jueves, 14 de agosto de 2014

VERANEANDO EN PEDRA DAS FERRADURAS

         Egipto está un poco lioso estos días; por suerte Sanxenxo ofrece también el acceso a un mundo mágico y primigenio de varios milenios atrás… para el que disfrute de estas cosas. Los petroglifos, unos cuadros de la primera Edad de los Metales (2500 a 1800 a.c.) grabados en granito están por todas partes; algunos a las puertas del pueblo, como el Outeiro do Cribo, pero Jacques prefiere los que tienen “argumento”, como la Pedra das Ferraduras.
         O accedes a ellos en bicicleta o pierdes la mitad del placer, como son los encantadores parajes en que están situados; tú verás. De Sanxenxo a Pontevedra se puede utilizar la carretera de la costa a primera hora; luego hay que volver por otro sitio porque a partir de mediodía la presencia de ciclistas está considerada una incitación al asesinato. A partir de aquí, en dirección a Campo Lameiro, el tráfico se va apagando progresivamente hasta que solo es un recuerdo odioso. En Campo Lameiro, junto al Bar Peto (está frente a un Peto de Ánimas), giras a la derecha. Luego, tras pasar por la gasolinera, giras a la izquierda en la rotonda, donde pone PARQUE ARQUEOLÓGICO. En cuanto llegues a la siguiente rotonda, sigue de largo sin desviarte hacia el “Parque”, salvo que pretendas que estas cosas dejen de gustarte para siempre (El susodicho parque es un lugar lleno de niños forzados por sus maestros a los que visiblemente tampoco les interesa esto. Allí les explicarán que los “primitivos” usaban los cuernos de ciervo como perchero o como hacían botellón con ciertas hierbas alucinógenas. Aun así, los tiernos infantes prefieren el Acuapark).
         Pero tú sigues de largo. Pasado el río se inicia uno de los paisajes más hechiceros de Galicia, sombreado por carballos centenarios, muérdagos y laureles, mientras en la bóveda del cielo resuena el quejido del miñato. Pasas un pueblo esculpido en granito salpicado de flores sencillas y coloristas, Fentans, y ya pronto tienes a la izquierda el indicador de la zona arqueológica. Ojo, es lo único señalizado; a partir de aquí solo tu intuición o suerte te permitirán disfrutar del más asombroso de los conjuntos arqueológicos de Galicia. Su valor antropológico y cultural es inmenso.

         La visita es a pie; si alguna duda tenías, unos puntiagudos pedruscos de cuarzo te lo recordarán.           En la zona existen varios conjuntos artísticos, pero salvo que seas un profesional o vayas acompañado de serpa, con que seas capaz de localizar uno ya puedes darte con un canto en los dientes. Acuérdate: vas a estar solo, aquí no vienen niños esclavizados, en realidad no viene nadie. NADIE. La personal fórmula de Jacques para llegar es: sigue el camino unos doscientos metros, hasta que llegues a un cambio de rasante. Al llegar allí, gira la cabeza a la izquierda en dirección a la espesura. Una vez acostumbrada la vista verás un eucalipto muy delgado doblado en “V” invertida: es por ahí. Relájate, deja que te pase el cabreo, porque vas a ver cosas increíbles.

         La Pedra das Ferraduras es una especie de comic que a través de diversas escenas describe la vida y la cultura de hace unos cuatro mil años. Está panelado en cuatro espacios perfectamente diferenciados; el superior, como una especie de techo de la roca; y los tres laterales: izquierda; centro y derecha; estos últimos en un plano inclinado para facilitar su visión. Su carácter monumental salta a la vista, al estar orientado a un amplio valle enmarcado por montañas. Acompaño un plano esquemático tomado del libro de la fundación Barrié que tiene el inconveniente que no refleja los cuatro paneles, perfectamente apreciables sobre el terreno.




         EL PANEL SUPERIOR, la zona de arriba, puedes observarlo desde el terreno alto de los alrededores. Consiste en una serie de huellas de ungulados (ciervos, corzos…) que son conducidos hacia una empalizada. Las pisadas están representadas con gran realismo y se derraman por el borde de la roca, hacia los paneles laterales.


         EL PANEL IZQUIERDA, ya de los laterales, muestra una escena de caza. Un hombre con lanza acosa a tres ciervos, en cuyos lomos se observa un gran número de proyectiles clavados (flechas, venablos…). Una característica, que será general en la obra, es el pequeño tamaño de los humanos en relación a los restantes objetos, reflejo quizás de la sensación de pequeñez del hombre primitivo frente a las ciegas fuerzas de la naturaleza.



         EL PANEL CENTRAL es el más espectacular, por su reflejo palmario del orden social vigente a la sazón. A la cabeza (arriba), el jefe guerrero dotado de una fenomenal espada que multiplica varias veces su tamaño; fíjate bien, allí está el hombrecillo con su escudo redondo. Para reforzar su prestigio, también cuenta con un puñal de espiga (a la izquierda). ¿Está claro cual era la fuente del poder? Las espadas metálicas, primero de cobre y luego de bronce, eran la auténtica “arma de destrucción masiva”. Comparadas con su devastador poder, el hombre era una verdadera mingurria.




         Mas abajo, el brujo o druida, el poder religioso, del que hay un par de ejemplares conocidos como “ídolos-dedo” ya que la separación entre la cabeza y el hábito recuerda la de la uña del dedo.




         Y más abajo aun ¿quién?, los trabajadores, claro. Si te fijas, verás un par de enanitos afanándose en alfileretear con sus flechas y lanzas a unos pobres ciervos que pasaban por allí.

         EL PANEL DERECHA muestra otro druida, cuyo tatuaje facial es muy visible, así como, de nuevo, un hombrecillo practicando las artes de la caza, tal vez para dar de comer al poderoso tatuado.





         Es palmaria la sensación de estar asistiendo a un mundo antiguo y mágico, perdido en las brumas del tiempo. Convendrás conmigo en que el valor antropológico y cultural de estos grabados es superior al de las cuevas de Altamira: aquí se muestra un mundo ante tus ojos, no un plano estático. Con la ventaja de que aquellas son Patrimonio de la Humanidad mientras que esto es Putrimonio de la Humanidad: ya se han plantado eucaliptos alrededor para que todo estalle al primer incendio. Aprovecha si te interesa: esto ya no lo podrán ver tus hijos.


         En cuanto a la vuelta, recuerda, siempre por Ribadumia con la que puedes enlazar vía Moraña y Porranes. Volver por Pontevedra en bici a esas horas, viene a ser una variedad de hacerlo en Malasia Airlines.      

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