miércoles, 21 de septiembre de 2016

LOS 10 PUEBLOS MÁS BONITOS DE GALICIA

LOS 10 PUEBLOS MÁS BONITOS DE GALICIA: 10) O COUREL: LA ORGÍA PERPETUA

COMO CAZAR ESPECIES PROTEGIDAS SIN QUE TE PILLEN
         Aquel día de inmortal deleite disparé una y otra vez sobre ellas. Son unas impúdicas perversas y se tienen merecido mil veces lo que pueda pasarle. Uno se llega a preguntar como puede haber criaturas tan viciosas. ¿Qué? ¿Qué que hacen? ¿Te parece poco fingir los ojos tiernos, misteriosos y turbios de otras especies para aparearse con ellas? Otras son autógamas; se pliegan sobre si mismas hasta conseguir autofecundarse. O forman un tubo con sus miembros donde la temperatura sube 3º, forzando a amarlas a sus ateridos visitantes. O los golpean tras el acto del amor, tan fuerte, que ya no puedan acercarse a otra. O los emborrachan. Etcétera. Cuando sabes de la existencia de tan demoníacas criaturas, el veneno de buscarlas y apuntar sobre ellas entra en tu sangre… y ya estás atrapado.
ENCINA

         El ciclista sufre esa pasión y cuando mayo está a punto de cambiar a junio, o acaba de hacerlo, siente que debe ir al Courel. La elección del día exacto es algo complicada: alguna de las especies más fantásticas desaparece en junio; otras, en mayo, aún no han comenzado su fastuosa exhibición de locura sexual. Como todo lo bueno en la vida, depende de dos factores: no renunciar jamás a los propios sueños y una pizca de suerte.

