SUMARIO
1.-LA LEY TRANS
2.-CONSULTAS INTERESANTES
3.-DOCAMPO VERSUS COLÓN
1.-LA LEY TRANS
La llamada ley “trans” (4/2023 de
28/2) facilita al extremo el cambio de sexo: basta solicitarlo a partir de los 16 años en el Registro
Civil, sin que sea requisito el sentirse especialmente varonil, para
transicionar desde mujer, ni femenina, desde hombre. Tampoco es preciso el
menor cambio físico; es decir, cualquier señora, en la integridad de su esencia
y personalidad, podrá pasar a ser señor; cualquier señor, a señora. Se podrá,
se puede ya, cambiar el nombre, el DNI., las escrituras, las inscripciones
registrales, etc. Las tasas notariales y registrales para esos cambios “se
adecuarán a la capacidad económica”, por ejemplo, la finca titulada e inscrita
a nombre de “don José”, cuyo DNI. ahora rezará “F” (femenino) pasará a
estarlo a nombre de “doña Magdalena-Hortensia”. Ello,
repito, sin alterar un ápice la esencia personal del ex José.
Vamos a simplemente apuntar aquí
algunas cuestiones que puedan surgir para después irlas desarrollando con la
práctica que vaya dando el tiempo:
*El rey. Según el profesor
Barreiro y otros comentaristas, la corona ahora podría corresponder a la
infanta Elena, previo el trámite registral. El heredero sería don Felipe J.
Froilán de Marichalar. Discrepo de esa opinión: S.M. don Felipe reunió los
requisitos en el momento de acceder al trono y ello ha producido una creación
de “estado”, inmutable por hechos posteriores.
Lo que es indudable es que la infanta Sofía superaría en cuanto al derecho a la corona a su hermana Leonor si, una vez cumplidos los 16 años, traslada su sexo de mujer a varón (art. 57 CE). Más difícil sería la cuestión si, más adelante, a su vez hiciese transición doña Leonor: el pleito podría debatirse en torno al principio de “prioridad registral”.
Insistamos en que estas
modificaciones se recogen en la ley como un derecho subjetivo , no implican desdoro
personal y son absolutamente libres a partir de los 16 años.
Las cuestiones civiles son
asimismo sustanciosas
*Se crea a una nueva mayoría de
edad (los 16) a efectos notariales y registrales, a la que se permite el cambio
y/o modificación de todos los instrumentos e inscripciones.
*Bienes dotales dejados
subsistentes por el RD/10/10/1984: es de suponer que si antes podían pedir “hipoteca
legal” las mujeres casadas, lo mismo se aplicará ahora a las que sean “ex–hombres”.
Las legislaciones forales que conserven la dote deben reflexionar sobre el
tema.
*Inscripción de bienes
gananciales a nombre de “marido y mujer” (95 RH). ¿Puede venderlos el marido o
mujer en unión del ex marido o ex mujer; ahora, marido y marido o mujer y
mujer? Supongo que el tema es de fácil interpretación a la vista de la ley
13/2005 del matrimonio inter-sexual.
*Sobre todo, y en la delgada
línea que separa el alzamiento de bienes de la astucia, habrá que reflexionar en
las consecuencias concursales y tributarias de los sucesivos cambios en ráfaga
de un “Manuel” a una “Carolina-Alejandrina” para, a los 6 meses, volver a su
condición masculina.
*En el campo de los tributos
autonómicos, el artículo 46.4 puede favorecer rebajas del 9% al 3%, por
ejemplo, en una compraventa.
*En materia de Seguridad Social, existe un complemento de pensión para las mujeres que hayan tenido uno o más hijos/as, a devengar por hijo/a, en los casos del art. 60.1 LGSS. En ciertos casos puede ser beneficioso un cambio de "M" a "F" en el carnet de identidad.
Todo lo anterior, como mero foro
de discusión. Por su parte, éste Jacques Millot, aún no tiene ideas asentadas
al respecto, aceptando encantado sugerencias.
2.-CONSULTAS INTERESANTES
Respuesta: la
constitución de sociedades no tributa en España. Los honorarios de notario
varían según la extensión del documento y el valor de los bienes, habitualmente
oscilan entre los 500 y los 1500 euros, pregunte en la notaría que le interese.
Si son diligentes y se trata de un objeto usual (una patrimonial), es probable
que le faciliten unos estatutos-tipo. Además debe contar con el Registro
mercantil, de lo que, a menudo, se encarga la propia notaria; con frecuencia
sus honorarios son, más o menos, la mitad que los del notario; supongo que
podrán hacerle un presupuesto. La buena noticia es que los aranceles (costes de
notario y registrador) son regresivos, es decir no suben aritméticamente
en proporción a la cuantía.
Los extranjeros
(excepto casos particulares, como los derivados de guerras u otros temas muy
especiales) pueden constituir sociedades en España, lo único que tienen que
tramitar es un NIF (número de identificación fiscal). Quizás sea una buena idea
que le dé un poder a su hija para tramitar el NIF y constituir ante notario la
sociedad; no olvide apostillarlo con lo de La Haya, trámite de que sólo están
exentos los comunitarios.
Pregunte en la
notaría que le interese, verá que le atienden con toda amabilidad.
