unha ciencia que Dios non quixo darvos
Ya solo falta que manguen el arca de plata del Apóstol, y creo que estamos a las doce menos cuarto. Después del Calixtino, ahora resulta que ha volado A Virxe do Cristal, una de esas obras de valor antropológico en la que los gallegos representamos la esencia de nuestro ser y estar en el mundo. Cantada por Curros Enriquez en su famoso poema, llevada a la Ópera; su fiesta congrega siempre a docenas de miles de personas.
El asunto tiene todos los perfiles de un género, el negro, en el que los gallegos si que somos el Real Madrid o el Barcelona: lo de Asumpta y el Calixtino no nos parecía nada y ahora nos hemos pegado un tremendo chute. O Cristal, desde siempre, suscitó interpretaciones esotéricas o extraterrestres: consiste en una virgen minúscula introducida en un cristal curvo en el s XVII, cuando no existía tecnología para ello. El advenimiento del famoso Cristal a la Tierra estuvo rodeado de un arrancamiento de lengua, un muerto de frío y también... una historia de amor. Lee a Curros (A Virxe do Cristal), de verdad, no te va a pasar nada excepto un dolor de cabeza que se cura con una aspirina.
Ahora va y desaparece. Y matan al cura tras unos días de ausencia e incertidumbre.
Jacques, por temperamento, ha optado por tomarse con humor esta volatilización súbdita e implosiva de nuestra cultura. El post A Rapa das Crestas puede ser un ejemplo. Pero en este día no puede menos que pensar con Curros...
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