobar dichas defensas, sin que ello haya planteado problema jurídico.
—La decisión que se adopte lo será sin memoria económica, será revisable de oficio (y de hecho será revisada y anulada con los mismos requisitos con que fue aprobada. Coste cero)
Pues bien, estás en un órgano colegiado municipal con esos antecedentes. Ahora te toca votar. La instrucción de tu grupo es votar que sí. Ahora viene la gran pregunta, tú, si, tú, te estoy señalando con el dedo:
¿Tú que harías?
Jacques lo tendría muy claro.
Espero y deseo que sea la propia Justicia quien ponga remedio a esto, en especial en cuanto a restituir el honor de las personas afectadas, mediáticamente, pero afectadas.

Dicho todo ello con pleno respeto a los tribunales de justicia que creo que han actuado en conciencia, sin perjuicio de que la crítica deba ser todo lo dura que el caso requiere.   

jueves, 6 de marzo de 2014

LOS CAPITAMENTOS (POPURRI DE CAPITULACIÓN Y TESTAMENTO)


         Una de las instituciones más curiosas del derecho gallego son los capitamentos entre esposos, una mezcla de capitulaciones y testamentos. A diferencia del derecho español que solo permite regular en capitulaciones “el régimen económico del matrimonio” (1315CC), la ley de Galicia en su artículo 174 dice:
         “Las CAPITULACIONES podrán contener cualquier estipulación relativa al régimen económico-familiar Y SUCESORIO, sin mas limitaciones que las contenidas en la ley”.

         O sea que se puede hacer testamento “dentro” de unas capitulaciones entre esposos. Antes que nada, una elemental precaución que deberá adoptar el abogado o notario que minute el contrato será la de introducir las solemnidades propias del testamento en los capítulos (encabezar por la hora, día, mes y año; dar parte al Registro de Actos de Última Voluntad). Además se deberá aclarar que en lo no-modificado por los capitamentos, siguen vigentes las últimas voluntades respectivas. Bien, y, superado ese escollo, la gran pregunta: ¿para que sirven? Porque si se trata de hacer testamento lo más normal parece hacer precisamente eso, testamento; en especial el mancomunado que obliga a notificar los cambios sobrevenidos.

         La utilidad básica del capitamento son los divorcios y las separaciones. Es frecuente que los esposos, sea cuando aun se llevaban bien, sea en el momento inicial del desapego, acuerden testamentos mancomunados en los que, por ejemplo, se prevea el pago de estudios a los hijos, de masters, el desempeño de funciones en empresas familiares, etc. Nadie puede impedir que se revoquen esos testamentos (pasado el día, pasó la romería); ahora bien, en capitamentos se pueden establecer claúsulas penales que hagan muy gravosos dichos cambios. Por ejemplo, que la revocación de la claúsula de pago de estudios implique el abono de su importe doblado por parte del heredero que acepte la herencia, salvo cumplimiento voluntario.

         La regla es cuantificar y temporalizar con precisión las obligaciones respectivas.