Efectivamente la
regla para no pagar impuesto es que los lotes sean de igual valor.En cuanto a
las valoraciones y su posible comprobación, tenemos: a) bienes en España:
acierta vd. en que la comprobación se hace por el "valor de
referencia"; b) bienes en el extranjero: le adjunto la normativa que publicita
la agencia tributaria (sede.agencia tributaria.gob.es: aquí puede ampliar
información). Como ve en principio, parece que se basan en el precio de
adquisición mediante su contravalor en euros en la fecha del devengo. Para
estudiar la operación, debe tener en cuenta dos factores; uno: esos valores son
mínimos, no máximos, lo que pueda dar cierto juego. Otro: la agencia no
reconoce las reglas de valoración que apliquen otros países.
A esos costes habrá
que sumar los de notaría y registro de la propiedad. En la primera, se cobra un
arancel objetivo en base a la extensión del documento y la cuantía; son
frecuentes los importes entre 500 y 2000 euros sin que pueda asegurarse nada
sin ver los papeles, pero seguro que se lo calcularán de antemano. El Registro
con frecuencia es la mitad de eso, sin que exista una regla particular al
respecto.
Pásese por su
notaría donde le estudiarán su operación sin compromiso alguno.
*Un señor quiere saber el plazo para repudiar una herencia.
Respuesta:
En principio no
existe ningún plazo; ahora bien, cuanto más tiempo pase, más posibilidades
habrá de que cometa un error e incurra en la aceptación tácita, que le hará
responder de las deudas hereditarias. Por ejemplo, piense en una herencia en
que existe un automovil viejo y una deuda de 250.000 euros; si se aprovecha del
primero, responderá de lo segundo, incluso con su propio bolsillo, porque
habría realizado un acto "que no habría derecho a ejecutar sin la
condición de heredero".
Por lo demás,
alguien interesado puede practicar el "emplazamiento" (art. 1005CC);
o sea enviarle un notario requiriéndola para que acepte o repudie. En tal
caso, tiene 30 días; y si no dice nada, se entiende que acepta. Fuera de ese
caso, el plazo máximo podría considerarse el del los 30 años de la "acción
de petición de herencia", transcurrido el cual, ya sería inutil.
No tiene que llevar
nada, basta que se presente en la notaria con el DNI y recuerde los datos de la
persona a cuya herencia renuncia.
3.-DOCAMPO VERSUS COLÓN
Tras haberme advertido uno de mis sufridos lectores que había repetido el subcapítulo 5.6, ("Ad astra"), reproduzco a continuación los nº 5.7 y 5.8, que aun no había bajado. El más original creo que es el 8, en el que se demuestra que los cuernos de la Luna en que se apoya la Virgen deben apuntar hacía abajo.
Siete: La tesis negacionista
También hay quien discute que el navegante de Tuy
hubiese conseguido dar la vuelta completa a la isla, pero el dibujo de Cuba que
incluimos en estas páginas, facilitado por Neira Vilas, procede de un libro de
texto cubano en el que figura que se trata de un “mapa dibujado por Sebastián
de Ocampo en 1509 1”.
Como el Descubrimiento de Colón, como la llegada del Hombre
a la Luna, como la imposibilidad de la Paella sin Pollo; el bojeo de Campo también
generará una buena parroquia de negacionistas. Le dan la primacía en la circunnavegación
de la Perla del Caribe a un baquiano habitual: Vicente Yáñez Pinzón.
Este Vicente Yáñez recorrió toda la costa meridional
de Cuba y dio vuelta a esta, que hasta entonces por su largura muchos reputaban
continente. Vicente Yáñez, habiendo conocido ya con prueba manifiesta que Cuba
era isla, siguió adelante y dio con otras tierras en las que ya había tocado el
Almirante 2.
Pinzón y Solís en cumplimiento de sus capitulaciones (no
estaba permitido hacer turismo por libre en plan ir al Tropicana), rastrearon
la famosa boca que llevaría al mar de la China, husmeando de las islas Guanajas
a Tampico (Méjico), pasando por el Yucatán, del que ni llegaron a enterarse de que
era península. En realidad, según se aprecia a través de la copia del padrón de
Vespucio que ofrece la carta del museo Oliveriano de Pesaro, esta pareja sí que
logró poco, excepto una buena pelea mutua. La disputa fue tan sangrienta que el
rey abrió una investigación por si era cosa de meter a ambos en la cárcel. Por otra
parte, es cierto que ya en 1500 La Cosa intuyó la insularidad y así la reflejó
en su famoso mapa becerro del Museo Naval de Madrid, pero semejante clarividencia
no tiene tanto mérito, ya que así se lo revelaron de palabra sus propios habitantes
a Colón. Isla era, sí, pero “tierra infinita” y “nadie le había visto el fin”.
Las cartas de Juan de la Cosa y Vespucio mantienen el
característico perfil anticuado de Cuba en forma de camarón. Tras la expedición
de Campo y los trabajos cartográficos de Morales que son su consecuencia, la
figura geográfica de la isla quedará corregida en todos los mapas y cartas que en
adelante se confeccionen. No está de más repetir que todo ello,
desautoriza las conjeturas relativas al bojeo de estas
islas por parte de Pinzón 3.