IGLESIA DE ESPERANTE

         Así que este año elige junio, bien entrado, para aparcar el coche en Seoane, sacar la bici e iniciar su safari. Su plan consiste en bajar hasta el río Lor por el camping de Esperante y a partir de aquí ir ganando altura hasta el Alto do Couto. En este punto es donde tendrá que andar más listo para que no lo pillen. Desde el Alto piensa bajar hasta el pueblo fantasma de Visuña, prolongando el recorrido por el caos de rocas de mármol que están al otro lado. Pretende ir agotando las especies una tras otra, paf-paf-paf; encontrar sus cazaderos a medida que los cambios de altura y de clima (atlántico, mediterráneo, siberiano) hagan aparecer sus distintos hábitats; ojear el mayor número posible de variedades. Dar la ocasión a estos seres fascinantes de volver a llenar su imaginación de fantásticas pesadillas y así volver a cargar las pilas para un nuevo curso.
         Unos minutos después la bici desciende a toda velocidad hacia Esperante. El olor de la hierba es tan ácido que pica en las narices y unas gasas de bruma en el ambiente prometen hacer más que emocionantes las emboscadas y los aguardos. Macizos troncos de castaños ancestrales, como gigantes mutilados, le recuerdan que está en el Courel, la próxima frontera natural que nos queda por cargarnos, ahora que ya ha caído Enciña da Lastra.
DEVESA DE ROGUEIRA
         Las orquídeas del Courel combinan a la perfección la sensualidad multicolor del trópico con la fantasía mágica de lo gallego. No conozco flor más aditiva. Muchos aficionados han dejado su vida en la selva por encontrar una nueva especie. ¿Qué les hace perseguir semejante Eldorado? Para muchos puede ser simplemente que se trate de algo bonito, muy bonito: la evolución ha dotado a estas plantas de un órgano multiforme, el labelo, cuyas infinitas estrategias sexuales han dado algunas de las mejores aproximaciones al ideal de lo bello que ha producido la naturaleza. A otros, más reflexivos, les atrae al sueño de la inmortalidad: convivieron con los últimos dinosaurios en el cretácico y su aparición está vinculada al famoso insecto encerrado en ámbar dorado de Jurassic Parc. Pero si escuchas a aquellos que han pasado infinitas penalidades o incluso han arriesgado su vida por ellas, te darán otra respuesta: es lo más opuesto que existe a la oficina o al tajo. Nada hay más valioso que las propias fantasías, sin las cuales la vida del hombre no es sino un sucederse de días áridos y vacíos como un alba de invierno.
         Su orgía perpetua ha producido innumerables híbridos, mutaciones, especies anómalas...; cada día te espera una sorpresa. Podría decirse que es la flor de los soñadores, de los que huyen de la monotonía asfixiante de la rutina diaria. Dentro de estos trasnochados románticos cada uno tienen su obsesión particular, su amor. Miento, su amor no; la palabra es “su pasión”. El ciclista, por ejemplo, está obsesionado con la más malvada de las criaturas que Jehová pudo haber concebido en el 3º día de la creación: la caníbal, la Antropófora.
         A las siete, la temperatura sobre el río Lor podría parecer de enero si no fuera por la luz lechosa y verde que alumbra a tan temprana hora de la mañana. El ciclista gira la vista a la derecha. La iglesia gris de Esperante con su tejavana cubierta y su cementerio apretujado alrededor sugiere una sociedad aterrada, dominada por los prejuicios y la muerte en plena juventud. En este punto, pasadas la iglesia y el camping, comprueba que todo esté en orden, preparándose para iniciar la escalada. La ganancia de altura se experimenta de una forma tan brutal como si estuvieras despegando en un Boeing. En fin, nada que una bici moderna no pueda superar aplicando las tres reglas: tomárselo con calma, plato pequeño, piñón grande.
 En consecuencia, la velocidad es lenta lo que no está nada mal porque siempre hay algo que ver: una fuente cubierta; una salamandra a manchas moradas y amarillas; la clásica ardilla que salta al camino y le echa una carrera. El ciclista debe reconocer que en esta fase no disfruta tanto como dice: mientras no supere la zona de clima atlántico y tierra ácida (y no alcance el país mediterráneo, de suelo calizo), no espera encontrarse con sus ninfas de ojos turbios y labios brillantes.
ALDEA DE CÉRAMO
