miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL ESTADO DEL BIENPUFEAR

Ahora ya lo sabemos y, como los demás también lo saben, podemos hablar sin tapujos: hemos construido un estado basado en el pufo: el Estado del Bienpufear. Tan magnífica construcción, que se ha llevado a cabo en el increíblemente corto plazo de dos años (del 2008 al 2010), se ha basado en tres sólidos pilares.
El primero, el déficit público, o sea gastar más de lo que se ingresa. Si hasta el 2007-2008 España era un país vulgar, que gastaba lo que tenía, a partir de esa fecha nuestros gobernantes se pusieron las pilas. En un plazo de dos años del que podemos presumir sin falsa modestia que ha sido el record mundial (¡Ríete tú de la roja!) hemos pasado de un déficit cero a uno del 13% del PIB, es decir de todos los bienes y servicios, incluidos los comercios de pipas. La cosa no ha sido fácil y ha requerido de hábiles estratagemas: El plan E, con su hacer y deshacer de aceras, la garrapiñota autonómica, el regalo de 400 euros a cada ciudadano, subvencionar molinillos de viento para producir electricidad lo más cara posible… Ideas sencillas pero que a nadie se le habían ocurrido y que estaban ahí, a disposición de las preclaras mentes de nuestros gobernantes. Este “primer pilar” se complementa con el de la deuda para pagar a pensionistas, médicos y maestros para la que (como los ahorradores son unos sosos), cada vez es más difícil encontrar a quien pedir prestado. ¡Que acreedores más maniáticos! ¡Mira que querer que les devuelvan la pasta! ¡Atiendan a las propuestas del candidato socialista, hombre! ¿Qué más les dará si suspendemos pagos un par de años… o para siempre?
El segundo pilar, la quiebra de la banca. El procedimiento con el que nos hemos deshecho de nuestras antaño sólidas Cajas y Bancos también ha sido un prodigio de ingenio latino. La maniobra (¡Muy celebrada por fiscales anti-corrupción e inspectores del banco de España!) ha sido en esencia la siguiente (me refiero a las últimas operaciones):
Pues nada, se coge a un amigo y se le dice que compre un erial o un terreno a monte. Por supuesto nada calificado como solar, eso sería muy caro. Pongamos que es rumboso y paga 10.000 euros por el terrenito. Por el medio, el amigo sugiere que está en “trámites de compra” del concejal de urbanismo para recalificar aunque nadie crea verdaderamente en ello. Y ahora, es cuando viene la magia española: Se le prestan cien millones de euros para promover… digamos que 500 viviendas y un campo de golf. Por supuesto, jamás se harán, ni se puede. La cosa ya casi está hecha; ahora una serie de empresas muy vinculadas a la famiglia van retirando millón a millón los cien milloncitos. Y colorín colorado, se cede “en pago de deudas” a la Caja o Banco el terreno donde triscan los conejos y la empresa (llamada APANDADORES S.L.) proclama su triste final en un Concurso de Acreedores. ¿El dinero? El dinero, según la mayor o menor apariencia de legalidad que se haya conseguido, se pone Luxemburgo, Suiza; Jersey o islas Caimán. Ojo, es importante: por este mismo orden de preferencia.
La misma operación ha sido repetida hasta la saciedad con ligeras variantes. A día de hoy, esos Bancos y Cajas protestan indignados porque no consiguen financiación en los mercados internacionales ¡a pesar de contar con tan excelentes activos en sus balances!
El tercer pilar es usted ¿recuerda mister mileurista? Pide 100.000 al banco para el piso y le preguntan si es idiota. ¿Acaso ha estado usted alguna vez en las Maldivas? ¿Acaso tiene un Audi A-4? No, claro. Pues ahora mismo sale usted por esa puerta con 200.000: los milagros, suceden. Pero mire, es que el tasador no va a valorar… ¡Pero que cliente más roñoso! ¡El tasador dirá lo que digamos nosotros! El resto de la historia, es actualidad. El paro. Le prorrogan el préstamo para disimular y que no se vaya al pasivo del banco. Otra prórroga. Y así sucesivamente. Por supuesto el banco, que ha pedido su dinero prestado a los famosos “mercados”, no puede devolverlo y tiene que pedírselo directamente al BCE. Este, por su lado, amenaza con hacer una auditoria “en serio” en vez de los famosos stress test. Pero usted estuvo en las Maldivas ¿o no?
En resumen, es como si usted se gasta su capital en juergas y se queda en la ruina. Va a pedir dinero al vecino, que es un jubilado, y este le pregunta ¿con que garantías? Con nada, pero si no me lo prestas te llamaré ¡Mercado! y además ¡Especulador! y ¡Víbora capitalista!
Pues eso es lo que nos queda. A los fondos de pensiones que nos prestaban, y ahora ya no se fían, Jacques les llama en toda la cara: ¡Mercados, que sois unos mercados! ¡Malditos especuladores!
Claro que cuando Zapatero empezó a hacer tonterías, no les llamábamos nada.

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