También existe el negacionismo parcial. Mira Caballos
reconoce que Docampo fue capaz de alcanzar la isla de Cuba pero “que no llegó a
circunnavegar toda la costa”. Vale, es posible que estén equivocados las decenas
de contemporáneos que dan noticias de la expedición. Pero ¿cómo es posible que en
la relación del viaje se pase de Puerto Carenas (hoy Habana), en el noroeste, a
Xagua (bahía de Cienfuegos), en el suroeste? ¿Acaso dio marcha atrás Docampo y
se recorrió toda la isla en retropropulsión sólo para, en un más difícil todavía,
comunicar dichos puntos sin pasar por el cabo san Antón? ¿Quizás cargó en Carenas
las dos carabelas en sendos Chinook que las trasladaron por aire a
Cienfuegos? Anda ya, en serio: es imposible.
Además de los opositores frontales al hecho y data del
bojeo, existen otros de tipo perdonavidas. Lo que les encocora es el mapa de 1511.
Aceptan sí, la honradez de la primera representación canónica y orientada de la
isla de Cuba, al fin y al cabo fue realizada por una expedición enviada ad hoc.
Pero tendrías que pasar por su cadáver para que den por bueno el dibujo esquemático
de las respectivas orillas de enfrente de los estrechos de Florida y Yucatán. La
1ª la descubrió Ponce en 1513, la 2ª, la pisó Hernández de Córdoba en 1517. Y punto.
Seamos rigurosos, por supuesto que la expedición de Campo no descubrió esas penínsulas.
No fue consciente de que enfrente a la reseñada isla de Bimini y tras la cancunesa
bahía de Lagartos, existían importantes territorios. Pero sí tuvo que saber, y
probablemente que no de ahora, que por ahí existía algún tipo de tierra: no se
pone una rayita ondulada en un mapa por nada. Es posible que menos conocimientos
históricos, y más náuticos, hubiesen facilitado a los polemistas una visión
alternativa del aparente enigma: la navegación contra el mar en un canal exige
dar grandes bordadas de orilla a orilla.
1 Javier
LEONCIO. Laamericaesoanyola.com. ¡Cuba es una isla!, 20/11/2016.
2 Joaquín TORRES
ASENSIO. Décadas del Nuevo Mundo vertidas del latín a la lengua castellana
(de Pedro Mártir de Anglería). Editorial bajel. Buenos Aires, 1944.
3 Ricardo
CEREZO MARTÌNEZ. Los padrones reales del primer cuarto del siglo XVI. Real Academia
de Cultura valenciana, 2004.
Ocho:
La conquista de Cuba
Uno de los tópicos sobre la empresa de España en América
implica la utilización acrítica del término conquista. Siento constatar que
mi maestro, el profesor Álvarez-Hungría jr., es un adepto incondicional de esa
tendencia. Por deferencia a él, lo mantengo, pero respecto a la actuación de
Campo en Cuba debo hacer constar mis objeciones más encendidas. Únicamente aceptamos
la denominación Conquista de Cuba para la fase comandada por Campo, a
condición de que se use el mismo nombre para la de Gomera, a cuya apacible segunda
etapa tanto se parece. Tampoco vamos a caer en el vicio contrario y mantener,
como hace gran parte de la crítica actual, que el de Tuy se pasó casi todo el
año 1509 dando vueltas y mas vueltas a Cuba como un hámster en su rueda, sin
apenas bajar a tierra ni para asentar el estómago. Pero creo que el idioma español
es lo suficientemente rico como para encontrar los vocablos adecuados. Para más
inri, algunos historiadores desprecian la actividad campiana de asentamiento
de españoles, cristianización y establecimiento de tratados de paz y, cuando lo
hacen, suelen utilizar términos generales y dejar a la imaginación de cada cual
averiguar lo que sucedió en tierra.
A Cuba “Comenzóla a conquistar Nicolás de Ovando por
Sebastián de Ocampo… 1”
Fernández de Oviedo escribió en un comentario incidental
hecho en su obra Historia General y Natural de las Indias que la misión
de Ocampo en el reconocimiento de las costas de Cuba era la búsqueda de un
emplazamiento para ser poblado por cristianos, no para bojearla, y así lo prueba
que la exploración de la isla tuviera una duración de ocho meses 2.
Dice el canciller Chiévres en carta a
Carlos V que ya en 1510 los frailes fueron a predicar a Cuba y, teniéndolos ya
amansados, enseñados y bautizados, fueron los cristianos allí a poblar. Velázquez
no desembarcará hasta finales del once. A lo largo de 1509 Docampo había penetrado
profundamente en el territorio al frente de aquel ejército de marineros, grumetes
y soldados quasi adolescentes, muchos de los cuales pasaron a constituir sur
le champ el primer establecimiento estable de cubano-españoles, como la familia
Castro, Silvio Rodríguez o Gloria Estefan. Esclarecer los rasgos generales de
aquella etapa de la conquista requiere un arduo proceso de investigación, dada
la implacable damnatio memoriae a que ha sido sometida por los revanchistas
pro colombinos. Una de las pérdidas más dolorosas será la del Diario de
Navegación. Sus trasuntos parciales no dan noticias del fundamental asentamiento
de Bayamo, de modo que es preciso bucear en los archivos del arzobispado de Santiago
de Cuba, o en sus antípodas de las Fuerzas armadas revolucionarias de Cuba. Atila
había vuelto a cabalgar de nuevo y no le sería difícil reducir al silencio a
unos baquianos acostumbrados a callar para proteger sus lenguas de la vivisección.
