martes, 9 de noviembre de 2021

HERENCIA "A MEDIAS"

 

Puesta de sol en Major (Sanxenxo)

Pregunta: Nuestros difuntos padres nos han dejado en testamento la casa ganancial a ambos hermanos por partes iguales. Yo quiero mejorar en vida a mi hijo con mi mitad de la casa. ¿Puedo, o necesito liquidar gananciales con mi hermano adjudicándonos la vivienda por mitades indivisas, para después mejorar a mi hijo en mi cuota?

 

Sin ningún problema. El derecho de Galicia prevé la liquidación automática de la sociedad de gananciales si ambos cónyuges hubieran testado de forma coincidente y ambas herencias estén deferidas. Siendo así, como me dice, vd. es dueño automáticamente de una mitad indivisa de la propiedad, en comunidad romana, pudiendo disponer de ella como guste, con independencia del otro comunero (art. 207.2.2º).

 


Docampo versus Colón

El capítulo sexto de Docampo versus Colón trata de diferenciar a Sebastián Docampo de otros dos personajes con los que a menudo se le confunde a cuenta de su encomienda de Azua (sur de La Española): el bachiller Varela y el mariscal Pedro Gallego. Estás líneas se refieren al segundo, el preferido de los cronistas de ultramar.

 

El siguiente rival es el mariscal Pedro Gallego, un baquiano llegado cuando el Almirante vino a poblar la isla, o sea, el 2º viaje colombino. Esta tesis es la hidra de mil cabezas. Sorprende que todos los historiadores dominicanos acepten la teoría, puede que se hayan contagiado de una pandemia de intertextualidad, tan contagiosa como el coronavirus. Lo que más descoloca es la mezcla de rasgos; introduces en el buscador de Google “el mariscal y comendador Pedro Gallego, dueño de la hacienda Compostela” y aparece el monstruo de Frankenstein: Un individuo hecho de retazos de otros, el cual a su vez se fusiona de nuevo con todo aquel que pilla a tiro, sea con Diego Méndez, el medio portugués que Colón envió al océano en canoa; sea con un tal Mariscal (de apellido) o con el mariscal (de grado militar) que combatió al proto mambís Enriquillo.

¿Quién es? ¿Es el comendador gallego?

Quizás valga la pena una reseña de las principales opiniones, pues bajo ellas se pueden esconder enseñanzas útiles:

 

El español Pedro Gallego y la hacienda de Compostela… Era éste un español encomendero que se ubicó en estas inmediaciones (Azua), viviendo a expensas de los indios que vivían en el lugar… Pero lo cierto es que funda una hacienda a la que denomina Compostela en honor a su tierra natal, a saber Santiago de Compostela 18.

 

Diego Velázquez llegó a la vecindad donde radicaba Pedro Gallego y allí conoció a Diego Méndez, acordando proceder a la fundación de la villa, bautizándola simplemente con el nombre de La Natividad de Nuestra Señora de Compostela de Azua… 19

 

Villa de Compostela de Azua, fundada por un gallego de apellido Mariscal, hacia 1504. En su principio era una hacienda a la que Mariscal le puso el nombre de Compostela, hecha por este junto al pueblo indígena de Azua 20.

 

Nuestra villa o poblado también era llamado Compostela. Esto era en referencia a la hacienda Compostela, que tenía el español Pedro Gallego. Azua de Compostela… 21.

 

Entre las villas fundadas por Diego Velázquez, Azua fue una de ellas… en las cercanías del pueblo indígena de Cuyocagua, donde también estaba la hacienda de Pedro Gallego 22.

 

Se llamó Compostela en memoria de un caballero comendador llamado Diego Méndez, natural de Galicia, que estaba avecindado allí (Azua) y que hospedó en su casa a Ovando, cuando este regresaba a Santo Domingo de su célebre campaña a Jaragua 23.

 

Cuando Diego Méndez llega a Azua se entrevistó “en la provincia de Azua con el Comendador y Mariscal Pedro Gallego, dueño de la hacienda Compostela 24”.

 

¡A la vista está! ¡La evidencia es abrumadora, escandalosa! Si la cosa fuera por votación, Pedro Gallego sería el comendador Gallego de Azua. Mayoría absoluta.

Se queda uno pasmado ante semejante unanimidad. Cuesta trabajo entender como semejante legión de historiadores comprueba sus datos. Sin duda el rasgo de gallego, el único cierto, les ha obnubilado. Porque de lo que uno se entera si ya ha recibido la vacuna de Pfizer contra la intertextualidad es que el tal mariscal Pedro Gallego, ni era comendador (ni siquiera en sus variedades comendero o encomendero), ni era de Azua.

