miércoles, 31 de agosto de 2011

LOS VALORES DE LAS COSAS



¿Cuánto vale un piso? ¿Una finca? ¿Una tienda? Los valores de las cosas son importantes para saber cuanto hay que pagar si se mueren nuestros padres y nos las transmiten por herencia, si las compramos o vendemos, si las hipotecamos etc. etc., ya que nos cobrarán un impuesto equivalente a un porcentaje de su valor. Por ejemplo, en las compras, el 7%. Las reglas son:
-Si declaramos por ese valor, nos dejarán en paz.
-Si declaramos menos, nos reclamarán la diferencia en pocos meses.
-Si declaramos por más, entonces sí aceptarán nuestra declaración.

¿Cómo se averigua ese valor? Lo explica la orden de la Consellería Facenda de 28/07/2011, que tiene un anejo de 2600 páginas donde sin duda aparecerá su propiedad, ya que es muy detallada por tramos de calles, parroquias, etc. (excluye solares, hoteles y propiedades singulares). Lo que pasa es que eso es un rollo y lo mejor es mirar por internet en la OFICINA VIRTUAL TRIBUTARIA, donde se puede averiguar el valor del bien en un periquete. Si no maneja internet, vaya a la Notaría donde piense otorgar el documento y se lo harán gratis con mucho gusto. Lo que Jacques intentará explicar aquí son los CRITERIOS en que se basan dichas valoraciones (así sabrá si tiene que indignarse o no):

La fórmula es: Se suma el valor del suelo (S) al valor de construcción (C); el resultado se multiplica por el coeficiente de mercado (CM); luego se multiplica por el coeficiente de singularización (CS); y por último se multiplica por el número de metros (M).

Veamos como valora la Xunta cada una de esas cosas.

I.-EL VALOR DEL SUELO (S):

Los criterios son:
a) Suelo urbanístico (se refiere al suelo de ciudades, pueblos, zonas cercanas a poblaciones, a carreteras, a pistas…, con edificabilidad permitida o “realmente materializada”): La valoración se basa en el valor promedio de los valores de venta conocidos por cada zona de similar “apetencia urbanística” –valor zonal- y para cada uso (vivienda, industrial…). Los valores zonales podrán ser a actualizados mediante estudios de mercado.
b) Suelo rústico-industrial: Existe un “valor de partida” por ayuntamiento o parroquia, que tiene en cuenta su localización (cercanía a playas, a ciudades, etc.) Este valor de partida se multiplica por 3 coeficientes; 1º, según cultivo (monte, patatal…); 2º, según situación en la parroquia y 3º según vías de acceso.
c) Suelo destinado a viales, cesiones obligatorias… Se le asigna un valor simbólico o incluso nulo (Lo es que es muy importante por la donaciones forzosas de terreno para viales que exigen los ayuntamientos para dar la licencia. Si el valor es nulo, el impuesto de la donación lo será también).

II.-EL VALOR DE CONSTRUCCIÓN (C):
Se aplican los módulos de los valores catastrales, que “se actualizarán”, beneficiando a los ayuntamientos del interior sobre las capitales.
A) Sobre los módulos catastrales se aplica el coeficiente corrector, que nos darán el VALOR BÁSICO, o sea:
a) Un 50% menos para locales sin distribución.
b) Un 25% menos para locales poco equipados: oficinas, naves…
c) Un 15% más para vivienda unifamiliar (mucho tejado/unidad)
d) Un 50% más para hostelería y locales distribuidos.
B) Sobre el VALOR BÁSICO se aplica el coeficiente de antigüedad, o sea una depreciación del 2% anual, con el límite máximo del 70%. Nos da el VALOR ACTUAL.