Me refiero a la vuelta a las andadas de la familia Colón. Al retorno de la expedición
a Santo Domingo, el difunto primer almirante se había transubstanciado bajo la
piel de su hijo-mayorazgo, Diego Colón. Y lo que lo hacía más peligroso si cabe:
lucía un anillo de matrimonio con una aristócrata de la casa de Alba de cintura
de avispa: María Álvarez de Toledo. Que valía más que él.
Desde que desembarcó en La Española, julio
del nueve, el llamado segundo almirante empezó a supurar ideas perturbadoramente
colombinas. Su primer y anunciado propósito fue sustituir a Campo en la
gobernación de Cuba por su tío Bartolomé Colón, si, tu, aquel buen hombre que había
tenido la ingeniosa idea de ir almacenando a los pre ahorcados en un pozo, de
16 en 16. Este Colón hablaba mejor castellano que el primero y tenía el atildado
aspecto de un conde italiano, pero en punto a fidelidad a la monarquía española
era casi peor. Sí a Ponce de León, el conquistador de Puerto Rico lo sustituyó
por su amigo Juan Cerón ignorando las órdenes del rey ¿qué no iba a hacer con un
Campo? Lo que pasa es que cuando el rey escuchó el “plan Bartolomé” empezó a soltar
tacos y entonces Colón II hizo de la necesidad, virtud: se acordó entonces a Diego
Velázquez de Cuellar, miembro del partido monárquico pero lo suficientemente maleable
para intentar atraérselo; y con él a Pasamonte, el otro cancerbero real en Indias.
El de Cuellar, cuando lo sondearon, empezó a acordarse de todo tipo de detalles
sobre sus servicios a Colón durante el segundo viaje: parece ser que era quien
le trinchaba los chuletones y que desde entonces era miembro (en la intimidad) del
partido colombinista. Por lo que a él respecta había sido un hombre de Colon de
toda la vida, lo malo es que al decirlo ceceaba más de la cuenta. La consecuencia
de tal fervor será que los pesquisidores del proceso de Bobadilla verán borrada
su memoria y, en consecuencia, Docampo pasará a estar caracterizado entre los cronistas
más serviles como una especie de Holandés Errante, girando en la noche y
en la niebla alrededor de Cuba. Una y otra vez. La conquista de la isla se explicará
exclusivamente en base a su segunda parte velazqueña que, en puridad, se debería
llamar de Limpieza.
La moderna investigación ha conseguido
la recuperación de datos de al menos cuatro zonas de actuación de los expedicionarios
de 1509: Matanzas, Xagua (Cienfuegos), Camagüey-Guamuhaya y la región de Macaca,
en particular Bayamo.
Del asentamiento en Matanzas, un poco
al Oeste de la actual Habana, el padre Las Casas nos regala un estupendo relato
de aventuras; lástima que falle en un punto indispensable a toda buena obra literaria:
la verosimilitud. Como dice de él Velázquez “Este clérigo es una persona liviana,
de poca autoridad y crédito; habla en lo que no sabe ni vio por razones que ellas
mismas se contradicen”.
Décadas después de los hechos, el dominico
cuenta como en 1514 él solito rescató a dos españolas que indios remadores le
habían traído en su canoa, una sobre 40 años, otra de 18 o 20. En cueros, cubiertas
por ciertas hojas solamente. En el punto erótico el buen padre es superado por
Bernal Díaz del Castillo, el cronista de México, que nos pone sobre aviso de
que una era hermosa y sube a tres el número de féminas. También había un varón,
pero este, muerto de miedo, tardó en salir a la luz. Según el dominico, había habido
siete (otros dicen que nueve), españoles más en la zona; pero los indios, tras convencerlos
amablemente de que dejasen las espadas en tierra dado el daño que estas podían
hacer en sus cuerpos desnudos, los colgaron de una ceiba. Esta es la parte del relato
que más recuerda una obra de ficción, pues resultan difícilmente verosímiles
unos conquistadores tan educados. Según el religioso, eran supervivientes de la
expedición de Ojeda a Tierra Firme; según Bernal, con más criterio dada la homonimia,
esta llamada Matanza de Yucayo se cebó en supervivientes de un navío dedicado a
la trata de Lucayos. Sin duda se trata de un sucedido mezcla de muchos otros; Orihuela
y Viera 3 nos dan una versión bastante más razonable,
basándose en la carta de relación de Diego Velázquez (1514). Unos años atrás, el
cacique Guayucayex había acechado el cruce de un río por parte un grupo de
cristianos “con intenciones” de trastornarles las canoas y ahogarlos, pero que,
en vez de ello, les dio casa y pan. De ahí deducen estos autores que la matanza
pudo no haber ocurrido y que Velázquez pudo simplemente haber rescatado a un
grupo de supervivientes de la expedición de Ojeda a Urabá. Al parecer habían
desembarcado en Guanimar, atravesando Cuba, yendo de pueblo en pueblo.