De Pedro Gallego nos cuentan las fuentes que era un próspero empresario, tanto inmobiliario como del sector de las tejas, un artículo de lujo que se importaba de España. Llegará a ser regidor de Santo Domingo, de donde era vecino, ciudad separada de Azua por más de veinte leguas (100 km) de caminos impracticables. ¿Porque no era comendador? No lo era, es todo lo que sabemos. En el repartimiento de Santo Domingo (en el de Azua no tenía nada que rascar… ni rascó), se le asignan únicamente naborías de casa. Destacó por haber subvencionado de su bolsillo una capilla lateral para el convento dominicano de San Francisco, de ahí que el rey lo recompensara con el extraño título de mariscal. Su piadosa majestad promocionaba así que en Indias se levantasen templos de cal y canto, no chozos cubiertos de paja.

No fue comendador y no porque no porfiase por ello; fue mariscal, signifique eso lo que signifique. Su única relación con la encomienda de Azua será el haber constituido un espécimen mas del género Galaicus Galaicus, vulgo, gallegos; pero ya se ha advertido que es un taxon muy uniforme, debiendo esforzarse el investigador en la dilucidación de diferencias entre individuos. Éste, se dedicaba a los negocios:

 

Venta de unas casas y de un mesón en la ciudad de Santo Domingo… vendió unas casas y con ciertos tiempos un mesón que ha por lindado casas y buhíos de Alonso de González y de la otra casa de Pedro Gallego, todo lo cual diz que estaba en poder de… el dicho Gil González le había prometido a él de se las vender 25.

 

Pero Gallego, regidor, vecino de esta villa de Santo Domingo, 20 pesos de un pago total de 50 26. (Pago destinado a abono de las tejas con que fue techada la Casa de Fundición de La Buenaventura, la primera de América).

 

Pedro Gallego edifica a su costa una capilla lateral a la iglesia del convento de San Francisco en Santo Domingo 27. La cita precisa que la capilla carece de “preciosismos arquitectónicos”.

 

Seguro que este buen hijo de la Santa Iglesia no se esperaba la magnifica recompensa que su devoción recibirá, ya en la Tierra.

 

No tardaron, al parecer, los franciscanos en poner manos a la reparación de los daños (del huracán) y en proseguir la obra. Sabemos que la capilla mayor estaba terminada antes de terminar el año de 1511, y poco después debió entronizarse en ella el Santísimo Sacramento, para lo que donó “un sagrario de piedra y bien labrado” Pedro Gallego, vecino importante, a quien el Rey premio esta donación con el título de mariscal 28.

 

Seguro que Pedro Gallego no esperaba tan magnífica recompensa, el mariscalato; la esperaba mayor. Pero no hubo encomienda para él. Me temo que su sangre tal vez no estuviese lo suficientemente acrisolada.

 

El repartimiento de indios llamado de Alburquerque, pero que mangoneaban los Arce, pasó por Santo Domingo el 9 de diciembre de 1514. Cuando Pedro Gallego fue a abrir su regalo, esto fue lo que se encontró:

 

A Pedro Gallego, vecino de dicha ciudad (Santo Domingo), casado con mujer de Castilla, 33 naborías de casa 29.

 

Es decir, indios sólo útiles para casa en la racista mentalidad imperante, que no caciques guatiaos con su tribu aparejada y la correspondiente encomienda territorial. Pero era un tipo de posibles, la generosa asignación de naborías lo demuestra. Además, recibirá una inesperada propina, quizás las tejas tuvieran que ver en esto. Cuando tocan a reparto en La Buenaventura ¿qué sorpresita se encuentra?

 

A Pedro Gallego, 1 naboría 30.

 

Compostela de Azua no desempeña papel alguno en la peripecia vital del mariscal Pedro Gallego como lo demuestra que los repartimientos de naborías en los que participa sean los de Santo Domingo y Buenaventura. No deja de ser una prueba adicional la testifical que prestará en uno de los recursos contra el reparto de Alburquerque. Se trata de una probanza fechada en Santo Domingo, a 23 de marzo de 1528 a petición de Juan de Rojas. Se quejaba este, por la calidad de su persona y los muchos servicios que ha prestado a su majestad, de que el repartidor le hubiese birlado cierto fantástico cacique que tenía encomendado: Çemires Macoriz. A cambio, le dio otro “con poca gente y mala” Entre los hechos sobre los que se pide deposición a los testigos, figura este, muy interesante a mi juicio:

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