C) Sobre el VALOR ACTUAL se aplica el coeficiente de calidad, que nos dará el VALOR ARQUITECTONICO. O sea:
a) Calidad normal, multiplicamos por 1.
b) Calidad ruinosa, por 0,25.
c) Calidad mala, por 0,50.
d) Calidad regular, por 0,75.
e) Calidad buena, por 1,25.
f) Calidad excelente, por 1,50
g) Con declaración de ruina: Valor nulo.
III.-EL COEFICIENTE DE MERCADO (CM):
Es una multiplicación del valor anterior, por:

-Por 1,4, en general.
-Por 1,2, ayuntamientos deprimidos del interior.
-Por 1, autoconstrucciones muy rurales, lejos de ciudades y playas.


IV.-EL COEFICIENTE DE SINGULARIZACION (CS): Los coeficientes de singularización son 4. Se multiplica por:

1.-Inmueble con inquilino por tiempo indefinido, por 0,7.
2.-Inmueble interior, a patio luces, etc., por 0,85.
3.-Sin ascensor: un 10% menos por cada piso que haya que subir.
4.-Por “presunción de mucho escaparate” (grava locales pequeños):
-Locales entre 100 y 200 metros: ni suman ni restan.
-Locales menores de 100 metros: Un 2% más por cada 10 m. menos.
-Locales entre 200 y 500: Un 2% menos por cada 20 m. más.
-Locales de más de 500: un 2% menos por cada 100 m. más (acumulable al anterior)


V.-EL NÚMERO DE METROS (M): ¡OJO! Hay que tomar los del Catastro, no los de la escritura. Se puede acceder por Internet; si uno no está práctico en la red, que pida auxilio en su Notaría o en la oficina del Catastro.


Comentario de Jacques Millot: Parece un intento muy loable de poner justicia en un campo donde había mucha arbitrariedad. Lo que pasa en que las circunstancias actuales es muy difícil establecer un “Valor de Mercado”, cuando no existe Mercado. Piénsese en la reducción del número de hipotecas a la mitad en el mes de Junio sobre las del año anterior (que ya era mínimo). Al no haber dinero no hay negocios; y los pocos que hay son todos singulares: es frecuente ver a divorciados, arruinados, herederos, etc., que saldan sus bienes por un tercio del valor que tenían hace tres o cuatro años. En ese sentido, es cada vez más frecuente que los “valores reales” sean muy superiores a los valores en la realidad. Dicho esto, creo que todos tenemos que entender que hay que pagar a los médicos, a los maestros, etc. y que un esfuerzo como este quizás sea la única solución.

martes, 30 de agosto de 2011

MAYORES, MENORES Y DIECISEISAÑEROS



-1ª Pregunta: ¿Qué pueden hacer los mayores de 18 años?
-Respuesta: Todo: Vender, hipotecar, regalar, partir herencias y ser Presidentes del Gobierno. (Vistos los precedentes, se pretende rebajar a los 7 años la edad para asumir esta última función).

-2ª Pregunta: ¿Qué pueden hacer los menores o los declarados incapaces?
-Respuesta: Hacer testamento, siempre que tengan más de 14 años. Los tribunales equiparan a ellos a los declarados incapaces cuyo entendimiento sea equivalente al menos al de un niño de 14 años. ¿Cuál es la capacidad de un niño de 14 años, con la que se puede testar? Los notarios pedirán que la persona se exprese por si misma, sin que le pongan palabras en su boca y si dice “cosas raras” (por ejemplo: “Desheredo a todos mis hijos”), le pedirán que exprese el motivo (por ejemplo: “Porque me pegan”).

-3ª Pregunta: ¿Cómo se administran los bienes de los menores?
-Respuesta: Los representan sus padres o el que quede (salvo el privado de patria potestad). Si no tienen padres, pues los tutores.

