Rajoy, de bigote, tras Azaña: Estatuto de 1936 |
El timbre del teléfono (vale, no
hay tal timbre) suena sin cesar y los clientes llaman angustiados preguntando
si se acaban las exenciones fiscales gallegas en Sucesiones etc.; otros exigen
instrumentar de inmediato la sucesión en vida de los bienes a los hijos. ¿Se
acaba la calma agosteña?
Calma, mucha calma y grandes
dosis de serenidad.
El gobierno central ha anunciado
su intención de “impulsar la armonización del impuesto de Sucesiones y
Donaciones entre las comunidades autónomas”, se supone para equipararlo en
¿toda? España al de las comunidades de su signo político, donde se cobra un
potosí por morirse. Hay que añadir que el ejecutivo “no pretende en ningún caso
imponer una decisión y que tendrá que producirse un consenso”.
Galicia (Feijóo) ha dicho NO. “Defenderá
su autonomía fiscal y mantendrá las rebajas de impuestos”, señaló. “La
autonomía fiscal no puede ser invadida por decisiones del gobierno central”. Sí
se pueden intervenir Comunidades que sobrepasen el déficit, es decir las que se
endeuden hasta los trancos, las cuales no pueden aprobar bajadas de impuestos.
Pero Galicia es, desde hace años, una de las comunidades de presupuestos más
equilibrados, sino la que más. ¿Cómo se le van a subir los impuestos manu militari? O sea que no hay
consenso.
Lo que convierte la noticia en
algo un tanto degradante es que, al tiempo que se “intenta convencer” a Galicia
de que suba sus impuestos, se crea un grupo de trabajo con los vascos para
negociar transferencias pendientes, vamos, para que paguen aun menos. Galicia
es desde 1.936, una de las tres comunidades históricas (con Cataluña y País Vasco) conforme
a la D.T.2ª de la Constitución; y su Ley Galicia 13/2015 (400.000 euros en Sucesiones y
Pactos sucesorios, exención Transmisiones en rústicas, rebaja IRPF) es tan
buena y santa como cualquiera de las que propone Urkullu para su comunidad.
¿O los armonizamos también a ellos?
No invadiendo competencias
exclusivas del Estado, como la Hacienda general o la Deuda estatal, debe quedar
muy claro que no consentimos ni consensuamos con la invasión de nuestra
autonomía. Recurriendo al dicho, “os nosos devanceiros levantarianse das suas
tumbas”.
P.D.-El comentario a la pregunta de ¿que pasa cuando hay discrepancias entre el testamento y la partija? tendrá que esperar. Esto me pareciò más urgente.
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