Más fresco de lo que espera, llega a la bifurcación: a la izquierda, ROMEOR; a la derecha VISUÑA. Por aquí. Siempre hacia arriba pero a partir de ahora con más alegría: puede poner el plato mediano y, a veces, echarse una carrerita quitando dos o tres piñones. Sutiles cambios están a punto de producirse en el paisaje. La tierra adquiere progresivamente reflejos dorados y la humedad huele distinto, como a moho. Se aproxima la Galicia no-gallega, la de la caliza, la de las cuevas de estalactitas y estalagmitas, los fósiles de mamut y, lo más excitante, la de las orquídeas. La velocidad de la bici se incrementa y si sigues con  la vista fija en los arcenes, puedes muy bien caer en un barranco. En vez de seguir pensando en barrancos, la palabra barranco le lleva a barco y esta a Darwin y su famoso crucero a bordo de la fragata Beagle. Las orquídeas han tenido su puesto de honor en el descubrimiento de la Evolución de las Especies, gracias a su increíble capacidad de hibridación y mutación. Nuestras perversas no fueron menos importantes que los galápagos en el hallazgo del camino que del mono conduce al hombre: Darwin descubrió en Madagascar una orquídea cuyo espolón medía 28 centímetros antes de llegar al néctar y predijo que tendría que haber una mariposa con una trompa semejante. Así fue y a esta orquídea se le llamó Predicta (la predictora). ¿Comprendes ahora porque atraen tanto las orquídeas a los persecutores de fantasías? Parafraseando a Shakespeare podríamos decir que estas flores están hechas de la misma sustancia de la que están hechos los sueños.
         Entra en la zona mediterránea. Alcornoques, jaras, lavandas... Se le pone la carne de gallina porque sabe que a partir de aquí pueden aparecer en cualquier momento. Una pareja de gordas perdices despega con el estrépito de sus alas. Un baile de menudos miembros entre la maleza. Frena, deja caer la bici. Pero no es el perverso movimiento de piernas humanas de la Antropófora sino un macizo de narcisos de abril, ya mustios.
         Tiene suerte. Mientras aun está ocupado con sus decepcionantes narcisos surge la Apífera (Oprhys apifera). Con sus tres sépalos rosados en forma de estrella de Mercedes Benz, su labelo de peluche y su mancha morada es inconfundible. Esta pájara es la que se autofecunda a si misma cando no ten quen a queira. Todo es sexo, pero el ciclista no aconseja que practiques la indelicada maniobra de escarbar debajo de la planta. Te baste con su palabra: allí se esconden los huevos: los dos. En Turquía hacen con estos testículos un pretendido afrodisíaco, el Salep. Si lo pruebas verás que produce flatulencia y aliento cadavérico. Es decir que su efecto es el contrario. Mejor, Viagra.
LA APÍFERA
ESCOLOPAX
         No fue mal premio porque es difícil ver una Apífera tan arriba. A la izquierda de la pista se abren las grandes canteras de caliza color beige y a partir de ahora hay que andar con cuatro ojos. Estas caleras entre los 500 y los 1000 metros son el auténtico Masai-Mara de las orquídeas. Las agujas del reloj marcan las ocho. Los graznidos de las rapaces indican que empiezan a desperezarse al calorcillo. Más arriba. El ciclista encuentra una senda entre una cantera abandonada, ya tapizada por la vegetación. Si el terreno no estuviera tan blando exploraría con más rapidez, pero este año ha llovido en cantidad. Vislumbra a lo lejos un muñeco amarillo con piernas y brazos. ¿La antropófaga haciendo de las suyas? Bah, visto de cerca es un simple pensamiento de montaña, algo muy bonito… para los que les gusten los pensamientos de montaña. Se siente optimista, aquí tiene que haber. Los cristales de calcita arrancan destellos a los primeros rayos de sol: esto parece una discoteca o un mundo de La Guerra de las galaxias. De repente surge la Escolopax (Ophrys scolopax), casi se la traga. Aun algo tembloroso se agacha sobre ella. Echa un vistazo, reconoce la forma de paloma de la columna (el órgano bisexual) y la “X” morada que atraviesa el labelo, no tan peluche como el de la Apífera. Si bien aun no ha colmado sus esperanzas, el resultado a estas horas no está mal. Después de cazarla con su cámara, zas-zas-zas, la deja en paz que es lo que hay que hacer. ¿Llevártela? ¿Quieres llevarte un sueño en el bolsillo, tocarle? Es imposible, amigo. Para ponértelo resumido, necesitarías más de media docena de especies de hongos, a través de los que se nutren las raíces de la planta. Si eres un catedrático del instituto Pasteur de París, puedes intentarlo, pero entonces te irás a chirona porque estas maravillas están protegidas por el convenio CITES. En países menos broncos que el nuestro a las especies más raras le ponen protección policial noche y día; aquí, como luego contará el ciclista, le vamos a tirar la bomba atómica.