-4ª Pregunta: ¿Quién es el tutor de mis hijos sin morimos los dos en un accidente?
-Respuesta: Pues el que nombren los padres en testamento o documento notarial. Tiene que ser uno solo, salvo que se nombre a un hermano/a y a su esposo/a. Es lógico, pues son los que hacen de padres y deciden si el niño se opera de apendicitis, si estudia en Barcelona o se le quita el respirador.
Si los padres se olvidan de nombrar tutor en vida (y mueren), será el juez quien nombre a quien le parezca.

-5ª Pregunta: ¿En que casos no bastan los padres o tutores para disponer?
-Respuesta: Para renunciar derechos, vender o hipotecar pisos o bienes muy valiosos, hace falta autorización judicial, salvo que el hijo tenga más de 16 años.

-6ª Pregunta: ¿Qué pueden hacer los dieciséis-añeros?
-Respuesta: Su firma equivale a la autorización judicial anterior, es decir se puede prescindir de ir al juzgado para renunciar, vender o hipotecar. O sea que para estos actos hace falta a la firma de los padres o tutores y la del chico de 16 o 17 años. Y nada más.

-7ª Pregunta: ¿Sirve para algo la emancipación?
-Respuesta: No, ya que para ser emancipado hace falta ser mayor de 16 años. Y la cosa viene a ser la misma: Si el dieciséis-añero está emancipado, firmará la venta él con el consentimiento de sus padres; si no lo está, firmarán la venta sus padres con el consentimiento de él. O sea que firmarán los tres en ambos casos. Solo sirve para pagarle al notario.

-8ª Pregunta: ¿Hace falta autorización judicial para que los menores hereden?
-Respuesta: No. Los representan sus padres o tutores y basta. Lo que sucede es que si en algún asunto hay intereses opuestos (por ejemplo una partija en que sean parte el padre el hijo, y se le adjudiquen a uno el tractor y al otro la finca) hace falta nombrar un “defensor judicial”. Para evitarlo basta que represente al menor solo aquel de los padres que no esté interesado, es decir el que no sea de la familia cuya herencia se está tramitando.


-9ª Pregunta: ¿Y a los 25 años? ¿Que se puede hacer? Adoptar niños, bastando que tenga esas edad uno de los padres.

lunes, 29 de agosto de 2011

COMENTARIO AL LIBRO "SEBASTIÁN DE OCAMPO.-UN COMENDADOR GALLEGO DESCUBRE LA ISLA DE CUBA"

COMENTARIO AL LIBRO "Sebastián de Ocampo.-Un comendador gallego descubre la isla de Cuba", de Enrique Rajoy Feijóo


El pasaporte español miente: el dibujo muestra que la llegada del Descubrimiento de América fue por Andalucía, cuando en realidad fue por Galicia. Bayona fue la primera ciudad europea que tuvo noticia del Nuevo Mundo. Esta biografía novelada, Sebastián de Ocampo.-Un comendador gallego descubre la isla de Cuba, hace caer también otros mitos. No es que el genovés Cristóbal Colón fuese gallego como pretenden algunos; es que el descubridor de lo que descubrió Colón fue el gallego Ocampo. Colón, en su pensamiento, llegó a China (el Catay) de la que Cuba sería una simple península; Ocampo bojeó (rodeó) la isla, mostrando la realidad de lo descubierto y fue decisivo para abrir los ojos de sus contemporáneos sobre la existencia de dos grandes mundos: el Azteca (México) y el Inca (Perú), colaborando además con otro descendiente de gallegos, -Núñez de Balboa- en el descubrimiento del Océano Pacífico. El tema de la novela es el de la lucha por el heroísmo de un hidalgo de Santiago que se avergüenza de sus antepasados “cambeadores de moneda”. Pero no se trata de una hagiografía (vidas de Santos): el libro desciende al cenagal del genocidio indiano que narra en toda su crudeza. Es precisamente ahí donde la figura de Ocampo destaca sobre el mar de crueldades: amigo de Las Casas, siempre antepuso la faceta de Descubridor a la de Conquistador. Lo que le costó ásperas críticas: “Hizo poco”, dice el cronista Oviedo sobre el famoso bojeo, ya que “no corrió la tierra” (eufemismo bajo el que se escondía el exterminio del indio). Por otra parte, la obra se moja en la polémica sobre la personalidad de un enigmático “comendador gallego”, fundador de la dominicana “finca Compostela”: el narrador lo identifica con Ocampo en base al rol del Segundo Viaje colombino, del que el biografiado fue pasajero. Se lee como lo que es, una novela de aventuras porque cuenta una “vida de aventuras”, así querida y así cumplimentada por su protagonista. Amigo de todos (porque todos vivían entonces en un pañuelo: la isla Española), a lo largo de la narración irán saliendo como personajes Colón, Pizarro, Hernán Cortés, Balboa, Las Casas, Ponce de León, Pedrarias y un largo etcétera. ¡Que envidia! ¡Quien pudiera!
La obra de Enrique Rajoy, Sebastián de Ocampo.-Un comendador gallego descubre la isla de Cuba está disponible en papel y ebook en www.visionlibros.com y en www.terrabooks.com, pudiendo hacerse los pedidos en la siguiente dirección:

pedidos@visionnet.es

martes, 23 de agosto de 2011

LA INTERMINABLE GUERRA DE LAS VIUDAS Y LOS HIJOS


Los matrimonios que deciden nombrarse herederos entre sí, antes que a los hijos, responden a diversos perfiles. Parodiando el inicio de Ana Karenina podríamos decir que “Todas las familias felices son iguales, pero las familias desgraciadas lo son cada una a su manera”.
PRIMER CASO:
Existe un primer caso diríamos pacífico o todo lo más de guerra fría. Simplemente se desea que el viudo o viuda pueda no solo poseer (ser “usufructuario”), sino también vender o hipotecar (ser “heredero”), pero que, una vez muertos ambos esposos, los bienes que queden pasen a pertenecer a los hijos. Estos matrimonios suelen decir: “Nosotros lo ganamos, hacemos con ello lo que nos da la gana”.
Este caso es fácil de solucionar: basta con que ambos cónyuges se instituyan recíprocamente herederos en testamento y así el sobreviviente será el dueño de todo el patrimonio, del que podrá disponer a su gusto. Los hijos serán instituidos herederos sustitutos con lo que, muertos ambos padres, se repartirán lo que quede (que será todo o casi todo, pues la gente normal no se gasta la herencia en juergas). Ciertamente los hijos tienen un derecho económico, un crédito legitimario sobre la cuarta parte del valor de la herencia, pero el derecho gallego autoriza a retrasar su posesión hasta la muerte del viudo, gravándolo en usufructo a favor del superviviente (art. 241). En la práctica este derecho se reduce al de solicitar al viudo la constitución de un aval bancario, pero los hijos sabios no lo harán, porque esta atribución se suele complementar con la llamada cautela socini que significa que “el descendiente que reclame su crédito en vida del viudo, queda reducido a lo mínimo en ambas herencias”, con lo cual el hijo desconsiderado terminaría por heredar una cuarta parte de sus expectativas. No, no es negocio.
SEGUNDO Y TERCER CASO:
El segundo y el tercer caso son más complicados técnicamente, pues en la solución de ellos no colabora el “interés” de los hijos, sumado al presumible “amor” que estos profesen a sus padres. El “segundo caso” es cuando se necesita el piso familiar para pagar el internamiento del anciano superviviente en una Residencia de Ancianos. Con frecuencia, aparecerán de la nada hijos egoistones que tampoco querrán hacerse cargo del vejestorio. El “tercer caso” es el del empresario o profesional que al final de su vida se divorcia y se casa con su principal colaborador/a presumiblemente más joven, al que nombra heredero y que, lo más probable, es que piense en sus propio parientes como destino final de los bienes. En ambos casos (2º y 3º) los hijos no se sentirán estimulados a colaborar con la sucesión ya que la expectativa es que los bienes acaben siendo propiedad, bien del Geriátrico, bien de unos desconocidos. Intentarán salvar lo salvable. Estos son los casos de auténtica guerra. Jacques intentará reflejar aquí el armamento respectivo.
PRIMERA ARMA.-Fusil de asalto Kalasnikov: Los esposos se nombran recíprocamente herederos plenos en testamento, con facultad al viudo para vender, hipotecar, etc., y de apropiarse de las cuentas bancarias. Reconocen el crédito legitimario a favor de los hijos (1/4), pero gravado en usufructo a favor del superviviente.
CONTRA-ARMA.-Misil antiaéreo Sam-7: Muerto el testador, los hijos piden al viudo que “afiance” en un Banco el pago de las legítimas. Al mismo tiempo sus respectivos abogados inician una tensa negociación bajo la amenaza de soltar…
¡LA BOMBA ATÓMICA! Los hijos pueden “anotar” todos los bienes de la herencia en el Registro de la Propiedad en tanto no se les paguen las legítimas. Esa “nota” significa que los bancos no concederán hipoteca al posible comprador, con lo que solo se podrán vender a tocateja.