Me quedo con la versión que sigue a continuación,
proveniente del ejército cubano, pero con un matiz: de naufragios, nada. Todos
los poblamientos de Campo se achacan a naufragios; nada menos que se le
atribuyen tres con sólo dos naves. Por el contrario, sabemos que sus dos navegaciones
a Cuba acabaron felizmente; en la de 1509, las reseñas de su atraque en Santo
Domingo son numerosas y unánimes. Del seguro retorno de la de 1513, es avalista
el propio emperador Carlos V: “ganó su flete”. Con este matiz, creo que la versión
más aceptable es la militar cubana: Velázquez se encontró en 1514 con tres supervivientes,
o con los tres supervivientes que con él se quisieron marchar, de un total de
treinta expedicionarios de los de Campo, asentados en Matanzas.
El gobernador de Cuba Diego Velázquez
cuenta en sus Cartas de Relación a Carlos V un incidente ocurrido en la bahía
de Guanimar en 1509, cuando un grupo de españoles naufragados de Norte de la
región de Guaniguanico, actual provincia de Pinar del Río, al parecer pertenecientes
a la expedición de bojeo de Sebastián de Ocampo, llegó a un pueblo llamado Yucayo…
4
En el cruce del río, el cacique Guayucayex
volcó las canoas que les había proporcionado, pereciendo en gran número los españoles,
imposibilitados de nadar bajo el peso de sus armaduras. Los supervivientes, excepto
tres, serían ahorcados, aspecto en el que reitero mis reservas. Tres años después,
Velázquez rescataría a las y los supervivientes (para algo tendría que servir
el lenguaje inclusivo). Al parecer el cacique intentó repetir la
estratagema, pero el de Cuellar era un militar más duro que lo habían sido los
de Campo, y esta vez los indios serían los sujetos pasivos de la segunda Matanza.
Como se parece todo esto a los hechos de Acentejo, ¿verdad?
Los trabajos de carenado en la actual Habana
fueron providenciales, pero tenemos constancia de que allí la cosa no acabo excesivamente
bien con los residentes: aburridos del pan cazabe y del Salve Regina del
anochecer, estos marineros comían y jodían lo indecible. Salieron a todo trapo.
Tenemos más luz sobre los poblamientos en Xagua (Cienfuegos) y Bayamo. En la
bahía de Cienfuegos, posiblemente con base en el cayo Ocampo, la expedición hizo
algo más que ponerse tibia de sardinas. Las citas aluden a emparejamientos de castellanos
con siboneyas que ¿quién nos lo impide?, podemos imaginar del tipo de las del Tropicana.
Marilope, hija de un tal Lope, dio nombre a cierta flor amarillo azufre, simbólica
de la región. Alguno más dejaría memoria de sí.
José Diaz, en el lugar que hoy ocupa
el hotel Jagua, procreó en su rancho con la hermosa y dulce Anagueia una larga
y feliz familia… 5
Pero tenemos que acometer el fastidio
de advertir que esta no fue una historia de santidad, como la que le hubieran gustado
a Las Casas. Con los bandos de paces, se hacía el amor y, con los bandos de guerra,
pues eso.
Ocampo dio su apellido a un cayo interior
de la bahía de Cienfuegos, donde descansó varios meses… Al año siguiente, en
los alrededores de la playa Rancho Luna, donde hoy está enclavado el hotel de ese
nombre, se desató el primer combate entre aborígenes y españoles 6.
El sagaz lector habrá advertido que, si
el combate se desarrolló al año siguiente de la presencia se Campo, o sea en el
10, y Velázquez no desembarcó hasta el final del 11, quiere decir que la población
asentada por el gallego había sido lo bastante consistente como para defenderse
—o para ofender— por sí sola. A esta bahía volverá a arribar el gallego en el
13, ya bajo el mandato de Velázquez y, la propia elección del puerto de Xagua es
indiciaria de que había dejado un buen recuerdo, ya que implica la esperanza de
ser bien recibido. En efecto, lo será.
Un nuevo encontronazo tendrá lugar en
Camagüey, no sabemos la causa, aunque hay que pensar lo que cada uno sentiría
si en su casa se presenta, sin ser invitada, una tropa de gente armada hasta
los dientes. Es probable que éste recuerdo, que dio con los naturales en lo más
profundo de sus selvas, haya sido la causa de la resistencia desesperada del
cacique Hatuey (aquel de: no me interesa ir al cielo si allí están los
españoles) al presentarse Velázquez.
Recorrieron el territorio (Sebastián
de Ocampo con 100 hombres), lo que narra Diego Velázquez en su carta de primero
de abril de 1514 “anduvieron viendo y calando la tierra en las provincias subjetas
a la de Camagüey y parte de la de Guamuhaya”. Se produce un enfrentamiento
entre este grupo de hombres y los aborígenes, lo que provoca que los pobladores
naturales decidan abandonar sus casas por un tiempo y luego retornan “excepto
los de Camagüey, que no osaban tornar a sus pueblos y andaban por los montes 7”.
Se conocen mejor los inicios de la colonización
de Cuba en la provincia de Macaca, a medida que va saliendo a la luz la
documentación del arzobispado de Santiago. Existen datos muy específicos
relativos a la población de Bayamo, la segunda del país tras La Habana. Los testimonios
son contradictorios, a veces, absurdos, pero en su conjunto revelan una intensa
actividad de difusión de la religión cristiana unida a cierta clásica actividad
feudal de “asentamiento por protección”, mediante apoyo militar al cacique
amigo. Algo parecido a lo de Al Capone.