         “LONDRES/EFE. Un dispositivo policial vigilará que nadie dañe o robe un ejemplar de una orquídea, considerada la flor más rara del Reino Unido, que floreció en un campo de golf de Lancashire, al norte del país.
         Se trata de uno de los doce ejemplares conocidos en el Reino Unido de la orquídea Lady´s slipper (zapatito de dama), llamada así por su similitud con un zapato de mujer.
         La policía de Lancashire se ha hecho cargo de la vigilancia, ya que es uno de los ejemplares más codiciados por los coleccionistas de orquídeas, que llegan a pagar por ellas casi 6.000 euros…”(de La Voz de Galicia).

         Mejor será no decir si existen esas orquídeas en España, aquí llamadas Zapatitos de la Virgen… aunque creo que ya se me ha escapado.

         Arriba, más arriba. Habiendo rebasado con creces el límite del mes de junio el ciclista observa con pena a las Itálicas (Orchis italica), negras y agostadas a la vera del camino. Ellas prefieren mayo. En fin, a cambio espera con toda seguridad encontrar a su deseada Antropófora, que prefiere el mes mas largo del año para asomar. Sí, dijo asomar. Las orquídeas han hecho suya la elección de Aquiles: prefieren un momento de gloria fulgurante y luego enterrarse bajo el suelo, en sus bulbos, a una vida larga y anodina, lastrada por las miserias de la vejez.
         Al fin llega al territorio dominado por el castillo de Carbedo. Aquí, en la falda de la gran roca, es donde espera ver aparecer a su amada-odiada, por la experiencia de años anteriores. ¡Dios mío! ¡Que ve! ¡Un desastre, un horrible desastre! No osa mirar abajo. Carbedo, mejor dicho, el lugar donde debería estar Carbedo es una nube de vapor de agua, una niebla densa e insondable. Ni siquiera puede estar seguro de donde está el castillo. Inútil sumergirse en esa mancha de algodón quirúrgico.
LA ITÁLICA
         Respira y decide tomárselo con calma. Aun nos queda la subida al Alto do Couto, la bajada a Visuña y vuelta por aquí: la niebla puede levantar. Debe admitir que pronto se le pasa el berrinche. Repara en que, a medida que gana altura, la época de floración de las especies se retrasa. Ya cerca de la entrada de la Devesa de Rogueira encuentra un macizo de sonrosadas Itálicas, en lo más jugoso de su floración. La inflorescencia de Orquis itálica podría parecer un delicioso motivo para decorar un cuarto infantil si no tuviera algo turbio. Como todas. Parece un ejército de angelitos rosas, perfectamente constituidos con su cabeza, tórax, brazos y piernas. Algo muy tierno, sí, sobre todo si no viniese acompañado de un gran pene flácido. Ligada al bosque mediterráneo y a la cal, es de las que no fallan si sabes buscar en el lugar adecuado en mayo. O en junio, pero más arriba.
         Ahora viene la única zona desagradable, el Alto do Couto, el sitio donde te pueden pillar. Por suerte, cuando sus ojos se acostumbran a la negrura de los pinos nórdicos, comprueba que no hay nadie. Sonríe encantado. Se detiene en el mirador y se da un descanso, consciente que no hay un solo ser humano en un entorno de kilómetros. Se le permite vivir un pedazo de mundo prístino, como solo debió existir en los tiempos posteriores a la Creación. Súbitamente, es arrancado de su sueño. Las lenguas espiraladas de los Himantoglosos (Himantoglossim hircinum) se retuercen a sus pies. Estos labelos en forma de cinta, blancos con manchas fucsia, son la viva imagen del vicio. Pequeños escarabajos polinizadores, que pernoctan en el interior del casco, empiezan a salir a medida que el calor aprieta. El ciclista se tumba, acerca la nariz, para percibir el tufo a macho cabrío (hircinum) que dicen que caracteriza a la especie. A él le huele a sardina. Es la 4ª especie del día, y se hubiera dado por satisfecho si una de ellas hubiera sido aquella hacia la que le arrastra su pasión.
HIMANTOGLOSO
         Bajada hacia Visuña, mucho menos empinada que por el otro lado. Le da tiempo a admirar las encinas y los alcornoques, algo exóticos en nuestros paisajes. Grandes crestas de caliza en lontananza, mejor no recrearse en ellas. En las fallas se abren cuevas donde se arrojaron a los pobres muertos de nuestra guerra incivil. Visuña es un aldea encantadora atravesada por ríos que circulan un poco por todas partes, incluso debajo de la losa que pisan tus botas. Casi abandonada, pero no del todo: ahí está un viejo sentado en el pretil del puente, calentándose al sol con ambas manos sobre su cachaba. El ciclista se hincha un poco y se dispone a hacer alarde de sus conocimientos históricos:
LA CUADRA DE INCITATUS
         —¡Vaya cuadras, la leche! Desde luego, no se privan ustedes ¡de mármol puro! —En efecto, son tan blancas como el Partenón—. Le voy a contar una cosa ¿sabía usted que hubo un emperador
romano, llamado Calígula, que nombró Senador a su caballo. Le hizo un pesebre de marfil y una cuadra de mármol. ¡Igual que estas! ¿Quién iba a pensar que en el Courel…?
         —Pues yo tengo un burro aquí alante —responde el hombre sin inmutarse.
         —¿Qué? ¡Ah! ¡Ya! Pues el caballo de Calígula se llamaba Incitatus.
         —Será presumido éste...
         —Oiga ¿yo a usted le he hecho algo?
         —Digo el burro que tengo en la cuadra aquí alante. Va a ser que se llama Presumido. El nombre es largo, pero se lo puso la finada y no se puede cambiar. Por respeto.
         El ciclista se queda pensativo y escudriña el rostro del viejo. Parece un indio de madera; no mueve ni una ceja.
         —¡Adiós y a los buenos días! —se despide, pensando que no vale la pena malgastar su formidable caudal de erudición histórica con semejante vejestorio.
VISUÑA MARMÓREA: UN PARTENÓN DE ALDEA
       