ANTI-MISIL PATRIOT: El testador puede nombrar “testamentero”, con la facultad de determinar, valorar, afianzar y/o pagar las legítimas, pudiendo depositar su importe notarial o judicialmente de no ser admitido el pago, así como solicitar por si solo la cancelación de la “nota” de derecho legitimario, por medio de acta acreditativa de dicho depósito.
También se puede seguir la guerra en el Juzgado, pero en ese caso, el guión será el de LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS. El consejo de Jacques es que se redacten normas de ejecución testamentaria (albaceazgo) lo más minuciosas y precisas posible, pues no se olvide que estamos ante el mismo difunto hablando desde ultratumba. Y la voluntad del testador es la ley de la sucesión. Esto me lleva a abordar un último asunto, muy conflictivo en Galicia:
EL PAPEL DE LOS BANCOS
La palabra “papel” va con segundas. Los bancos y cajas no se creen el derecho de Galicia. En concreto, no se creen el art. 249-1º que dice que el legitimario será considerado a todos los efectos como un acreedor. Se niegan a aplicarlo y punto; empezando por el principal Banco y la principal Caja gallegos. La legítima en Galicia es un mero derecho de crédito, como la tarjeta de El Corte Inglés; pero así como los bancos no piden el consentimiento de El Corte Inglés para entregar el dinero al viudo, si piden un “papel” firmado por los hijos-acreedores. O sea, aplican el derecho castellano (en vez del gallego), que concede a los hijos un derecho real a la herencia, es decir a bienes “de la misma naturaleza, calidad y especie” que los demás. Por supuesto ese famoso “papel” es fuente de todo tipo de presiones y chantajes pues, pensando en gallego, los hijos se dicen que si les hacen firmar, por algo será. Sugiero a esas asesorías jurídico-bancarias que pregunten a sus homónimas catalanas, donde, con idénticas normas legales, no se cometen semejantes desaguisados.
Es frecuente que en los despachos profesionales se formulen preguntas por parte de esposos testadores que solicitan medidas para que no se produzca el bloqueo bancario-filial, una vez fallecido uno de ellos (suelen citar el caso de algún conocido). Jacques sugiere el uso decidido de las “normas de ejecución testamentaria”. Por ejemplo: “Ambos esposos se conceden el pleno dominio de las cuentas, fondos y depósitos en Bancos y Cajas, de cualquier especie que sean y la facultad de apropiarse de ellos. Prohíben expresamente a las entidades de crédito que condicionen la entrega de dichos fondos al viudo/a, al consentimiento de terceros o acreedores, aun siéndolo de legítima, la cual tiene en Galicia el carácter de un mero derecho crediticio. De ser exigido dicho consentimiento, el Banco o Caja deberá indemnizar los daños y perjuicios causados que estiman en un valor similar a otro tanto de la cantidad cuya entrega haya sido ilegítimamente condicionada, todo ello sin perjuicio de la moderación judicial”.
Vamos, que los hijos dan mucha guerra.
Por último, un breve apunte fiscal. Hoy por hoy, si los hijos son “buenos”, lo mejor es legarse entre esposos tan solo el usufructo, nombrando a los hijos herederos. Los hijos tendrán que autorizar las ventas post-morten, pero así se consiguen más exenciones de 125.000 euros en el Impuesto de Sucesiones, porque habrá más herederos (hay una por cada heredero). Es cierto que el presidente Feijóo prometió eximir las herencias de esposos e hijos en cuyo caso el fiscal ya no sería un factor a tener en cuenta… pero también parece que esta crisis es mucha crisis.
Millot

