viernes, 20 de julio de 2018

¿HABRÁ QUE PAGAR AHORA POR HERENCIAS Y PACTOS SUCESORIOS?

Rajoy, de bigote, tras Azaña: Estatuto de 1936


El timbre del teléfono (vale, no hay tal timbre) suena sin cesar y los clientes llaman angustiados preguntando si se acaban las exenciones fiscales gallegas en Sucesiones etc.; otros exigen instrumentar de inmediato la sucesión en vida de los bienes a los hijos. ¿Se acaba la calma agosteña?

Calma, mucha calma y grandes dosis de serenidad.

El gobierno central ha anunciado su intención de “impulsar la armonización del impuesto de Sucesiones y Donaciones entre las comunidades autónomas”, se supone para equipararlo en ¿toda? España al de las comunidades de su signo político, donde se cobra un potosí por morirse. Hay que añadir que el ejecutivo “no pretende en ningún caso imponer una decisión y que tendrá que producirse un consenso”.

Galicia (Feijóo) ha dicho NO. “Defenderá su autonomía fiscal y mantendrá las rebajas de impuestos”, señaló. “La autonomía fiscal no puede ser invadida por decisiones del gobierno central”. Sí se pueden intervenir Comunidades que sobrepasen el déficit, es decir las que se endeuden hasta los trancos, las cuales no pueden aprobar bajadas de impuestos. Pero Galicia es, desde hace años, una de las comunidades de presupuestos más equilibrados, sino la que más. ¿Cómo se le van a subir los impuestos manu militari? O sea que no hay consenso.

Lo que convierte la noticia en algo un tanto degradante es que, al tiempo que se “intenta convencer” a Galicia de que suba sus impuestos, se crea un grupo de trabajo con los vascos para negociar transferencias pendientes, vamos, para que paguen aun menos. Galicia es desde 1.936, una de las tres comunidades históricas (con Cataluña y País Vasco) conforme a la D.T.2ª de la Constitución; y su Ley Galicia 13/2015 (400.000 euros en Sucesiones y Pactos sucesorios, exención Transmisiones en rústicas, rebaja IRPF) es tan buena y santa como cualquiera de las que propone Urkullu para su comunidad. ¿O los armonizamos también a ellos?


No invadiendo competencias exclusivas del Estado, como la Hacienda general o la Deuda estatal, debe quedar muy claro que no consentimos ni consensuamos con la invasión de nuestra autonomía. Recurriendo al dicho, “os nosos devanceiros levantarianse das suas tumbas”.


P.D.-El comentario a la pregunta de ¿que pasa cuando hay discrepancias entre el testamento y la partija? tendrá que esperar. Esto me pareciò más urgente.

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