         Subiendo por las desiertas calles, resbalando por las losas, el ciclista llega hasta la iglesia, la clásica coureliana cuyos tejados se derraman por las inmediaciones. Las terribles lápidas: Carmen Préstamo, falleció tal día, a los 16 años de edad. Este pueblo de mármol no le engaña: en el pasado solo hubo miseria, desolación, muerte… Se imagina que la poesía y los sueños de futuro tuvieron aquí un difícil asidero. Quizá por eso Uxío Novoneyra, el poeta del Courel, eligió un género que significa dolor, lamento y llanto: la Elexía do  Courel.
LA MORIO...

         Vuelve a la parte baja del pueblo, donde hay una marquesina con un cartel que dice: CURSOS DE GALEGO. NIVEL CELGA 3. Retoma su bicicleta haciendo slalom entre paredes de rocas fragmentadas, como tras un terremoto. Sobre ellas, en praderías salvajes elevadas, encuentra dos especies que nunca fallan. Orquis morio, carnosa, de color violeta, cuyo casco recuerda al gorro de un bufón. Orquis mascula, más aislada, diferenciable de la anterior por el talo de intenso color vinoso.
...Y LA MÁSCULA
         Asciende ya de regreso al Alto do Couto. Pendiente suave que le permiten fijar la vista en la cuevas: Buraco de Arcoia, das Choias…; auténticos cementerios donde muchos esqueletos aguardan el Dies Irae. Al acercarse a la Devesa de Rogueira le invade un pánico creciente: aquí es donde te pueden pillar. En cualquier momento puede aparecer alguien preguntando por una churrasquería o ¿me puede decir donde hay una papelera? o ¿sabe si aquí hay cobertura? El ciclista perfila su estrategia para el difícil paso: pondrá un rostro exhausto como el de Chris Froome en el Galibier, con el que consiguió engañar a sus enemigos. Así, nadie le hará preguntas.
         La realidad es más monstruosa de lo que había imaginado. Hay de todo, autobuses, un Porsche Carrera de color rojo e incluso gente desesperada buscando aparcamiento.  El ciclista sabe que es como Orestes tras su bajada a los infiernos: si mira a un lado, el encantamiento desaparecerá. En fin, en esta época la Devesa de Rogueira es apestosa; pero en otoño, ya vacía, tiene su encanto, con las musarañas reventadas asomando por entre sus dientecillos las envolturas de celofán rojo de un Bollycao.
LA DEVESA: TODO QUISQUI SE QUEDA AQUÍ
 La velocidad de bajada es impresionante y si te dejas sugestionar por el espíritu competitivo del cuenta-kilómetros puedes suicidarte a más de 70 km/hora. Como hay arenilla y curvas cerradas tu viuda podrá justificar muy bien que se trató de un accidente, aunque no tengas en la póliza la cobertura “ciclo-suicidio”. Un gato montés salta frente a la bici y comienza a huir por delante pegando grandes saltos, mientras hace oscilar a babor y estribor su larga cola dorada. Es la última moda animal: a veces preceden a las bicis durante kilómetros (a pesar de lo fácil que les sería apartarse). Creo que lo hacen por puro espíritu deportivo. Solo cuando estás a punto de pillarlos se hacen a un lado y te miran pasar, alzando despectivamente los bigotes.
¡AHORCADOS AMARILLOS!
Al girar una curva aparece de nuevo el castillo de Carbedo. La niebla se ha disipado y la límpida atmósfera dibuja cada una de sus macabras líneas. Podrían filmar aquí Drácula III. El ciclista se echa al bolsillo del maillot el bocata y el bidón de agua y se dispone a dejarse asaltar por su dulce asesina mientras merienda. Se sienta en la hierba, a un tiro de piedra de la muralla exterior. Los milanos callan. Desde el primer instante se da cuenta de la presencia de “la caníbal”, a sus espaldas. Finge indiferencia para prolongar el momento. Súbitamente el bocadillo deja de interesarle. Y se arrodilla ante la más enigmática de las orquídeas. Aceras Antropophorum es su nombre, debido a la forma de hombres ahorcados con casco que tienen sus múltiples labelos dorados. La orquídea do