En el año de 1509 un soldado español, Sebastián
de Ocampo, se enfermó y tuvo que permanecer en la isla mientras los demás
expedicionarios partían de allí. Los indígenas de la región de Macaca (Bayamo)
cuidaron de él y le ayudaron a sanar. Sebastián en muestra de gratitud aprendió
su lengua y comenzó a explicarles la fe cristiana y a inculcarles un gran cariño
y devoción a la Santísima Virgen, por ser la madre de Jesús y también nuestra
8.
Evidentemente esta versión no es aceptable,
pues veremos muy pronto a Campo en el puerto de Santo Domingo, prestando un aval
financiero a Diego de Nicuesa. Sano, aunque su salud había menguado. Es incierto
que sus compañeros lo hayan dejado tirado. Pero dado que gran parte de las versiones
son fantasías de sacristía, hemos decidido ir componiendo un collage con fragmentos,
en la promesa de que el puzle, una vez compuesto, revelará un cuadro aceptable
de este pío asentamiento bayamés. En otras ocasiones, los notarios eclesiásticos
retiran del cargo de misionero a Docampo (vale, no era el tipo más adecuado para
andar repartiendo bendiciones) y se lo asignan al a uno de los suyos, quizá el
abad de la expedición:
La presencia de la Virgen María en la historia
de Cuba de la Iglesia se remonta al surgimiento de la primera comunidad de origen
indio, nacida por la predicación de un anónimo soldado español de Sebastián de
Ocampo en 1509 9.
A medida que se han ido difundiendo en
las redes los textos de los tonsurados historiadores criollo-cubanos, en particular
Morell, nacido en el siglo XVII, y Urrutia, en el siguiente, la historia de la
evangelización cubana a cargo del compostelano se ha visto iluminada con los más
tropicales de los colores:
un marinero se quedó con los mismos indios.
Aprendió algo de la lengua de ellos de forma que pudo catequizar y bautizar a los
que se le habilitaron. El primero que logró tanta dicha fue el cacique. Púsose por
nombre Comendador de haber oído que el gobernador de La Española se intitulaba
así. Fabricó también por dirección del marinero una iglesia y altar donde se
colocó una imagen de la Señora que traía consigo… El señor y sus vasallos de
rodillas, las cabezas inclinadas y juntas las manos, pronunciaban muy fervorosos
Ave María, Ave María… Ponían en el propio templo muchas vasijas con agua y comida…
10
Pero antes de que se nos encienda el rostro
y una lagrimita asome, reparemos en que no podrá faltar el aspecto siniestro.
Como Magallanes en Mactán (le costó la vida) el prestigio entre las sociedades tribales
de esos pequeños núcleos de castellanos blindados, se basaba en la utilidad
social que reportaban: una especie de primos de Zumosol. El señor del castillo que
protege sus vasallos de las razias de la morisma. El mafioso que cobra al
zapatero de Little Italy a cambio de seguridad. De cuando en vez había que atizar
una zurra a los enemigos de los amigos: nada serio: un par de arcabuzazos a
barullo o una cabalgada por el medio y medio del bohío. El terror les mantenía aherrojados
unos cuantos meses.
Obró con ellos potentes milagros y
siempre les hizo quedar victoriosos de los comarcanos que les inquietaban con
guerras 11.
Urrutia, el otro gran cronista criollo
refiere en parecidos términos la sutil penetración de los de Campo en la provincia
de Macaca (Sur de Cuba, a 15 o 20 leguas de Santiago), pero nos interesa por la
puntualización que hace sobre la fecha de la expedición.
Como preguntase cual (nombre) tenía el
señor grande de los castellanos que gobernaba en la isla Española y se le dijese
que el comendador mayor, respondió que ese nombre de Comendador quería que se
le pusiese. De ahí se inclina Herrera a pensar que este pasaje acaeció en el
año 1508 cuando gobernaba en la isla Ovando… 12
El año se refiere a la fecha en que
zarparon, que pudo ser a finales de dicho año, aunque lo probable es que fuese en
el siguiente, ya que los Alba-Colón no desembarcaron hasta julio. Destaquemos
que Urrutia insiste en ese deseo de agradar que todos constatan en el indio siboney,
no tan notorio en los tainos de la isla Española. En tal sentido, otro historiador
13 añade el detalle de que “el indio cubano
era de naturaleza hospitalaria y servicial, siempre se mostró propicio para recibir
y halagar a los conquistadores”. O sea, la conquista de Gomera. Repite, como
todos, que estos prodigios de penetración fueron llevados a cabo por un hombre solo,
a veces el propio Campo. No es creíble, ni cuadra con el hecho de que la zona
sea en adelante seguro refugio de españoles que pasarán por allí en diversas circunstancias:
Enciso, Ojeda, Velázquez. De la documentación bayamesa se deduce que los
colonos fueron bastantes más, siendo difícil perfilar cuantos.
El origen de Bayamo (ocurre) por el año 1512 con el nombre de Nuevas Grandas
en la provincia de Macaca, donde hay un sitio llamado Pueblo Viejo. En 1511 se
trasladó al pueblo llamado Las Ovejas, rio en medio del sitio que hoy ocupa
14.
