Sanxenxo en la toponimia gallega es el lugar de la parroquia de San Ginés de Padriñán. Si no tuvieran ganas de gaitas, los sanxenxinos dirían: “Soy de Padriñán”. Pero las tienen. Su esencia es ser el típico refugio de tolerancia, como Madrid o, si me apuráis, como Ibiza. En el siglo XIX se cogió la costumbre de llamarle por el mote cariñoso del Santo generador (xenesius/genesius), San Xenxo, o en el padrón español, San Genjo, y a todo el mundo le pareció de maravilla. La lúdica invasión de madrileños a partir de mediados del XX utilizó con toda lógica la fórmula con ges y jotas; sería demasiado pedir el uso por duplicado de la letra Xe, inexistente en castellano. Tutti contenti. Muy pocos encontraréis que hagan cuestión de si es preferible San Xinés, San Ginés, Padriñán, Sanxenxo o Sangenjo y a esos se les suele dejar a solas con su tema.
Fijaré postura, no creáis que me escurro: prefiero Sanxenxo; bien es cierto que porque estoy acostumbrado a pronunciar Xouba o Rianxo. ¿El argumento? Bueno, que es imposible pronunciar rápidamente Sangenjo tres veces sin que te salga un jo-jo-jo, je-je-je, etc. Prueba y verás.
Va, en serio, su temperatura media está por encima de muchos lugares del Mediterráneo, y su belleza natural, gastronomía y atractivo monumental (Cambados, Combarro, Illa de Arousa y Atlánticas) no tienen parangón, creedme, en toda la península.
P.D.-En un loable gesto la Real Academia Española ha ampliado recientemente la libertad idiomática, añadiendo un sexto topónimo: SANJENJO.
En beneficio de atribulados padres es de esperar aclare a la mayor brevedad si en la nueva ortografía cabe el nombre de pila JINÉS, o si SAN JINÉS debe subir al santoral.
Para más información véase https://www.youtube.com/watch?v=Mp6RpDH4md0 donde se expone el topónimo Sangenjo, Sanxenxo, Sanjenjo... a lo largo del tiempo.
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