LA CIUDAD BLANCA.-Comentario a "El mundo de ayer" de Stefan Zweig

Las navidades pasadas fui a Viena y a Salzburgo con Turis-música. Creo que el grupo esperaba de mí, que me comportase como un competente turista musical, o sea que me pusiera el smoking con faja colorada para asistir a la Ópera del Pueblo y dijese mmm... mientras probaba la genuina tarta sacher en el hotel Sacher. Pero en ese caso Jacques, ya no sería Jacques, quizás un tipo más idiota, quizás menos. Mi vicio particular consiste en que yo solo voy a los sitios donde vivieron escritores famosos y una vez allí me dedico a rastrear como un sabueso, hasta que encuentro a sus personajes.
No bien llegué a Viena me dispuse a encarnar la vida de Stefan Zweig, aprovechando un hecho nada casual del que me dispongo a dar cuenta. El hotel, con sus columnas iluminadas a contraluz en tonos tostados y naranjas, es una proclamación de ese tono de discreta elegancia del que aquí se pretende hacer una marca. La directora se unió a la recepción de los turistas-musicales en la cafetería; con su traje de ópera negro me hizo pensar que ella era la auténtica belleza rubia, no Marilyn. Me dijo sí, que era cierto, que ese había nacido en la casa donde estábamos. Pero en un tono tan bajo y mezclando tantos retazos de otra conversación, que no tuve ánimo de insistir. “Hay que ver que preguntas hace, Frau”, le respondí cuando me preguntó que a qué ópera pensaba asistir. No se daba cuenta que yo era Stefan y había otras cosas que me preocupaban más. Por ejemplo que, tal como escribí en El mundo de ayer, “un café Vienes de categoría pone a disposición del público todas las revistas literarias importantes del mundo”. Y aquí no había ninguna, salvo que las revistas se llamen Mozart, Mozart, Mozart y... W.A. Mozart. Salí a la calle para tomar la nieve porque me ardía la cara. Me fijé que un hombre rondaba por allí, me llamó la atención su enorme frente y la nariz rematada en una especie de bola color tomate. Me miraba con nostalgia, como si deseara hablar conmigo pero no pudiera.
Salzburgo, el burgo de la sal, está a pocas horas de Viena por autopista. Me alojo a dos casas de la puerta de la colina de Capucinerberg. En ese parque está la casa de Zweig, la que sale mil veces en sus memorias. Entreguerras era un lugar de peregrinación de escritores y tipos como yo, más fantástica aún que Yasnaia Polaina, la casa de Tolstoi en la estepa rusa. El cicerone me ofrece la visita a la casa de Mozart, de la madre de Mozart, del tío de Mozart... Pero la pregunta que le hago, le hace torcer el gesto de una forma, en verdad, molesta. ¿No quiere ver el cementerio?
Salgo a pasear, un tanto frustrado. El mercado de Adviento es un derroche de nívea blancura, camaradería, vino caliente y belleza. Yo entro en una librería, justo al lado del arco de entrada a Capucinerberg. Algo escondido, encuentro el libro:
“Al principio pensábamos que eran una manta de gamberros –dice Zweig en El mundo de ayer-. Un día el profesor Strauss con el que colaboraba en el libreto de una Ópera, se desvió de mí por la calle. Me telefoneó de inmediato; sus sentimientos hacia mí seguían como siempre o incluso mejor que siempre. Pero dada su posición social, no debía ser visto andando por la calle con un judío. Seríamos amigos domésticos, en nuestras casas”.