Los de 1511 no pudieron ser pobladores
de Velázquez, que arribó a Baracoa (Cuba) directamente desde su feudo de Salvatierra
de la Sabana, en diciembre de 1511. Tuvieron que ser españoles asentados antes allí
por Campo. El cálculo puede intentarse en función de lo que estaba considerado
como presencia mínima de seguridad para mantenerse con vida en territorios rodeados
por sociedades tribales: entre 30 y 50 castellanos se llevó Esquivel para sujetar
Jamaica. La Carta de Relación de Diego Velázquez de Cuellar nos da otro indicio
de que no sólo era la Virgen quien ayudaba a los del cacique Comendador a derrotar
a sus enemigos: si el cuellarano fue capaz de encontrar nada menos que cuatro
españoles bilingües en Cuba, significa que los cristianos allí asentados por Campo
representaban un núcleo consistente. Que milagrosamente no fueron exterminados como
los 39 dejados a su suerte por Colón en Fuerte Navidad. Va, quizá no fue milagro
de la Virgen. Docampo era distinto de Colón, nada que ver.
envié a las provincias… que es todo a
15 o 20 leguas, 40 hombres con 4 cristianos que saben la lengua a llamar a
todos los caciques e indios de ellas 15.
Un estudio de la penetración castellana
en Cuba bajo Docampo no quedaría completo si no dedicásemos, al menos unas líneas,
al tema de los cuernos de la Luna. Que no es un tema baladí lo demuestra
la gran polémica teológica que se desató en la Edad Moderna sobre si la luna
sobre la que se posa la Virgen en sus apariciones debe tener los cuernos hacia
arriba o hacia abajo. La imagen procede del Apocalipsis de Juan. La referencia “Una
gran señal apareció en el Cielo, una mujer vestida de sol con la luna bajo sus
pies” ha sido atribuida unánimemente a la Virgen por los píos doctores. Siguiendo
su docta su enseñanza, la inmensa mayoría de los maestros imagineros optará por
representar la luna en que se asienta la Señora con los cuernos hacia arriba, creo
que por una cuestión artística: así se puede representar sobre el borde de la falda.
Si no, se sale del campo visual: o hay que ampliar la tela del lienzo o ponerle
un gran zócalo de piedra a la escultura. La controversia estaba servida. El tratadista
Luis de Alcázar se muestra discrepante con esta orientación.
Los que son peritos en las ciencias
matemáticas saben con evidencia que, si el sol y la luna están ambos juntos y
desde un lugar inferior se mira la Luna por un lado, la dos puntas aparecen vueltas
hacia abajo.
Vamos ahora con la aplicación del problema
a la Virgen de Cuba, pues si en algo también están todos de acuerdo es que su
culto se remonta a la colonización de Sebastián de Campo. Cierto que la patrona
de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre se apareció años después a unos mineros
del cobre flotando en la bahía de Nipe, pero eso es por un prurito que tiene la
Señora de dejar bien claro que Ella se presenta cuando y como quiere, flotando en
aguas turbulentas, transubstanciada en una cueva o flotando en aires límpidos.
Lo que llevó Campo a Cuba fue un trozo de madera representando a la
compostelana Virgen de los Remedios, hasta que Ella le insufló su bendito
aliento. Pero aceptado reverentemente ese principio, nos preguntamos si los
cuernos de la luna sobre los que asienta sus santos chapines Nuestra Señora
de la Caridad y los Remedios en su Santuario cubano del Cobre, si los
cuernos de la Luna mariana de Docampo ¿apuntan hacia arriba o hacia abajo?
Hacia abajo. Decididamente, incisivos
como los colmillos de un tigre diente de sable. Es increíble que, en su lugar más
apartado y humilde, se haya aparecido la Virgen con más conocimientos científicos
de todo el Imperio: la de del Cobre. Por supuesto la Señora tuvo la última palabra,
pero cabe la sospecha de que de que, si en la expedición de Docampo viajaba Morales,
el gran cosmógrafo, éste no haya deslizado un buen consejo geográfico en sus
Dulcísimos oídos.
P.D.-El titular La conquista de
Cuba puede encubrir un equívoco, pues, en la clásica bipartición de Gómara,
esta se desarrolló en dos fases, asentamiento, en 1509, comandada por Campo,
y sometimiento, en 1513. En este apartado nos hemos referido sólo a la
primera etapa, si bien Campo también combatirá en la segunda, aunque su
autoridad se verá relegada por la mafia colombina tras la de los Velázquez y Narváez.
En 1513 va a desembarcar en Cienfuegos
con su compañía, presto a lo que se presentare. Si Campo no hubiera tenido nada
urgente que hacer, podría entenderse que, por costumbre de guerrear se hubiese
apuntado a otra buena pelea. Pero si lo tenía, se le había encomendado una de
las misiones más importantes de la Tierra.
Tal vez no consigas entender lo que hizo o porque
lo hizo: yo no te voy a dar una explicación propia porque no la tengo. Pero el
caso es que la vuelta a Cuba de 1513 se va a producir en circunstancias del todo
desopilantes, que más adelante habrá que analizar por lo menudo.
En nuestra
opinión este marino (Docampo) siguió al servicio de Velázquez y tomó parte en
la conquista del interior de Cuba al mando de Pánfilo de Narváez 16.
1 Francisco LÓPEZ DE GÓMARA. Historia general de las
Indias, tomo I. Biblioteca Saavedra Fajardo. Madrid, 2015.