home aforcado se arrejunta casi con cualquier cosa: aquí en el Courel es fácil descubrir híbridos -con Orchis- que puedes bautizar con tu nombre o con el de tu actriz preferida: Aceras scarlet-johansoniana. El ciclista no es capaz de dejar de pensar en Darwin, un alma gemela: después de recorrer el mundo a la búsqueda de galápagos y simios va y resulta que la clave de la evolución estaba en casa. En Inglaterra encontró el material para escribir su segunda gran obra La fecundación de las orquídeas, hoy reconocida como mucho más decisiva para las tesis evolutivas. El inglés de la levita y las largas barbas blancas se pregunta ¿podemos sentirnos satisfechos al decir que cada orquídea fue creada exactamente tal como la vemos ahora? Y se responde: “La actual estructura maravillosamente modificada de la flor se debe a una larga trayectoria de paulatina modificación”. Adán y Eva fueron orquídeas. Con la antropófaga hay que andar listos porque su sexualidad es desbordante y atrae a casi todo para sus cópulas: arañas, escorpiones, abejas, moscas... Que no te hibride el coco o te soñarás colgado en uno de esos árboles de ahorcados con que nuestro Gran Capitán adornaba los campos de Italia. Una Aceras (sin cuerno) debió ser aquella gran orquídea negra de Artl que se hibridó con un humano tras un proceso de fagocitosis. No es de extrañar que criatura tan portentosa fuera valorada en más de 20.000 dólares. Si te llamó la atención la historia de La orquídea negra la puedes leer completa en www.ciudadseva.com; y, si te vas a interesar por las orquídeas gallegas es fundamental que leas Guía de las orquídeas de Galicia, de Carlos Cortizo y Elvira Sauquillo en  www.bahiaedicions.net.
         Así pues, la caza ha sido magnífica: 7 especies sobre las 25 que existen en el Courel han sido fusiladas a placer por la cámara. Ni un solo segundo de aburrimiento. ¿Puede haber algo mejor? Respuesta: sí, pero nuestras autoridades se disponen a echarle la bomba atómica. Se trata de la ruta que desde El Barco de Valdeorras y Rubiá sube hasta los Penedos de Oulego. El parque de Enciña da Lastra muestra hasta 27 especies de la “obra más sublime de Dios” (Darwin dixit). Alguien ha decidido que la autopista a Ponferrada tiene que pasar indefectiblemente por allí. Tan magnífica idea tiene ilustres precedentes en nuestra tierra: con este mismo método se consiguió acabar con el Stonehenge gallego, el círculo lítico de A Mourela, abducido por la autopista de Ferrol a Vilalba. El ciclista pide perdón por lo terrorista del titular (Como cazar especies protegidas en el Courel sin que te pillen) que solo se justifica como una llamada a la sublevación contra semejante atentado ecológico. ¡Que se atrevan a intentarlo!
ESCUDO DEL CAUREL
         En el bar un amable vecino le informa sobre el escudo borbónico del antiguo ayuntamiento de Seoane. Hay que echarle un vistazo. Tiene Toisón de oro y todo. Parece ser que los carlistas lo chamuscaron durante las guerras del siglo XIX. El ciclista pregunta en tono falsamente ingenuo:
         —¿Y no sería mejor llevarlo a Folgoso, ahora que está allí el ayuntamiento?
Franco lo trasladó allí tras la guerra y los seoanenses aun sangran por la herida. Se trata de un hombre bajo pero se cuadra y su porte se vuelve recio, magnífico:
         —¡Que lo intenten!
         Pues eso.
EL PARKING
   
             P. D.-Seoane, la capital del Courel, fue "liberada" por las tropas partisanas en 1942, creo que fue la mayor población de España en que tal ocurrió. En castigo, Franco trasladó el ayuntamiento coureliano a la aldea de Folgoso. Las heridas aun no han cicatrizado; por eso Salomón Millot ha preferido hablar del pueblo de "O Courel".

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