Pregunto a la librera cual es el número de la casa de Zweig.
Silencio. Mirada extraviada. Cojo del anaquel un caro volumen con láminas de músicos famosos y hago gesto de ir a pagar.
-Number two –susurra en un tono tan neutro que bien pudiera estar diciéndome el número de serie del libro o cualquier otra cosa.
Subí la escalinata de Capucinerberg. El hombre que había visto en Viena, venía detrás de mí, trastabillando sobre el hielo. “¡Bah, otro admirador de Stefan!”, me dije. Al ver mi gesto huraño se desvaneció por un sendero lateral.
La casa es un antiguo pabellón de caza. El lugar es de una belleza tan intensa que hace daño en el corazón, una belleza que mete miedo. Salzburgo a los pies, un lujo barroco, mil veces más hermoso que Venecia. Si miras al cielo, verás los albos muros que hoy sabes siniestros de Berchtesgaden. Hitler maquinó aquí la llamada solución final. Familias enteras, hasta diez millones de personas, desfilaron de la mano hacia la cámara de gas. La niebla, como una gasa o un sudario se tragó un mundo, el mundo: casas, universidades, libros, honores, fiestas, estadios de fútbol, vestidos, trabajos, pensamientos y afanes. Nacht und Nebel, (noche y niebla), así se llamó al decreto que ordenó el fin del mundo. La niebla se lo tragó todo, nadie habla de ello. Stefan consiguió huir para luego, suicidarse en Brasil. La guerra volvía las tornas pero ¿a dónde regresar? El Apocalipsis se había producido y ya no tenía vuelta atrás. ¿He dicho que era judío? No, no era nada; eso sería genealogía. Era un hombre laico, progresista que consideraba la religión algo anticuado y jamás en su vida había pisado un templo.
Tuve la humorada de subir a almorzar a Berchtesgaden, (el nido del águila), el lujoso chalet fin de semana de Hitler. Ahora es un hotel llamado “Hotel”, un sitio mágico entre el sueño y la realidad. Espectaculares rubias vestidas de campesinas, sirven vino caliente y ofrecen regalos de navidad. Elton Jhon y su novio se relajan en la termas de cantos rodados, entre la nieve. Un trineo tirado por seis caballos blancos traslada a los huéspedes de un sitio a otro. En la piscina del hotel, nadan tres tiburones blancos. Una camarera llamada Gertrude, al ver que voy a preguntarle algo, pone en su rostro una sonrisa virginal.
-¿Cómo se llamaba este lugar hace setenta años? –disparo.
Quiero que entendáis que yo era Zweig y que mi alma no estaba en un estado normal. Aquí, justo aquí, se había incubado el huevo de la serpiente. Escruté la mirada de Gertrude, su perplejo silencio cómplice. Creedme, su bello rostro se descompuso rápidamente, como un cadáver.
Mi auto-regalo de navidad es el mismo libro de láminas que había ojeado en la librería. Abro al azar y aparece el retrato del hombre de Capucinerberg. Y lo más curioso es que dice que se llama Richard Strauss, el autor de la Sinfonía alpina muerto en 1949. “Cuestionado por su adhesión al partido nazi, excusó su responsabilidad en el hecho de que, la pertenencia al partido, era en esencia obligatoria para todo ciudadano alemán”.
Las próximas vacaciones iré a Lisboa. Es más fácil hacer de Pessoa.