2 Ricardo CEREZO MARTÌNEZ. Los padrones reales del primer
cuarto del siglo XVI. Real Academia de Cultura valenciana, 2004.
3 Johanset ORIHUELA y Ricardo A. VIERA. Matanza de Yucayo.
Historia y mito. Aspha, 21/10/2020.
4 Rolando-Julio RENSOLI MEDINA. 1492-1898.
Supervivencia y resistencia indígena a la opresión colonial española en Cuba.
Cubarte, 27/10/2016.
“El gobernador de Cuba Diego Velázquez
cuenta en sus Carta de Relación a Carlos V un incidente ocurrido en la bahía de
Guanimar en 1509, cuando un grupo de 30 españoles naufragados al norte de la
región de Guaniguanico, al parecer pertenecientes a la expedición de bojeo de
Sebastián de Ocampo, llegó a un pueblo llamado Yucayo en esa amplia rada, entre
dos ríos, varias leguas al este del sitio del naufragio. Aquí los españoles
preguntaron a los indígenas como realizar el cruce al extremo opuesto con vistas
a proseguir su camino hacia el este. El señor del lugar llamado Guayucayex,
accedió a ello embarcándolos en canoas. Cuando las embarcaciones se hallaban en
aguas profundas, volcó las ligeras naves.
La mayoría de los hispanos, lastrados
por el peso de sus armaduras y arreos de metal, se ahogó. Los que lograron llegar
a tierra, fueron capturados y ahorcados, excepto el jefe del grupo, García Mejía
y dos mujeres de 18 y 40 años respectivamente, que quedaron en poder de Guayucayex,
en tanto el hombre permaneció bajo la protección del vecino Habaguanex, señor
del territorio de La Habana.
Tres años después de estos hechos una partida
de españoles que llega a este sitio conoció la existencia de los cautivos, al
encontrar a García Mejía, quien hizo el relato de lo ocurrido. Se sabe que al
rescatar a las dos mujeres Guayucayex intentó repetir la exitosa estratagema. A
partir de ese instante la bahía pasó a llamarse de la “matanza”, perdiendo el
nombre original; y junto a ella se fundaría en 1693 a ciudad de San Carlos y
San Severino de Matanzas”.
5 Francisco RIVERO. El bojeo de Cuba en tiempos de
Ovando. Coloquios históricos de Extremadura. 1 de octubre de 2002.
6 Ibidem.
7 Odalmis de la Caridad MARTÍN FUENTE. Familia, sociedad y organización política en
Santa María del Puerto Príncipe, durante el siglo XVII. Universidad de Murcia,
Facultad de Letras, 2017.
8 Sergio ROSILES. Nuestra Señora de la Caridad del
cobre. Buena prensa, 2021.
9 RIVERO, ibidem.
10 Pedro-Agustín MORELL DE SANTA CRUZ.
Historia de Cuba. Biblioteca de clásicos cubanos. Primeros historiadores.
Web, 2021.
“Parece que ciertos españoles fueron arrojados
de una tormenta y se perdieron sobre aquellas costas. Penetraron la tierra y a pocas
leguas arribaron a Macaca donde disfrutaron de un hospedaje tan caritativo que
les hizo olvidar los trabajos hasta entonces sufridos. Correspondieron cristianamente
a estos favores dedicándose a influir al cacique y a sus súbditos en el conocimiento
de Dios y en la devoción a su madre Santísima… La iglesia estaba adornada con
la decencia posible. El señor y sus vasallos de rodillas, las cabezas inclinadas
y juntas las manos, pronunciaban muy fervorosos: Ave María. Añadían inmediatamente
otras palabras que ludieron aprender de la misa salutación…”
11 Ibidem.
12 Ignacio
DE URRUTIA Y MONTOYA. Historia de Cuba. Biblioteca de clásicos cubanos. Primeros
historiadores. Web, 2021.
“Aunque en la propia relación de este
hecho y reconocimiento (el bojeo) no se hace relación de un caso memorable que
después se comprendió.
Habiendo aportado unos españoles a la isla
de Cuba, un cacique de la provincia nombrada Macaca sita en la costa Sur, como
15 o 2º leguas de lo que en hoy se halla la ciudad de Cuba (Santiago), los recibió
y hospedó con agasajo”. Sigue en términos parecidos la historia del marinero-misionero.
13 Juan MARTÍN LEISECA. Apuntes para la historia eclesiástica
de Cuba. Forgotten books, 10/09/2018.
“Este soldado (de Ocampo) ya restablecido,
aprendió la lengua indígena y, celoso cristiano, se dio a la tarea de catequizar
a aquellos prójimos. Hizo construir una rústica ermita en la que colocó una imagen
de la Virgen que consigo llevaba… fue grande la admiración del bachiller Fernández
de Enciso cuando al visitar más tarde aquel lugar vio y escuchó a aquellos sencillos
seres, reverentes y fervorosos, de rodillas, alabar a la Virgen…” Refiere luego
la visita de Ojeda en el mismo sentido.
14 Pedro DEL
PRADO Y PARDO. Las familias de Bayamo 1512-1775. Proyecto memoria ciudad
de Bayamo, 2012.
15 José
MACEO VERDECIA. Carta de relación de Diego Velázquez, web, 2021.
16 Pedro J.
GUITERAS. Historia de la isla de Cuba. Lockwood, Nueva York, 1866.
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